W. SCHREINER PARKER

El mercado mundial del gas natural licuado (GNL) ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, impulsado por diversos factores, entre ellos la demanda energética y la dinámica geopolítica.

Desde una perspectiva holística, el GNL tiene sentido ya que muchos países están cambiando hacia fuentes de energía más limpias para reducir las emisiones de carbono. El GNL se considera un combustible puente que puede sustituir al carbón y al petróleo en la generación de energía a medio plazo.

Desde una perspectiva geopolítica, el conflicto de Ucrania ha acelerado los esfuerzos de Europa por reducir la dependencia del gas ruso, lo que ha provocado un aumento de los precios generales y un aumento de las importaciones de GNL de Estados Unidos, Qatar y otros proveedores.

Además, el aumento de las inversiones en terminales de regasificación y buques de transporte está facilitando un mayor comercio y acceso al GNL en varias regiones, entre ellas Asia, Europa y los mercados emergentes.

Todo ello ha llevado al desarrollo de nuevas instalaciones de exportación de GNL, especialmente en Estados Unidos, Qatar y Australia. Estos proyectos están aumentando la disponibilidad de GNL en el mercado mundial.

Sin embargo, otros actores están buscando participar en el auge de la exportación de GNL. En América Latina, México y Argentina llaman especialmente la atención, principalmente por sus diferencias más que por sus similitudes.

Argentina tiene un potencial significativo para las exportaciones de GNL debido a sus abundantes reservas de gas natural. El país posee algunas de las mayores reservas de gas de esquisto del mundo, principalmente en el yacimiento de esquisto de Vaca Muerta. Esta formación es fundamental para impulsar la producción de gas natural, que podría redireccionarse hacia las exportaciones de GNL.

El país ha comenzado a planificar la inversión en la infraestructura necesaria para respaldar las exportaciones de GNL, incluidas las instalaciones de licuefacción y las ampliaciones de los ductos. Proyectos como la terminal de GNL de la provincia de Río Negro son cruciales para facilitar estas exportaciones. El presidente Javier Milei firmó recientemente la ley del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (conocido como RIGI por su sigla en español).

Se trata de una medida importante para atraer inversiones importantes en el sector energético de Argentina, en particular para proyectos de gran escala como ductos y terminales de exportación relacionados con el yacimiento de esquisto de Vaca Muerta.

La expansión de las exportaciones de GNL podría proporcionar importantes beneficios económicos para Argentina, incluida la inversión extranjera, la creación de empleo y la mejora de las balanzas comerciales. Si bien el potencial es sustancial, Argentina enfrenta desafíos específicos en este espacio, como obstáculos regulatorios, financiamiento y estabilidad política.

El cronograma de desarrollo de los proyectos de GNL puede ser largo y la ventana de escasez de oferta del mercado global puede no durar demasiado. El gigante sudamericano tiene un potencial prometedor de exportación de GNL impulsado por sus recursos de gas natural y la creciente demanda global. Aun así, se deben superar varios desafíos para aprovechar plenamente este potencial.

El otro país de importancia en América Latina en cuanto a potencial de exportación de GNL es México, pero tal vez no por las razones que uno pensaría. La gran historia del potencial de GNL mexicano comienza en la Cuenca Pérmica, ubicada principalmente en el oeste de Texas y el sureste de Nuevo México.

Esta área es una de las regiones de petróleo y gas más prolíficas de los Estados Unidos. Su producción de gas natural tiene implicaciones significativas para todo México, incluidas las exportaciones de GNL. La Cuenca Pérmica ha experimentado aumentos sustanciales en la producción de gas natural, impulsados ​​por el auge de la extracción de petróleo.

Este gas excedente a menudo se transporta a México, donde puede usarse para la generación de energía doméstica o licuarse para la exportación. La infraestructura mejorada de ductos ha facilitado las exportaciones desde la Cuenca Pérmica a México. Grandes ductos, como el Waha y el Trans-Pecos, conectan la Cuenca Pérmica con México, lo que permite un transporte eficiente del gas.

México tiene una creciente demanda de gas natural, principalmente para la generación de electricidad y el uso industrial. El país depende cada vez más del gas natural estadounidense para satisfacer sus necesidades energéticas, lo que convierte a la Cuenca Pérmica en un proveedor clave.

La bonanza del gas del Pérmico disponible para México ha incentivado el desarrollo de instalaciones de exportación de GNL construidas a lo largo de la costa de Sonora en el Mar de Cortés, que tienen una ventaja geográfica en términos de cercanía a los mercados asiáticos. El gas natural del Pérmico puede alimentar estas instalaciones, posicionando a México como un potencial exportador de GNL a los mercados globales.

Si bien otras exportaciones de GNL se están realizando en México, como el proyecto Altamira de New Fortress, la fuerte relación comercial energética entre los EE.UU. y México, facilitada por los acuerdos comerciales, apoya el flujo de gas del Pérmico hacia México y hace que el volumen potencial de exportación sea enorme.

Sin embargo, la política regional y los cambios regulatorios pueden afectar esta dinámica. La Cuenca Pérmica desempeña un papel crucial en el suministro de gas natural a México, que luego puede usarse para las necesidades energéticas nacionales, convertirse en GNL para la exportación, o ambas cosas.

Esta relación mejora la seguridad energética y los beneficios económicos de ambos países, al tiempo que presenta su parte justa de desafíos.

Los países latinoamericanos pueden y deben aprovechar las tendencias recientes a medida que se transforma el mercado mundial de GNL. Por ejemplo, el GNL se vendía tradicionalmente a través de contratos a largo plazo indexados a los precios del petróleo.

Sin embargo, existe una tendencia creciente hacia contratos a corto plazo y compradores a largo plazo con una alta actividad comercial al contado, lo que hace que los precios sean más estables pero sensibles a las condiciones del mercado.

Esto podría beneficiar a los actores más pequeños o regionales, especialmente Argentina, si intentan abordar los mercados spot brasileños y globales. Eso no quiere decir que el panorama sea completamente optimista. Los desafíos abundan. Las fluctuaciones de precios pueden afectar tanto a los proveedores como a los consumidores, complicando las decisiones de inversión. No todas las regiones tienen la infraestructura necesaria para importar y utilizar GNL de manera efectiva.

Si bien el GNL es más limpio que el carbón o el petróleo, los productores aún pueden reducir las pérdidas de metano durante la extracción y el transporte. Una descarbonización completa de los sectores energéticos plantea preocupaciones sobre su sostenibilidad a largo plazo. En general, el mercado mundial de GNL está evolucionando rápidamente y está influenciado por factores económicos, ambientales y políticos.

Las inversiones en curso en tecnología, infraestructura y cambios en las políticas energéticas globales probablemente darán forma a su futuro. Los países latinoamericanos con la combinación adecuada de reservas, inversión, tiempo y un poco de suerte deberían intentar participar en esta importante historia de suministro global.