CARLOS PAGNI
Pendones y tipografía que hubieran agradado al Duce. Discursos que convocan a la épica. El propósito de dar mil batallas desde una agrupación, Las Fuerzas del Cielo, que se autopercibe como “el ejército de Javier Milei”, su “guardia pretoriana”, su “brazo armado”. Por momentos, esa mística militar adquiere inflexiones literales. Daniel Parisini, el apasionado “Gordo Dan”, habló de defender al Presidente “hasta con la propia vida”. Tanta vibración tanática disimuló un detalle muy significativo para el porvenir de la política. En todas las arengas pronunciadas el sábado pasado en San Miguel se expuso la pretensión de los organizadores de integrar las listas legislativas de La Libertad Avanza del año que viene. La legión de tuiteros se transfigura en una agrupación de profesionales del poder.
Es imposible negar legitimidad a esa aspiración. Muchos de los integrantes de Las Fuerzas del Cielo son jóvenes, como los seguidores más fervorosos de Milei. Apoyaron al Presidente desde que no tenía casi reconocimiento popular. Creen en sus ideas y consignas. Están instalados en el corazón del aparato de propaganda del oficialismo, a tal punto que uno de ellos, Juan Pablo Carreira, es el director de Comunicación Digital de la Presidencia.
Presentan otra peculiaridad que los destaca como militantes de La Libertad Avanza: en general, no tienen pasado político. Son outsiders. Como siempre, hay excepciones. Agustín Romo, por ejemplo, procede del corazón de la “casta” bonaerense. Es diputado provincial, preside el bloque libertario y reporta al “Mago del Kremlin”, Santiago Caputo, con fidelidad canina. Agustín es hijo de Carlos Romo, un comerciante de San Miguel que desarrolló sus actividades en las ferias informales que controla Fabián Carballo. Numerosas “saladitas” instaladas en terrenos ferroviarios.
Carballo, un multimillonario que sirvió como soporte a la campaña de Sergio Massa, intervino también el armado de las listas locales de Milei en José C. Paz y San Miguel. Por esa razón pudo continuar ejerciendo una influencia determinante en Trenes Argentinos, la empresa que administra las principales líneas ferroviarias. Otro Romo, Martín, es el próspero administrador de una estación de servicios de YPF, instalada en la esquina de Santa Ana y Balbín, también en San Miguel. Se la habría asignado Guillermo Garat, socio de Santiago Caputo y su representante en el área institucional de la petrolera. Los Romo marchan en sentido inverso al resto de los organizadores del acto del sábado pasado: mientras estos descienden con parsimonia desde el Cielo, Carlos y Agustín intentan levantar vuelo desde el barro del conurbano.
El reclamo de integrar las listas de legisladores nacionales y provinciales produce algunas incomodidades. Los “celestiales” aclaran que su “bautismo de fuego” no es un movimiento contra Sebastián Pareja, pero que pretenden “ampliar lo que hay”. Pareja es el presidente de La Libertad Avanza en la provincia, encargado de organizar la oferta electoral del año próximo. Él también proviene, como los Romo, de las entrañas del aparato peronista. Tal vez por eso no se atreve a caracterizarse como “fuerza del cielo” y se conforma con las amenities de un modesto purgatorio. Sin embargo, así como son agresivos, los “pretores” de Milei son disciplinados. Antes de organizar su lanzamiento pidieron permiso a Karina Milei, responsable última del aparato oficialista. Hicieron bien: la hermana del Presidente tiene ciertas reservas con los Romo, alimentadas por la concejal Noelia Oxley, su representante en San Miguel.
Los aguerridos dirigentes de Las Fuerzas del Cielo tienen todavía un largo camino que recorrer para dotar a su retórica de una mínima armonía argumental. Alberto Benegas Lynch (h) ya se encargará de explicarles que la doctrina liberal no hace juego con el fanatismo personalista. O de recordarles que el espíritu crítico que pretende inspirar a la política desde los tiempos de la Ilustración resulta incompatible con clasificaciones del tipo “nosotros vs. los hijos de puta”, que se propuso el sábado en la Sociedad Italiana.
Los mismos gladiadores del Presidente incurren en contradicciones conmovedoras cuando quieren definir el papel del periodismo. En ese lanzamiento de San Miguel se insultó a la prensa independiente en general, y con especial dedicación a algunos profesionales que desatan la obsesión de Milei, como Marcelo Longobardi. Sin embargo, cuando se refieren a los medios periodísticos de otros países, cambian de vara con ingenuidad infantil. Por ejemplo, la crónica que La Derecha Diario, el portal fundado por Carreira, dedica a la campaña electoral del Uruguay, despedaza al candidato del Frente Amplio Yamandú Orsi porque “patotea a comunicadores y menosprecia a la prensa libre”. Con una capacidad de disociación envidiable, la página de Carreira, el adorable Juan Doe de X, sostiene, refiriéndose a Orsi: “Estos estilos violentos con los medios de comunicación recuerdan a su dictador comunista favorito, Nicolás Maduro. El tirano cuando recién asumió en el gobierno de Venezuela en 2013 empezó, poco a poco, a patotear y agredir a los reporteros, para luego transformarse en el tirano bestial que hoy conocemos”. Lo que en el Caribe, o en la orilla oriental del Plata, es autoritarismo, en Buenos Aires es pluralismo libertario. Difícil hacer encajar las piezas de este rompecabezas. Habrá que seguir intentando.
El lanzamiento de los cruzados de Milei tiene un significado que excede la vida interna de La Libertad Avanza. Es la apuesta a una radicalización que resulta cada vez más incompatible con una alianza en la que confluyan corrientes diversas. Los promisorios números de la economía y la victoria de una receta familiar en las elecciones de los Estados Unidos convencen a los estrategas del Gobierno de la conveniencia de no pactar con el Pro de Mauricio Macri. Esa decisión tiene consecuencias importantísimas en la provincia y, sobre todo, en la Capital, donde Karina Milei respalda a un bloque opositor a Jorge Macri.
El impulso para que los tuiteros se conviertan en diputados procede del “Mago” Santiago Caputo. Él inspira la estética imperial de la comunicación y de los actos. La lleva en la sangre: sospecha ser la reencarnación de un patricio romano. Más aún, entiende que la civilización debe ser rescatada de su decadencia actual, que se origina en el desatino de haber abandonado los ideales de la antigua Roma. Caputo también acuñó la última invención verbal del oficialismo: la caracterización de todo lo que se le opone como “el partido del Estado”.
Mientras lanza esas bengalas libertarias, el principal asesor del Presidente se dedica a controlar con minuciosidad las palancas del Estado. Sobre todo, las de los rincones más opacos. La operación más audaz sigue estando en ARCA, la antigua AFIP. Allí su principal alfil, el titular de la DGI, Andrés Vázquez, está por ordenar una de sus misiones principales: una salida presentable que permita a las tabacaleras evasoras de impuestos seguir a salvo de sanciones pecuniarias. La más comprometida es Tabacalera Sarandí, de Pablo Otero. Las nuevas autoridades estarían por crear una división especial para esas empresas, dentro del área de grandes compañías nacionales. Allí deberán dictaminar si los 50 millones de dólares que expuso Otero en el último blanqueo se pueden aplicar a parte de la deuda que tiene su tabacalera por ventas subfacturadas. El trámite debe terminar de una manera muy precisa: con una denuncia de ARCA en el fuero penal económico. Vázquez podrá decir: yo cumplí y denuncié. Y Otero seguirá dilatando plazos con la colaboración de los jueces complacientes que lo vienen ayudando desde hace muchos años. ¿Es verdad que el plan general de esta operación se ejecuta desde la Casa Rosada? ¿El responsable es Manu “Trapito” Vidal, primo de Tomás Vidal, a su vez socio del “Mago” Caputo en la consultora Move? Misterios del partido del Estado.
Otero, el dueño de Sarandí, sigue confiando en el blindaje que le ofrece la política. Dicen que llegó hasta Las Fuerzas del Cielo de la mano de Cristian Ritondo, el entrañable “Pucho”, y de Diego Santilli. Y que por medio de ellos contactó a José Luis Espert. Pero su influencia es mucho más amplia y tocaría inclusive a Nicolás “Nicky” Caputo, el hermano de la vida de Macri, al magnate Eduardo Cohen y al productor mediático Martín Kweller.
La burocracia impositiva de ARCA acaba de tener un cimbronazo en Rosario. El viernes la Justicia allanó el despacho del juez federal Marcelo Bailaque. Es el magistrado que ganó una triste notoriedad por sus presuntas complicidades con Esteban Alvarado, el jefe narco al que, en teoría, debía investigar. Esa componenda adquirió verosimilitud cuando se descubrió que Bailaque contrató en su juzgado a Sebastián Mizzau, hijo del contador de Alvarado, Gabriel Mizzau. El profesional prestaría servicios también al juez. Es decir, investigador e investigado compartían el estudio contable.
El allanamiento complica a los funcionarios de ARCA en Rosario, en especial a Carlos Vaudagna, por la denuncia contra un grupo de empresarios, operadores de una mesa de dinero, que recibirían información privilegiada de la oficina impositiva, con el beneplácito del juez. Las ramificaciones de las irregularidades de Bailaque son extensísimas. Llevaron a la cárcel a un funcionario de la SIDE que había sido liberado por él. Y también complican a agentes que trabajan en el control de la Hidrovía. Este avance de la Justicia, protagonizado por fiscales como Juan Argibay, Federico Reynares, Walter Rodríguez y Roberto Salum, y por el juez Eduardo Rodríguez da Cruz, hubiera sido imposible sin el seguimiento tenaz de la diputada socialista Lionella Cattalini. Enorme desafío para Caputo, que maneja ARCA y la SIDE, y se propuso desmontar el Partido del Estado.
Bailaque es el nudo de una red extensísima de relaciones peligrosas, que deberían quedar expuestas hoy en el Consejo de la Magistratura, donde se ventilará su caso. Entre los cargos que se le formularon está también el de proteger al polémico empresario Fernando Whpei, con quien habría viajado al exterior en abril pasado. No es el único juez amigo de este controvertido hombre de negocios. Ex dueño de Radio Rivadavia, Whpei estuvo involucrado en varias causas judiciales, sobre todo por el manejo de fondos de la Mutual de Jubilados, Pensionados y Retirados Provinciales, que controla junto con su hermano Guillermo. Fernando Whpei ganó una fugaz notoriedad hace un par de años por otras vinculaciones. Se lo señaló como contertulio habitual de la residencia de Olivos durante la gestión de Alberto Fernández. Llegaba allí de la mano de Sofía Pacchi, por entonces amiga de Fabiola Yañez. Pacchi es hoy una de las principales testigos en contra de la ex primera dama en la causa en la que está imputado Alberto Fernández. Dan ganas de adherir a la enloquecedora premisa de Cristina Kirchner: todo tiene que ver con todo.