El índice de democracia global de EIU muestra que varios gobernantes autoritarios reforzaron su control
Con regímenes autoritarios en Haití, Nicaragua y Venezuela un informe de The Economist Intelligence Unit (EIU) señalo que en América Latina y en el Caribe hay riesgo de que crezca la lista de autocracias en la región.
La conclusión a la que lleva este análisis regional es que se está experimentando, por cuarto año consecutivo, un declive en el índice de democracia. El puntaje promedio cayó a 5,79, por debajo del 5,83 en 2021. El ejemplo más destacado es El Salvador, que registró la segunda disminución más pronunciada de la puntuación en la región, después de Haití, en 2022.
El largo declive de la democracia global se estancó en 2022, según la última edición del Democracy Index realizado por Economist Intelligence Unit (EIU). La encuesta anual califica el estado de la democracia en 167 países sobre la base de cinco medidas con una puntuación máxima de diez: proceso electoral y pluralismo, el funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política democrática y libertades civiles.
La última edición encuentra que casi la mitad (45,3%) de la población mundial vive en algún tipo de democracia, mientras que más de un tercio (36,9%) vive bajo un régimen autoritario. La puntuación global de 5,29 sobre diez, un aumento de solo 0,01 respecto al año anterior, representa un estancamiento en lugar de una reversión de la recesión democrática que comenzó en 2016, que parecía probable.
Una de las razones por las que se esperaba una recuperación fue el levantamiento de las restricciones relacionadas con la pandemia en 2022. La supresión generalizada de las libertades individuales, inicialmente destinadas a proteger a las personas del Covid-19, arrastró las puntuaciones en 2020 y 2021. Pero cualquier mejora en 2022 se vio compensada por acontecimientos negativos en otros lugares.
Además, China, hogar de casi una quinta parte de la población mundial, solo puso fin a su política de cero covid en diciembre, después de haber encerrado a decenas de millones de sus ciudadanos durante meses a lo largo del año. El gobierno abandonó la política de cero covid después de protestas generalizadas en su contra.
Pero la respuesta represiva del estado a esas protestas ayudó a que el puntaje de democracia de China bajara a 1,94 sobre diez, el más bajo desde que comenzó el índice en 2006.
Rusia registró el mayor declive democrático de cualquier país del mundo, cayendo 22 lugares en el ranking hasta el 146. Occidente se opone ferozmente a la ambición de Vladimir Putin de restaurar la posición de Rusia como potencia imperial, pero la condena de los países no occidentales no es universal. Alrededor de dos tercios de las personas viven en países cuyos gobiernos son neutrales o se inclinan por Rusia.
La máquina de propaganda de Putin está tratando de persuadir al sur global de que el objetivo de Occidente es "dividir y destruir" a Rusia. En la propia Rusia, el control firme del Estado sobre los medios de comunicación y la represión de los manifestantes contra la guerra contribuyeron a un puntaje mínimo histórico de 2,28.
La polarización sigue siendo la mayor amenaza para la democracia en Estados Unidos, aunque la participación históricamente alta en las elecciones intermedias de noviembre y un amplio rechazo a los candidatos que aún niegan los resultados de las elecciones presidenciales de 2020 ayudaron a que el puntaje del país se mantuviera estable en 7.85.
Más al sur, un golpe fallido del presidente de Perú (después derrocado), Pedro Castillo, debilitó una democracia ya inestable. El índice ahora clasifica al gobierno de Perú como un “régimen híbrido” en lugar de democrático.
En otros lugares, múltiples golpes hicieron que Burkina Faso cayera 16 lugares en la clasificación. Los fallidos intentos de golpe en Guinea Bissau, Santo Tomé y Príncipe y Gambia contribuyeron al estancamiento de las puntuaciones democráticas del África subsahariana por segundo año consecutivo.
Europa Occidental, hogar de ocho de los diez primeros países en el índice, fue la única región que registró una marcada mejora en 2022.
Su puntaje regional se recuperó a niveles previos a la pandemia, y Noruega mantuvo su posición de larga data en la parte superior de la lista, seguido de cerca por otros cuatro países nórdicos. (Nueva Zelanda ocupó el segundo lugar en la clasificación mundial).
Turquía, el único “régimen híbrido” en la región, ha registrado un fuerte descenso durante la última década, lo que refleja el gobierno cada vez más autocrático de su presidente, Recep Tayyip Erdogan. El país se enfrenta a unas elecciones cruciales este verano que podrían decidir su estatus democrático. A pesar de algunas mejoras globales, la democracia sigue bajo amenaza.
LA TRILOGÍA SUDAMERICANA
En el ranking encabezado por Noruega (9,81) y seguido por Nueva Zelanda (9,81), Argentina se ubica en el puesto 50 del ranking 2022 con un índice de 6,85 y no varió su posición con respecto al año pasado. A nivel regional, Argentina, ubicada en el sexto lugar, es precedida por Panamá, Surinam, Jamaica, Chile y Costa Rica.
Una atmósfera cargada de hiperpolarización y oposición a los cargos fueron dos de los tópicos en los que se centró el informe para relevar a América Latina durante 2022, centrándose en las elecciones celebradas en las democracias más grandes de la región.
“La elección más polarizada ocurrió en Brasil entre Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva. El primero dijo que tenía poca confianza en las máquinas de votación electrónica de Brasil y amenazó con no reconocer los resultados y Lula ganó la presidencia por un estrecho margen en una segunda vuelta”, resumió el informe.