El ‘boom’ exploratorio en este territorio de menos de 1 millón de habitantes se evidencia en el hecho de que Guyana cuadruplicó las exportaciones de petróleo de 2020 a 2022
DANIEL SALAZAR CASTELLANOS
Los descubrimientos petrolíferos en Guyana, considerado uno de los países más empobrecidos de Sudamérica, pueden posicionar a este pequeño territorio como uno de los principales productores mundiales de crudo e impulsar su economía como una de las de más rápido crecimiento en todo el mundo en los próximos años; sin embargo, garantizar la disciplina fiscal y realizar un seguimiento continuo de los indicadores macroeconómicos y financieros serán fundamentales para aprovechar este potencial.
La historia reciente de Guyana se partió en dos cuando en el 2015 descubrió importantes reservas de petróleo en alta mar en medio de los planes de transición energética en Latinoamérica y el Caribe, una región altamente dependiente de las divisas generadas por la producción y exportación del crudo.
Guyana cuenta con más de 11.000 millones de barriles en reservas totales de petróleo recuperable y la producción actual se estima en 400.000 barriles de crudo por día.
Desde 2015 y hasta finales de octubre, se contabilizaban al menos 46 descubrimientos petroleros, siendo uno de los más recientes el realizado por la compañía estadounidense ExxonMobil (XOM), operador del bloque Stabroek, en el pozo de evaluación Lancetfish-2.
“El inicio de la producción de petróleo en 2019 dio lugar a una tasa de crecimiento económico sin precedentes, lo que permitió a ese país acumular importantes reservas fiscales y externas”, declaró la representante residente del Banco Mundial (BM) para Guyana y Surinam, Diletta Doretti.
En Guyana, los sustanciales ingresos del petróleo se depositan en el Fondo de Recursos Naturales (NRF, en inglés), un instrumento para gestionar los recursos provenientes del crudo, con una parte que se pone a disposición para el gasto presupuestario de acuerdo con las reglas de retiro en la Ley NRF 2021.
Estos ingresos provenientes de los hidrocarburos se mantienen fuera de la economía para mitigar los posibles efectos del mal holandés y los retiros están definidos a través de Ley del NRF, lo que permite transferencias presupuestarias de aproximadamente el 13% del PIB no petrolero (y alrededor del 35% de los ingresos fiscales) entre 2022 y 2026.
Según Doretti, el aumento de los recursos presupuestarios presenta importantes oportunidades y riesgos para Guyana. Además, considera que los esfuerzos globales de descarbonización para mitigar el cambio climático podrían conducir a una reducción permanente de la demanda de petróleo y otros combustibles fósiles a medio y largo plazo.
“Esto podría reducir tanto los precios obtenidos por la industria petrolera de Guyana como su producción futura. Esta reducción estructural de los precios y la producción afectará a los depósitos de ingresos en el NRF y, por tanto, a las cantidades que pueden transferirse al presupuesto”, analizó.
No obstante, la estrategia de desarrollo con bajas emisiones de carbono de Guyana para 2030 establece que la dependencia de los combustibles fósiles es una fase transitoria, mientras el país invierte en una transición energética y sigue invirtiendo para desarrollar la economía no petrolera de manera sostenible.
EL PANORAMA PETROLERO DE GUYANA
En el bloque Stabroek, que está ubicado frente a la costa de Guyana, se han descubierto cerca de 11.000 millones de barriles de petróleo y gas, por lo que es considerado un punto estratégico para el futuro de la industria de hidrocarburos local.
A propósito de estos hitos petroleros, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) destacó en un informe que Guyana representó el 7% de los descubrimientos mundiales de crudo de 2015 a 2023. En Latinoamérica y el Caribe este país aportó más de la mitad de los descubrimientos de petróleo.
La excolonia británica, que mantiene un pulso con Venezuela por la soberanía del Esequibo (un territorio de casi 160.000 kilómetros cuadrados y rico en recursos naturales), se promociona como un lugar ideal para las inversores petroleras.
Guyana tendría la capacidad de producir el crudo más barato del mundo, lo que podría sustentarse en el hecho de que su capacidad de extracción o de bombeo diaria es hasta cuatro veces más eficiente que la de competidores como Arabia Saudita.
De acuerdo con la información del Banco Mundial, la producción de petróleo en Guyana tiene unos costes de equilibrio bajos, estimados entre US$25 y US$35 por barril, lo que permite una tasa de rendimiento relativamente alta para las inversiones de las compañías petroleras, incluso con una demanda estructuralmente más baja, mitigando las preocupaciones inmediatas sobre las perspectivas del sector Oil & Gas del país.
“Casos como el de Guyana muestran que Sudamérica sigue y seguirá siendo una parte esencial para la oferta mundial de petróleo hasta el final de la década, ayudando a compensar los descensos en otras regiones”, dijo en entrevista con Bloomberg Línea el analista de investigaciones del grupo de gestión de activos británico-estadounidense Janus Henderson, Noah Barrett.
En este sentido, resaltó que las perspectivas frente a la oferta de petróleo en Sudamérica son muy prósperas y siguen creciendo, impulsadas principalmente por los aumentos de producción de Brasil y Guyana, mientras que “en otros países de la región la incertidumbre generada por factores superficiales, como las elecciones regionales, puede mantener el capital externo y las inversiones internacionales al margen en el corto plazo”.
“Aunque el aumento interanual en 2023 debería ser bastante fuerte en Sudamérica, cercano a los 410.000 barriles por día, vemos que el crecimiento del volumen absoluto disminuirá un poco en 2024, debido al calendario que está previsto para la puesta en marcha de proyectos de exploración y explotación en todo el mundo. Aunque las tasas de crecimiento del volumen interanual se reducirán en 2024, seguimos viendo un crecimiento absoluto del volumen, que está por el orden de los 300.000-325.000 barriles por día”, complementó.
Las proyecciones petroleras para Guyana son sobresalientes en el denominado escenario de promesas anunciadas (Announced Pledges Scenario O APS), que es el rumbo que tomaría la región si los gobiernos cumplen con los objetivos climáticos que se trazaron.
De acuerdo con la AIE, en este escenario Guyana podría aumentar la producción de petróleo en 1,3 mb/d (millones de barriles día) entre 2022 y 2035, lo que representaría el mayor incremento entre todos los países analizados.
Estas cifras van en línea con las proyecciones del informe Sovereign Wealth Funds, elaborado por el Center for the Governance of Change de IE University, que indica que la producción de petróleo per cápita en Guyana fue de 0,45 mb/d en el 2022 y para el 2030 la estimación es de 1,25 mb/d.
Esta cifra se obtiene de la relación entre la producción de 0,36 mb/d de petróleo en el 2022 y los cerca de 800.000 habitantes que tiene el país en la actualidad. Entre tanto, para 2030 la relación es de 1 mb/d y una población también sobre los 800.000 habitantes.
¿CÓMO LLEGÓ A CONVERTIRSE GUYANA EN UN JUGADOR CLAVE EN LA INDUSTRIA PETROLERA?
El director del Informe Sovereign Wealth, Javier Capapé, dijo a Bloomberg Línea que “la llegada de inversores internacionales y de grandes operadoras petroleras, tanto en la extracción como gestión de hidrocarburos, permitió convertir a este país en el segundo con mayor volumen de reservas petroleras per cápita del mundo, solo por detrás de Kuwait”.
Javier Capapé, del Center for the Governance of Change, explica que Guyana podrá explotar este potencial petrolero durante algunas décadas más, en tanto que “todavía los ingresos por venta de carbón globales son 10 veces mayores que los de minerales de la transición energética (litio, cobalto y níquel)” y “el esfuerzo global no se va a detener por lograrlo”.
Explica que Guyana se enfrenta a una disyuntiva: “Dejar en el subsuelo (en este caso, en el fondo marino) estos recursos o explotarlos, pues permitirán desarrollar económicamente al país. En este caso concreto, un efecto casi directo del calentamiento global es la subida del nivel del mar que afecta de manera particular a Georgetown, su capital, incluida en la lista de 15 ciudades en riesgo de inundación severa antes de 2030″.
Guyana podría transformarse en el tercer productor de crudo mundial, alcanzando el nivel de mercados miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
El ‘boom’ exploratorio en este territorio de menos de 1 millón de habitantes se evidencia en el hecho de que Guyana cuadruplicó las exportaciones de petróleo de 2020 a 2022.
Las cifras muestran que cerca de la mitad de los cargamentos entregados en 2022 se destinaron a la Unión Europea “para ayudar a sustituir el petróleo ruso, y otro tercio a Asia”, según el reporte World Energy Outlook 2023, de AIE.
De acuerdo con el último reporte del Banco Mundial, mientras la economía de Latinoamérica crecerá solo un 2% en 2023, por debajo del desempeño global, Guyana presentaría un desempeño excepcional con una expansión del PIB del 29% en el 2023; de 38,2% en el 2024 y de 15,2% en el 2025.
La dinámica de crecimiento de Guyana para los próximos años está asociada directamente a la exploración y exportación de petróleo, que genera una mayor diversidad de la oferta, incluso en momentos en los que la demanda podría comenzar a resentirse en medio de los planes de transición energética.
Doretti, del Banco Mundial, espera que Guyana mantenga un alto nivel de crecimiento, con una tasa media anual de crecimiento real del PIB del 27,5% para el horizonte 2023-2025. “Según las proyecciones actuales, esto seguiría situando a Guyana como la economía de más rápido crecimiento del mundo”, resaltó.
Guyana pasó de ser prácticamente invisible en el mercado petrolero, a uno de los mercados en mira de los principales inversores globales en esa industria como Exxon Mobil y Chevron.
Precisamente, Chevron concretó la compra por US$52.000 millones de Hess, obteniendo una participación en el bloque Stabroek, uno de los proyectos petrolíferos más grandes del mundo y que es dirigido y operado por Exxon Mobil Corp. con una participación del 45%.
Chevron adquirió una participación del 30% de Hess en el bloque Stabroek y el resto queda en manos de la firma china CNOOC.
Clara Inés Pardo, doctora en Economía en la Universidad del Rosario de Colombia, manifestó en entrevista con este medio que Guyana ha trabajado un estrategia de crecimiento económico integral impulsando diferentes sectores de la economía, especialmente la producción petrolera.
Destaca el crecimiento del sector no petrolero por la inversión en transporte, vivienda y la obtención de capital humano. Asimismo, resalta que los sectores agrícola, minero y de canteras también se han integrado a este crecimiento con buenos indicadores.
“Es fundamental que con los ingresos del petróleo Guyana diversifique su economía para que logre el desarrollo y no dependa de los combustibles fósiles, teniendo en cuenta su volatilidad en precios. Guyana está invirtiendo en transporte, construcción y otras actividades propias del país, lo cual será un reto para que siga en la senda de crecimiento económico”, indicó.
GUYANA: ¿UN FUTURO SUSTENTADO EN EL PETRÓLEO?
Pero para que el país pueda traducir este potencial petrolero en beneficios para su población y desarrollo requerirá un marco de gobernanza integral para el sector.
Doretti manifiesta que para garantizar que el desarrollo del sector del petróleo y el gas se traduzca en mejores resultados de crecimiento y desarrollo sostenidos, “es fundamental una estrategia a medio plazo para la diversificación económica y el crecimiento en el sector no petrolero, así como el uso y la gestión eficientes de los ingresos del sector para evitar los efectos del mal holandés”.
“Una buena gestión del sector de la extracción de petróleo y gas requiere reforzar la gobernanza y las prácticas proactivas de gestión de las finanzas públicas, al tiempo que se impulsa la transparencia y la rendición de cuentas para evitar una mayor polarización social. Los esfuerzos continuos para reforzar la gestión de la inversión y la contratación pública también son fundamentales para evitar la ineficacia y el despilfarro del gasto”, advirtió.
Guyana ha dado pasos para aprovechar el potencial petrolero y fomentar el desarrollo sostenible en su economía cuando en 2019 el Gobierno estableció el fondo soberano denominado NRF para gestionar los ingresos del petróleo.
Las entradas del fondo soberano alcanzaron los US$198 millones en el 2020, saltaron a US$409 millones en 2021 y alcanzaron un pico de US$1.200 millones en el 2022.
A marzo de este año, el Banco de Guyana informó que el valor de mercado del fondo soberano fue de US$1.460 millones. El informe de IE University indica que “esta valoración sitúa al fondo guyanés en un nivel comparable al de Perú y supera a los de Panamá y México”.
“La gobernanza en la creación de cualquier fondo soberano es absolutamente clave. Fondos con buena gobernanza suelen funcionar. La gobernanza incluye muchos aspectos, desde la regla fiscal (qué recursos entran y salen del fondo, quién lo decide, qué excepciones existen), qué estrategia de inversión se implanta y quién la ejecuta, qué controles e informes regulares se presentan, qué independencia tienen los gestores respecto a presiones políticas, qué capacidad tiene el consejo de administración y quién lo conforma”, dijo Javier Capapé y advirtió que justamente “el éxito a largo plazo como país pasará por ahí”.
“Obviamente tendrá que ajustar sus infraestructuras físicas (puertos, logística, astilleros, soporte, transporte), pero ese incentivo lo tienen las mismas empresas privadas que han logrado recientemente adjudicarse la explotación de alguno de los bloques subastados por el Gobierno guyanés: TotalEnergies, ExxonMobil, Qatar Energy, Petronas, etc.”, ahondó.
En mayo de este año, Guyana firmó un memorando de entendimiento con el Fondo Saudita para el Desarrollo para impulsar la infraestructura del país con inversiones por US$150 millones, entre ellas la construcción del puente de Wismar.
Para Capapé, el siguiente paso será el más importante: la negociación de la imposición y el reparto de beneficios de tal explotación.
Al respecto, analizó que “un acuerdo sensato y de largo plazo será fundamental para constituir de forma duradera el fondo y también para asegurar un flujo de recursos estable que permita afrontar las muchas inversiones necesarias en el país: educación, vivienda, sanidad, telecomunicaciones, urbanización, logística, etc.”.
Una de las grandes interrogantes es si el potencial petrolero de Guyana realmente se traducirá en beneficios concretos para la población de este país sudamericano.
“El país, que tiene altos niveles de pobreza y baja expectativa de vida, podría cementar un cambio sustancial; no obstante, la preocupación del mercado se centra en la administración de estos recursos y la posibilidad de corrupción al estar en manos directas del Gobierno”, indicó en conversación con este medio el analista sénior de Mercados de Hantec Markets, Renato Campos.
Para los analistas, el éxito de la estrategia también dependerá de la visión de largo plazo que rija la gestión de este inmenso recurso, una responsabilidad que involucra a las instituciones, políticos, sociedad y empresas privadas.
Este acuerdo, señalan desde IE University, debería quedar reflejado en el marco legislativo más alto posible, de modo que futuros políticos no puedan estar tentados de hacer un uso cortoplacista (o fraudulento) del recurso.
“Como apuntábamos, una regla fiscal clara y bien defendida legislativamente será necesaria, junto al consenso social. A partir de ahí, Guyana deberá definir su futuro, dando más o menos cabida a la iniciativa privada, regulando el modo de ‘compartir’ esta riqueza entre la generación presente y las futuras. Creo que haría muy bien en continuar con su incorporación a la asociación mundial de fondos soberanos (IFSWF, en inglés), donde ya es miembro asociado, y buscar la presión de sus pares en todo el mundo que le permitirá perfilar su futuro con consistencia y en beneficio de su población”, remató Capapé.