SONIA CORONA
España impulsó desde la década de los años noventa la inversión en América Latina y nunca volvió a mirar atrás. Su persistencia le ha consolidado ya como uno de los grandes inversores en la región: el segundo país que más invierte en Latinoamérica después de Estados Unidos.
Una vez superada la pandemia de la covid-19, los últimos datos del Instituto de Estudios Económicos (IEE) confirman el estatus del país europeo como un importante jugador en los negocios latinoamericanos. El IEE ha presentado su informe Compromiso empresarial con la inversión: el rol de la empresa en la situación iberoamericana actual en el XIV Encuentro Empresarial Iberoamericano que se celebra esta semana en Santo Domingo.
El informe señala que España es el primer inversor europeo en América Latina y que buena parte del capital de estas empresas se encuentra en México y Brasil. Las empresas españolas tienen presencia en 11 de los 19 países de la región y han mantenido un importante avance en Colombia y Argentina. El documento analiza el comportamiento de las inversiones durante 2021, el segundo año de la pandemia, por lo que reconoce una caída de la Inversión Extranjera Directa (IED) de España. “Refleja el cambio de estrategia geográfica y sectorial y el abandono de ciertas actividades”, apunta el texto. Para el caso latinoamericano, ese escenario se visibilizó, principalmente, en México con una caída del 36%.
Las inversiones españolas en Latinoamérica se han concentrado en mayor medida en los sectores de servicios y recursos naturales. Sin embargo, la investigación ya percibe un giro notable hacia las telecomunicaciones y las energías renovables. “El stock de inversión tiene mayor peso en el sector financiero (29,2%), telecomunicaciones (10,2%), energía (8,4%) y la extracción de petróleo y gas natural (7,7%)”, detalla el documento. Estas cifras indican que la inversión española “presenta un grado notable de diversificación”, según apunta el estudio.
Los países latinoamericanos están ávidos de recibir inversión una vez superada la crisis económica derivada de la pandemia de la covid-19. El IEE señala que tras el parón, los países latinoamericanos que han reactivado las inversiones hacia sus territorios son Brasil (33% del total), México (23%), Chile (11%), Colombia (7%), Perú (5%) y Argentina (5%). En Centroamérica, Costa Rica se posicionó como el principal receptor de inversiones en los últimos años.
Las empresas latinoamericanas también han cosechado inversiones que en el mundo se sitúan en los 750.000 millones de dólares. Estos capitales se han hecho a través de las llamadas multilatinas, compañías que comenzaron localmente, exploraron la región y siguieron expandiéndose hasta llegar, incluso, a otros continentes. Decenas de ellas, por ejemplo, se han instalado con cierta seguridad en España en la última década.
“Dado que las empresas multilatinas adquieren cada vez mayor peso en las respectivas economías nacionales, cabe preguntarse si serán las encargadas de asumir el protagonismo del desarrollo productivo, la modernización de sus respectivos países y, por extensión, de la propia región en los mercados internacionales, para, de esta manera, constituirse en la punta de lanza de la productividad, la innovación y la internacionalización en el siglo XXI”, señala el estudio del IEE.
Latinoamérica es el cuarto inversionista en España, después de Francia, Estados Unidos y Reino Unido. Desde 2010, el crecimiento de estos capitales ha sido de un 92% y, tras la pandemia, sus multilatinas mostraron una recuperación sobresaliente de un 302% con cifras positivas para los inversionistas de Brasil, Chile y Colombia. México es el principal inversionista latinoamericano en España, con una presencia notable en el sector de los cementos, seguido por el capital de Argentina y Venezuela. La mayor parte de las inversiones que llegan desde América latina se quedan en la Comunidad de Madrid.
Entre las ventajas que los capitales latinoamericanos encuentran en España está su papel como puerta de entrada a los negocios en la Unión Europa. “Entre los factores que lo hacen posible se encuentran las ventajas propias de un mercado avanzado con todas las conexiones europeas que facilitan el acceso a financiación, tecnología, conocimiento, una amplia base de consumidores de renta media y de alta renta, así como el despliegue de una marca global, y, todo ello, en un marco macroeconómico y jurídico estable y abierto al capital internacional”, añade el texto.
Íñigo Fernández de Mesa, presidente del IEE, ha explicado en el XIV Encuentro Empresarial Iberoamericano que frente a un entorno económico complejo global, los inversionistas pueden aprovechar entornos donde el capital humano esté mejor desarrollado, en los que los Estados mantengan indicadores económicos estables y menor deuda, así como respeto a las regulaciones más robustas y al marco jurídico para hacer negocios. ”Un cambio de las reglas de juego de manera imprevista hace que las empresas sean reticentes a invertir en el país en cuestión”, advirtió.