Preocupación mundial por altas emisiones de carbono. Las redes de computadoras equivalen al 0,6% de la producción mundial de electricidad
El Bitcoin supera el billón de dólares en capitalización de mercado y su precio se ha multiplicado por diez en un año, pero la atención se está centrando cada vez más en los enormes requisitos de energía necesarios para mantener esta moneda online con la criptominería y el impacto ambiental de tal condición, que cobra especial importancia en esta nueva edición del Día de la Tierra.
Según el Índice de Consumo Eléctrico del Bitcoin de Cambridge (CBECI), elaborado por investigadores de la Universidad de Cambridge, la energía total consumida por el proceso de minería del Bitcoin (criptominería) podría alcanzar los 128 TWh (teravatios-hora) este año. Esto supone el 0,6% de la producción mundial de electricidad, o más que todo el consumo de Holanda.
Actualmente, el índice CBECI ubica a la red del Bitcoin en el puesto 31° del ranking mundial de utilización de la energía, un escalafón que es liderado por China con 6453 TWh y los Estados Unidos con 3989 TWh.
Otra comparación posible sobre el consumo de la criptominería es señalar que toda la operación de Google consumió 12,2 TWh en 2019 y todos los centros de datos del mundo, excluyendo los que minan bitcoin, consumen conjuntamente unos 200 TWh anuales.
Un informe de Citigroup Inc. divulgado el pasado 13 de abril reportó que Bitcoin consume 66 veces más electricidad que en 2015 y que las emisiones de carbono asociadas a esta minería probablemente se enfrentarán a un escrutinio cada vez mayor.
El economista Alex de Vries, que elaboró uno de los primeros índices sobre el tema en 2016, es más pesimista. Cree que la reciente subida del precio del bitcoin intensificará su uso y hará que su consumo energético supere al de todos los demás centros de datos juntos.
“Estas cifras pueden parecer grandes cuando se comparan con países de tamaño medio o con tecnologías emergentes como los vehículos eléctricos (80 TWh en 2019), pero pequeñas cuando se comparan con otros usos finales”, como el aire acondicionado y los ventiladores, dijo el analista de la Agencia Internacional de la Energía George Kamiya.
En febrero de 2021 el índice CBECI señaló que la red del Bitcoin consumía anualmente más energía que, por ejemplo, toda la Argentina. Al hacer una comparación en el consumo de energía por países, el reporte marcó que Bitcoin consumía 121,36 TWh mientras que el consumo de la Argentina era de 121 TWh.
Pero en abril de 2021, con la recolección de datos actualizada, el índice reubicó a Argentina en el puesto 29° con 125 TWh, por encima del Bitcoin, que ahora está posicionado en el puesto 33° con un consumo total de 118 TWh.
La promesa de una jugosa recompensa ha impulsado el aumento de los gigantescos centros de datos dedicados al bitcoin.
Los bitcoins son ganados por personas de la red llamadas “mineros”, que resuelven ecuaciones deliberadamente complicadas utilizando la fuerza bruta de procesamiento, bajo el llamado protocolo de “prueba de trabajo”.
El protocolo está diseñado para mantener la integridad de la red, asegurando un suministro estable de la moneda al hacer los cálculos más difíciles cuando hay mucha gente minando, y más fáciles cuando hay pocos mineros trabajando.
El sistema está diseñado para que, aproximadamente cada 10 minutos, la red conceda algunos bitcoins a quienes hayan resuelto con éxito el rompecabezas.
“La prueba de trabajo” fue uno de los principios fundacionales de la criptomoneda más conocida, creada en 2008 por una persona o grupo anónimo que quería una moneda digital descentralizada.
“Si tienes nuevas máquinas que son más eficientes, vas a usar más máquinas” para acaparar una mayor cuota del mercado de la minería, dijo Michel Rauchs, que dirigió el equipo que creó el CBECI.
Con el precio del bitcoin por encima de los US$ 53.000, los mineros trabajan a pleno rendimiento.
Los defensores del Bitcoin dicen que el rápido desarrollo de las energías renovables en los sectores de las centrales eléctricas hace que la moneda tenga un efecto moderado sobre el medio ambiente.
Pero investigadores de la Universidad de Nuevo México estimaron en 2019, antes del reciente despegue de los precios, que cada dólar de valor creado por el bitcoin generaba 49 centavos de daño a la salud y al medio ambiente en Estados Unidos.
Además, los críticos de las criptodivisas señalan la fuerte concentración geográfica de su uso en países como Irán. Golpeado por las sanciones internacionales que le impiden exportar su petróleo y beneficiarse de una electricidad barata y abundante, los mineros se han multiplicado en la nación de Oriente Medio para escapar del ojo de Washington. “Hay entre un cinco y un diez por ciento de la minería que puede rastrearse hasta Irán”, calculó Michel Rauchs.
Pero la gran mayoría de la actividad se encuentra en China, donde durante una parte del año los mineros chinos aprovechan la fuerte generación de energía hidroeléctrica en el Sur del país, añadió. Pero emigran al norte durante la estación seca, donde la electricidad se produce con lignito, un carbón especialmente contaminante. “Si tratas de ver la huella del bitcoin en un momento dado, vas a obtener cifras completamente diferentes”, explicó Rauchs.
Los críticos han levantado más la voz con la creciente popularidad del bitcoin. El filántropo multimillonario Bill Gates dio recientemente la voz de alarma sobre las criptomonedas, diciendo que no invertiría en Bitcoin porque la criptominería requiere enormes cantidades de energía, gran parte de la cual se alimenta de combustibles fósiles que dañan el medio ambiente.
La segunda criptomoneda más utilizada, Ethereum, está estudiando la posibilidad de cambiar el protocolo de prueba de trabajo por un sistema que consuma menos energía y que evite algunos de los procesos que la consumen.
Pero bitcoin se enfrentaría a enormes dificultades para adoptar tales cambios, que corren el riesgo de hacer que la red sea menos descentralizada y segura. La prueba de trabajo “está tan profundamente arraigada en su valor, en su cultura, que sería un sacrilegio” abandonar el protocolo, dijo Rauchs, quien señaló que su comunidad no ha adoptado ninguna reforma importante de la criptomoneda, a pesar de los numerosos intentos.