Las empresas están registrando beneficios históricos y en varios países se analiza fijar un impuesto sobre las ganancias del gas y el petróleo
KEVIN CROWLEY, LAURA HURST Y FRANCOIS DE BEAUPUY
Con una ganancia récord de unos US$ 50.000 millones en el segundo trimestre, las grandes petroleras podrían estar preparando el terreno para su propio declive, debido a sus extraordinarios resultados.
El enorme aumento de los beneficios es el efecto directo de los altísimos precios de la energía, los cuales alimentan la inflación que golpea a los consumidores, elevan el riesgo de recesión y suscitan peticiones de impuestos extraordinarios a las enormes ganancias.
Existe la posibilidad de que los accionistas de esta industria tengan que moderar sus expectativas de ganancias dada las turbulencias políticas y económicas actuales.
El analista de Oddo BHF, Ahmed Ben Salem, afirma que "es muy probable que los beneficios lleguen a su punto más alto en el trimestre que terminó en junio o el siguiente, con un ligero descenso posterior"."La recesión que se avecina está aplacando la situación".
Mundialmente conocidas como las grandes petroleras, Exxon Mobil (XOM), Chevron (CVX), Shell (SHEL), Total Energies (TTE) y BP (BP), ganarán aún más dinero que en 2008, cuando el barril de petróleo subió hasta los US$ 147.
También los precios del gas natural y los márgenes de refinación alcanzaron récords. A la cabeza de las grandes petroleras aun cuando el índice S&P 500 ha bajado un 17%, está Exxon con un incremento del 46% durante este año y Total Energies que tiene el peor rendimiento, aunque sigue ganando un 11%.
Varios mercados importantes se han visto en una situación crítica de escasez de capacidad de refinado debido a una conjunción de cierres, inversiones paralizadas por la pandemia, las sanciones a los rusos y la decisión de limitar las exportaciones de petróleo por parte de China.
El diferencial 3-2-1 de la costa del Golfo de los Estados Unidos, una medida aproximada de los márgenes de beneficio del refinado de un barril de crudo, aumentó hasta una media de US$ 48,84 en el trimestre que concluyó en junio, más del doble del nivel de un año atrás. En Europa, el margen de costos variables de TotalEnergies se triplicó hasta alcanzar los US$ 145,70.
Según la Administración de Información Energética, el refinado representa ahora el 26% del costo de un galón de gasolina en Estados Unidos, en comparación con una media del 14% de la pasada década.
Los resultados de refinamiento de Shell se espera que sean superiores en US$ 1.000 millones. Exxon, con la mayor huella en el sector de la distribución de las grandes petroleras, podría ganar más en el segundo trimestre que en los nueve anteriores en conjunto, de acuerdo a las estimaciones obtenidas por Bloomberg.
El analista Matt Murphy, de Tudor Pickering Holt&Co. señaló que es muy probable que estos elevadísimos márgenes de refinamiento no perduren, ya que los altos precios de los combustibles, combinados con un aumento general del costo de la vida, están perjudicando a los consumidores. Añadió que "la demanda de gasolina está por debajo de las expectativas, vemos un grado de destrucción de la demanda".
En consecuencia, las empresas se muestran prudentes a pesar del aumento de los beneficios. Es probable que Exxon utilice su exceso de efectivo para disminuir su deuda, de acuerdo con analistas de Citigroup (C) dirigidos por Alastair Syme. Por su parte, Chevron podría aumentar el extremo inferior de su rango de recompra hasta los US$ 10.000 millones para este año, indicaron.
Los elevados beneficios no son el único resultado de la amplia subida de los precios de las materias primas. Las grandes petroleras también están gastando mucho menos que la última vez que el petróleo superó los US$ 100 por barril. La previsión de gasto de capital es de US$ 80.000 millones este año, es decir, la mitad que en 2013.
El analista Paul Cheng, de Scotiabank (BNS), con sede en Nueva York, afirma que"los costos han estado en una larga tendencia a la baja desde 2014". "Con precios de las materias primas tan buenos, es la combinación perfecta".
Los líderes políticos, como el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, que luchan por contener la inflación galopante y los costos de la energía para los consumidores, no opinan lo mismo. Sus peticiones a la industria del petróleo y el gas para que aumenten la producción nacional no han tenido mucho éxito.
Sus ejecutivos se muestran cautos sobre la duración de los precios elevados y son reticentes a comprometerse con grandes proyectos de combustibles fósiles que pueden resultar prescindibles con la transición del mundo a energías más limpias.
Las grandes petroleras no podrán mantener los gastos de capital tan bajos durante mucho tiempo, debido a su necesidad de aumentar el gasto en un entorno de costos inflacionarios. La mayor empresa de servicios petrolíferos del mundo, Schlumberger NV (SLB), declaró la semana pasada que sus ventas se incrementaron en casi un 20% frente al año pasado y que prevé un "ciclo alcista plurianual" en la demanda de sus servicios.
El riesgo de esta situación es que se produzca una reacción política. A principios de este mes, el Reino Unido fijó un impuesto sobre los beneficios del petróleo y el gas. Por su parte, Italia ha aprobado una tasa sobre la industria energética,mientras que en Francia algunos legisladores respaldan la idea de un impuesto especial de hasta 3.000 millones de euros (US$ 3.100 millones) al año.
Hasta ahora, el presidente Emmanuel Macron se ha resistido a estos reclamos y en su lugar ha instado a las petroleras, incluida Total Energies, para que apliquen descuentos en la compra de combustible.
En Estados Unidos, el presidente Biden ha criticado a Exxon por ganar "más dinero que Dios" y acusó a otras empresas petroleras de aprovecharse de los elevados precios de la gasolina, pero por el momento nadie ha ejercido una verdadera presión política para que se aplique un impuesto sobre las ganancias extraordinarias.
Ante este panorama turbulento, puede que el trimestre más rentable de la historia de las grandes empresas ya no sea motivo de celebración.
"La mayoría de las grandes petroleras registrarán beneficios récord en el segundo trimestre, sin duda", afirma Cheng, de Scotiabank. "Pero ante la posibilidad de una fuerte recesión y el recuerdo de 2020, espero que los equipos directivos se muestren conservadores".