La inversión mundial en energías renovables y eficiencia energética alcanzó los US$ 0,9 billones en 2023, muy por debajo de los US$ 3,8 billones necesarios anualmente hasta 2030.
En 2025 se cumplen diez años desde la adopción del Acuerdo de París. A pesar de que el año pasado se registró un crecimiento récord en la implementación de energías renovables, los avances no están a la altura de lo que se necesita para abordar el cambio climático y permitir el desarrollo sostenible para todos.
Las estimaciones iniciales de capacidad de energía renovable agregada en 2024 sugieren un nuevo récord, de más de 530 gigavatios. Sin embargo, siguen estando por debajo de lo que se requiere cada año para alcanzar el objetivo de adiciones instaladas de 11,2 teravatios para 2030.
1500 delegados, en representación de 140 países de la membresía global de IRENA, se reunieron para la 15ª Asamblea de IRENA bajo el lema “Acelerar la transición a las energías renovables: el camino a seguir”.
“Este tema fue cuidadosamente elegido”, comentó Director General de IRENA, Francesco La Camera, al dar la bienvenida a los líderes de la energía en Abu Dhabi.
“Refleja y se hace eco de la urgencia de diseñar políticas y estrategias que prioricen la seguridad energética, impulsen el desarrollo socioeconómico y movilicen soluciones financieras innovadoras para impulsar la transformación energética global”, agregó.
2024 fue el año más caluroso registrado en todo el mundo. Y las recientes crisis políticas y socioeconómicas mundiales han puesto de relieve los riesgos de que las economías dependan en gran medida de los combustibles fósiles, propensos a las sacudidas de precios y la volatilidad.
Los resultados de la COP28 y la COP29, así como la próxima actualización de los planes climáticos nacionales (NDC 3.0), son oportunidades para que el mundo corrija el rumbo y acelere la transición energética basada en las energías renovables.
Selwin Hart, Asesor Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre Acción Climática y Transición Justa, recordó que el mundo en desarrollo no debe quedar atrás en las transiciones energéticas. “Todos estamos comprometidos a apoyar al mundo en desarrollo y a los países para superar las diferencias y garantizar que, en un mundo dividido y complejo, todos sigan centrados en garantizar un futuro justo y próspero para todos”, afirmó.
En un momento en que los países en desarrollo necesitan multiplicar por seis las inversiones en energía limpia para cumplir los objetivos climáticos globales, el ministro de Minas y Energía de Brasil, Alexandre Silveira de Oliveira, en representación de la presidencia saliente del G20 y la entrante de la COP30, enfatizó que las NDC 3.0 deben aumentar la ambición.
Además, entregó oficialmente la invitación a IRENA para albergar la Secretaría de la nueva Coalición Global para la Planificación Energética. La nueva coalición lanzada por el G20 promoverá la planificación energética como una herramienta para acelerar las inversiones en energía limpia en los países en desarrollo.
Los delegados que asistieron a las más de 15 sesiones durante los dos días de la Asamblea coincidieron en que acelerar la transición depende de priorizar acciones en torno a facilitadores clave como la modernización y expansión de la infraestructura, la adaptación de políticas y mercados y la creación de capacidades institucionales y humanas, además de movilizar inversiones.
La inversión mundial en energías renovables y eficiencia energética alcanzó los US$ 0,9 billones en 2023, muy por debajo de los US$ 3,8 billones necesarios anualmente hasta 2030.
Además, el despliegue de las energías renovables sigue siendo desigual desde el punto de vista geográfico: el 85% de la capacidad instalada se concentra en los países desarrollados y solo el 1,6% en África, como se desprende del informe World Energy Transitions Outlook de IRENA. Unos 700 millones de personas en todo el mundo siguen sin tener acceso a la electricidad.
En otras partes del mundo existe una amplia disponibilidad de financiación para proyectos de energía renovable que se consideran "financiables", pero este enfoque sigue obstaculizando la financiación de la energía renovable en toda África.
Se trata de un desafío que la Asociación Acelerada para las Energías Renovables en África (APRA, por sus siglas en inglés) pretende abordar. En el primer Foro de Inversión de la APRA organizado por IRENA con Kenia se presentaron 25 proyectos, con una capacidad combinada de 1 GW y un costo de proyecto de US$ 2.700 millones.
La Plataforma de Financiamiento del Acelerador de la Transición Energética (ETAF) de IRENA colabora actualmente con 14 instituciones asociadas, que han prometido más de US$ 4.000 millones a la iniciativa.
En la Misión 300, nos hemos propuesto proporcionar acceso a la electricidad a 300 millones de personas, dijo Kevin Kariuki, vicepresidente de Energía, Clima y Crecimiento Verde del Banco Africano de Desarrollo, pero “a menos que abordemos las barreras y creemos un entorno propicio, así como reformas, no llegaremos a ninguna parte”.
Para reducir la brecha financiera se necesitan mejores condiciones de financiación mediante la mitigación de los riesgos de los países, la reducción de los riesgos cambiarios y el aumento de la disponibilidad de financiación en condiciones favorables y mecanismos innovadores.
Los delegados también reconocieron que el año 2025 es un momento importante para el multilateralismo y la respuesta mundial a la crisis climática. IRENA ha ayudado a más de 100 países a revisar sus planes climáticos nacionales (NDC) mediante el desarrollo de vías claras de reducción de emisiones y la determinación de las necesidades de inversión asociadas a cada uno de ellos.
Los desastres climáticos, cada vez más frecuentes e intensos, siguen afectando de manera desproporcionada a los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID), cuyos costos anuales de adaptación ascienden a US$ 26.000 millones, aproximadamente el 5% de su PIB colectivo.
La continua dependencia de combustibles y alimentos importados y costosos agrava estos problemas, lo que ejerce una presión aún mayor sobre sus economías. Desde 2014, IRENA, a través de su Iniciativa Faro para los PEID, entre otras, ha estado trabajando con 40 PEID, facilitando 331 actividades de asistencia técnica, que incluyen recopilación de datos, elaboración de hojas de ruta, creación de capacidad y facilitación de proyectos.
Para el sector privado, los objetivos y políticas claros para desplegar capacidad de energía renovable deben complementarse con compromisos más amplios de expansión y modernización de los sistemas de transmisión y distribución para dar cabida a una proporción cada vez mayor de energías renovables en los balances energéticos nacionales.
Los diálogos de la Asamblea con representantes del sector privado, como el Diálogo público-privado de la Coalición para la Acción y la Alianza de Empresas de Servicios Públicos para el Cero Neto (UNEZA), tienen por objeto apoyar la reforma regulatoria y la modernización y expansión de la infraestructura para atraer a socios del sector privado, ya que este sigue siendo un importante obstáculo en la actualidad. Otra barrera importante para el despliegue de capacidad de energía renovable que enfrenta el sector privado es el lento ritmo de tramitación de permisos.
Los delegados de la Asamblea concluyeron que no puede haber solución a la crisis climática sin consenso. Envían un enérgico llamado a que el mundo fortalezca e intensifique su cooperación para acelerar la transición y garantizar que se desarrolle de una manera justa y equitativa que evite dejar atrás a los más necesitados en todo el mundo.enes.