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MARCELO BONELLI (CLARÍN): "LA INTENSA TRASTIENDA DE LA REAPERTURA DEL DIÁLOGO"
15/04/2008

La intensa trastienda de la reapertura del diálogo

Clarín, Buenos Aires
Después de declaraciones y gestos de dureza, el clima conciliador con el campo parece haberse recuperado. Se busca evitar la vuelta al paro y permitir que se levante la cosecha. Por: Marcelo Bonelli

Tres ministros, dos secretarios y un diputado, así como cerca de una media docena de dirigentes rurales, participaron en la historia secreta de la negociación para poder reflotar hoy el diálogo de la presidenta Cristina Kirchner con el campo.

Alberto Fernández fue el motor de las discretas conversaciones, pero el diálogo también lo mantuvo Javier de Urquiza, y el diputado Felipe Solá fue un emisario secreto. El último fin de semana, el jefe de Gabinete le transmitió a Luciano Miguens, de la Rural, una primera realidad: en el Gobierno existía mucho malestar por el tenor de las declaraciones y la contínua amenaza de volver al paro y los cortes de rutas. Ese mensaje también lo repitieron Martin Lousteau y Florencio Randazzo. Así —dijeron— es imposible retomar las conversaciones.

Participaron en las negociaciones todos los líderes rurales y se sumaron segundas líneas como Pedro Apaolaza y Ulises Forte. Los dirigentes contragolperon: la dureza obedecía a un intento de conformar a las asambleas agrarias que no estaban controladas. También, a responder a actitudes desafiantes de Guillermo Moreno. El secretario de Comercio no sólo no liberó el mercado de trigo, sino que envió una circular ratificando su cierre. Eduardo Buzzi y Mario Llambías pidieron, en comunicaciones con el jefe de Gabinete, que haya un gesto de la Casa Rosada para contener los reclamos espontáneos. Ahí surgió la fórmula política para contener a todos: el pedido conciliador de audiencia de la Mesa Agraria iba a ser respondido con una invitación al diálogo por parte de la Presidenta. La reunión de hoy será netamente política y apuntará a descomprimir la crisis. Se hace con un claro clima conciliador: la cúpula agraria quiere evitar la vuelta al paro y permitir la actual cosecha.

La Casa Rosada no está dispuesta a sufrir otro conflicto que erosione su capital político. Cristina Kirchner quiere dejar atrás este mal trago. El reinicio del dialogo permitirá avanzar en una propuesta superadora, que se trabaja al máximo nivel con el aval de la Presidenta.

Cristina Kirchner quiere lanzar un programa de gobierno, con el respaldo de la CGT y los empresarios. Se trata del "Acuerdo del Bicentenario", que incluirá metas económicas, pero que también podría contener políticas inmediatas contra las expectativas inflacionarias.

La Presidenta le pidió a la Unión Industrial, la Cámara de la Construcción, los banqueros y la Bolsa de Comercio que trabajen con la CGT en ese paquete. Después de la reunión de hoy, se podría incorporar al campo.

Hubo ya dos herméticas reuniones en la Bolsa de Comercio lideradas por Adelmo Gabbi y negociaciones con el equipo de Hugo Moyano. Hay interés de incluir pautas macroeconómicas, que apuesten a una desaceleración inflacionaria.

Antes, los empresarios esperan una señal oficial en torno del conflicto que afecta a Techint. La decisión de Venezuela de estatizar SIDOR complica la política exterior y la alianza argentina con Hugo Chávez. La UIA pidió la intervención del Gobierno y ayer la Asociación Empresaria Argentina manifestó su preocupación. Hasta ahora existe un hecho concreto: se anunció la estatización, pero no se instrumentó. Así, aún hay espacio para negociar.

Ayer —según confirmó Clarín— intervinieron en el tema la Presidenta, el ex presidente Néstor Kirchner y el ministro Julio De Vido. Lula envió a un emisario a Caracas y Paolo Rocca llega hoy a Buenos Aires desde México.

Martín Lousteau no estará en la cumbre con el campo. Anoche inició una misión clave: tendrá este mediodía en Washington un encuentro bilateral oficial con Henry Paulson. La reunión es trascendente, pues será la primera vez que el Tesoro de EE.UU. recibe en audiencia oficial a un ministro de Economía argentino después del canje de la deuda. Pero el contacto no será sencillo: Paulson también le transmitirá la preocupación del Grupo de los 7 por los desajustes macroeconómicos. En Washington —y más en un ex financista como Paulson— influyen mucho las evaluaciones muy críticas de Wall Street. Los gurú mezclan datos reales con su intención política de que Argentina finalmente trastabille, como preanuncian sin éxito desde el 2002. Ahora los informes —después del paro agrario y su costo político— son hipercríticos: hablan de fin de una etapa económica y de aceleración de la inflación. Lousteau contestará que, para el Gobierno, la consistencia económica está dada por el fuerte superávit fiscal y el nivel récord de reservas. También intentará darle una respuesta a algo cada vez menos entendible: el manipuleo del INDEC. Clarín ya había anticipado que el Fondo iba a objetar públicamente los datos oficiales de inflación. Héctor Torres, el delegado argentino ante el FMI, intentó desacreditar la primicia y difundió una versión antojadiza de la realidad. Y este miércoles el Fondo confirmó las objeciones en un documento público.

Para Torres no fue una buena semana: Lousteau lo culpó ante Alberto Fernández de haber filtrado que se ofreció pagar un 20% al contado al Club de París. Por eso, el ministro tiene un objetivo preciso en el encuentro con Paulson: solicitar a EE. UU. ayuda para poder iniciar negociaciones y sacar del default la deuda del Club de París.

Cristina Kirchner —aunque se desmienta— habló del tema con Nicolas Sarkosy. Argentina pidió el apoyo de Francia a la negociación financiera.

Fue una conversación política, que derivó en una instrucción de Sarkozy a Fran©ois Fillon, el primer ministro de Francia: precisamente bucear una fórmula para poder ayudar y evitar que la Argentina tenga que cancelar la deuda al contado.


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