ASAMI MIKETA
Aunque las inversiones globales relacionadas con la transición alcanzaron un récord de 2 billones de dólares en 2023 , el mundo enfrenta un desafío crítico: los patrones actuales de inversión están desproporcionadamente concentrados en las economías avanzadas y unos pocos grandes mercados emergentes como China, India y Brasil. Mientras tanto, gran parte del mundo en desarrollo recibe solo el 10% de las inversiones en transición energética. Este desequilibrio pone en peligro no solo el ritmo de la transición energética sino también la distribución equitativa de sus beneficios.
Este desequilibrio pone de relieve la importancia de contar con marcos nacionales sólidos de planificación energética, respaldados por colaboraciones internacionales, que son fundamentales en todos los ámbitos pero que resultan especialmente prometedores para abordar los problemas de falta de inversión en el Sur Global. Al mejorar las condiciones propicias para la inversión en regiones que actualmente carecen de fondos suficientes, esos marcos tienen el potencial de impulsar avances significativos en la aceleración de la transición energética.
Para lograrlo, es esencial contar con un marco institucional bien establecido, junto con un proceso de planificación bien coordinado y transparente. Estos marcos permiten a los países crear estrategias de inversión sólidas, abordar los riesgos potenciales, generar confianza entre los inversores y atraer capital privado. Además, una buena alineación entre los procesos de planificación climática y energética mejora la credibilidad de los resultados de la planificación, lo que es clave para desbloquear la financiación climática. Brasil, que ocupó la presidencia del G20 en 2024, es un ejemplo convincente del potencial transformador de la planificación energética a largo plazo. Al implementar un proceso integral de reducción de riesgos (que implica una gobernanza eficaz del proceso de planificación, los instrumentos financieros y la ejecución de los proyectos), Brasil ha impulsado significativamente las inversiones en su sector de energía renovable.
Durante las discusiones del Grupo de Trabajo sobre Transición Energética del G20, Brasil encabezó la creación de la Coalición Global para la Planificación Energética (GCEP, por sus siglas en inglés). Esta iniciativa tiene como objetivo mejorar los esfuerzos nacionales de planificación a nivel mundial fomentando la colaboración internacional, creando capacidad institucional y facilitando el intercambio de conocimientos. Este enfoque busca empoderar a los países, especialmente en el Sur Global, para fortalecer sus capacidades de planificación energética y desarrollar y ejecutar sus propias estrategias de transición energética, determinadas a nivel nacional.
El GCEP aprovecha los conocimientos de la Red Global de Escenarios Energéticos a Largo Plazo (LTES) , una red de instituciones nacionales de planificación energética en diferentes regiones y contextos de desarrollo. La red LTES brinda apoyo sostenible a través de asociaciones inclusivas y sabiduría colectiva. Fomenta la colaboración entre todas las regiones (Norte-Norte, Norte-Sur, Sur-Sur y Sur-Norte), reuniendo a los promotores de la planificación energética para compartir conocimientos, abordar desafíos comunes y fortalecer sus procesos de planificación.
El éxito de la red LTES se ve amplificado por las alianzas con organizaciones clave, entre ellas la Agencia Internacional de Energía, el Banco Mundial y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Al mismo tiempo, la colaboración con la Clean Energy Ministerial (CEM) ha profundizado la participación de los miembros. Con la orientación de Dinamarca y Alemania, la LTES se ha convertido en uno de los programas más activos e impactantes de la CEM en los últimos seis años.
Uno de los temas principales de la red LTES es cómo utilizar eficazmente los procesos de planificación energética a largo plazo para movilizar fondos. Mediante la recopilación de numerosos ejemplos del mundo real y el asesoramiento de los financieros, la red ha identificado tres áreas clave en las que una planificación energética eficaz puede respaldar la movilización de inversiones:
1- Crear condiciones propicias: la planificación energética puede ayudar a diseñar regulaciones y políticas con visión de futuro, abordar posibles cuellos de botella a lo largo de la cadena de valor y empoderar a los gobiernos para que tomen decisiones informadas.
2-Atender las necesidades de los inversores: los planes a largo plazo se vuelven más accesibles para los financistas cuando también incluyen planes de inversión y estrategias financieras a corto plazo, un compromiso activo con el sector financiero y un enfoque en los beneficios socioeconómicos.
3-Garantizar la credibilidad mediante una gobernanza sólida: los planes deben ser creíbles, con una comunicación clara para promover direcciones políticas, con procesos participativos para identificar riesgos y aumentar los alineamientos entre las partes interesadas, incluidos marcos de gobernanza bien coordinados para aumentar la confianza, la confiabilidad y la rendición de cuentas de los planes.
Estas conclusiones abordan directamente las cuestiones clave planteadas por el GCEP, que explora el vínculo crítico entre planificación y financiación. Otro objetivo fundamental del GCEP es la racionalización de las iniciativas internacionales de creación de capacidad en materia de planificación energética, que cuenta desde hace tiempo con el apoyo de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).
Un ejemplo notable del apoyo de IRENA para equipar mejor a los países con las herramientas y estrategias necesarias para movilizar la transición energética es su colaboración con la Agencia de Desarrollo de la Unión Africana en la elaboración del Plan Maestro del Sector Eléctrico Continental (PMC). La colaboración incluye un programa de creación de capacidad que ayudó a los expertos del pool eléctrico africano a desarrollar una capacidad institucional sostenible para preparar y mantener el PMC. En estrecha colaboración con otros asociados, en particular el OIEA, el programa combinó los conocimientos locales con herramientas avanzadas para abordar desafíos singulares y apoyar el desarrollo sostenible.
La diversidad de enfoques en la planificación energética permite a los países diseñar marcos de planificación adaptados a sus circunstancias particulares. En este sentido, los países pueden tomar decisiones informadas para dar forma a sus propias transiciones energéticas, basándose en datos sólidos, metodologías sólidas y la participación inclusiva de las partes interesadas, en lugar de utilizar soluciones tecnológicas predefinidas que podrían no ser adecuadas para sus respectivos contextos.
A través del GCEP, se elevan estos principios de gobernanza y colaboración, reforzando la implicación nacional y la planificación inclusiva como pilares centrales de la transición energética global. Además, el GCEP ofrece una plataforma más amplia para que los países participen en una amplia gama de iniciativas internacionales, destacando la importancia de todas las iniciativas de planificación energética para mejorar el papel de la planificación energética como herramienta para movilizar inversiones en la transición energética.