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ANÁLISIS
Escribe Alonso: La curiosa biografía de Ramón de la Vega
MINING PRESS
26/08/2024

RICARDO N. ALONSO *

¿Quién fue don Ramón Rosa de la Vega? Unos meses antes de fallecer, el Dr. Gilberto F. Aceñolaza (1941-2024) me invitó a que escribiéramos juntos la biografía de este singular personaje. Aceñolaza lo había conocido personalmente en la década de 1960 en la Universidad Nacional de Córdoba. E incluso había trabajado con don Ramón en La Rioja y San Juan.

Pero como suele pasar la falta de documentos no ayuda para nada en estos casos. Aceñolaza lo recordaba de estatura algo baja, hablar pausado al estilo “gaucho”, que dejaba traslucir su “estirpe riojana”, tanto por el color de su piel como por las palabras “sentenciosas” que acompañaban su narrativa.

Las anécdotas orales eran ricas en contenido ya que este personaje había sido director de una escuela rural a los 15 años, comisario de policía, político y revolucionario riojano de armas llevar, geólogo, doctor en geología, profesor universitario en Córdoba y Salta, decano entre 1957 y 1959 de la Facultad de Ciencias Naturales de Salta cuando esta dependía de la Universidad Nacional de Tucumán, minero del carbón, descubridor de lo que hoy es el Parque Nacional Ischigualasto donde se aventuró en busca de carbón y al que bautizó como “Valle de la Luna” nombre que todavía se usa, entre otras actividades que definían su enérgica personalidad. Nadie le decía doctor.

Para todo el mundo era “Don Ramón”, con esa connotación fuerte que tiene el don. En los apuntes que me compartió Aceñolaza surge que don Ramón nació en La Rioja a comienzos del siglo XX. Recibió el apellido de su madre ya que su padre, un caudillo notable riojano, no lo había reconocido como propio pero igual siempre lo acompañó en diversos aspectos de su trayectoria riojana. Al punto que cuando Don Ramón tenía 15 años, y ya terminados los estudios básicos, su padre, influyente hombre de la política, le consiguió el cargo de maestro en la escuelita de Malanzán, en La Rioja. Escuela en la que pronto se convertiría en director.

Nomás llegado al lugar se dio a la enseñanza en un ranchito de paredes de adobe y techo de paja y barro. Resulta que los alumnos que tenía que educar eran todos gauchos “duros” que lo superaban en edad. Como era un hombre valiente y corajudo no se amilanó para nada. Al verlo tan joven uno de los estudiantes le faltó el respeto y lo invitó a pelear. Don Ramón aceptó el convite y propuso que la pelea fuese a cuchillo. En medio del enfrentamiento y en una embestida Don Ramón le tajeó la cara lo que hizo que la pelea terminara. De allí en más con la admiración de sus alumnos los gauchos, fue respetado y pudo ejercer sus dotes de maestro en una sociedad campesina donde aún se recodaban las montoneras del Chacho Peñaloza.

La escuela era un lugar donde la gente de la zona traía las rocas y minerales que encontraban en esos desiertos y serranías perdidas. Don Ramón hizo una colección y la tenía allí guardada. Cada tanto pasaba por esos lares algún geólogo que le ayudaba a clasificar los materiales encontrados. Una de las muestras era un hermoso trozo de carbón de piedra que habían encontrado los arrieros y lo dejaron allí. Fue en la búsqueda de ese carbón en que llegó a un territorio todavía virgen como Talampaya e Ischigualasto, los cuales son hoy sendos parques nacionales. Luego de algunos años de maestro y director de escuela se le ofreció el cargo de comisario que naturalmente aceptó y pasó a ser un referente popular en la “Costa Baja” y destacado dirigente político de Los Llanos de La Rioja. Además trabó relaciones de peso con los bravos hermanos Cantoni de San Juan.

Para entonces Don Ramón era adherente al radicalismo y mantenía una seria disputa con otros sectores políticos de la provincia. Para 1923 estaban los llamados “rinconistas” que sostenían la lista de Irigoyen y los anti-personalistas donde era líder José López González con quien mantenía adhesión de la Vega.

El gobernador Florencio Dávila San Román fue derrocado el 6 de marzo de 1924 por un golpe civil encabezado por López González y en el que estuvo complotado Don Ramón. El Poder Ejecutivo Nacional instruyó al general Ricardo Solá, jefe del Regimiento 15, para que restableciera el orden nominándolo como interventor federal e instruyéndolo para que repusiera en el gobierno a Dávila San Román. Don Ramón era muy hábil con armas de fuego que normalmente llevaba en dos cananas alrededor de su torso, tipo “cowboy”. Solo, con sus dos revólveres, asumió la defensa de la cárcel durante el golpe. Contaba que durante el acontecimiento su amigo y ladero cayó muerto por un disparo de fusil y él logró defenderse con uno de sus revólveres con el que hizo impacto en el ojo derecho del agresor y lo remató con un tiro en el ojo izquierdo. José López González tomó el poder como gobernador de facto.

La revuelta duró solo un día y el general salteño Ricardo Solá, depuso a los rebeldes, quedó a cargo de la gobernación como interventor federal y a las pocas semanas repuso en su puesto a Dávila San Román. Al finalizar el golpe, para no caer prisioneros, fueron a buscar “asilo” a San Juan donde los hermanos Federico y Aldo Cantoni eran políticos de influencia y tenían una particular amistad con López González y sus secuaces, a los que incluso habían ayudado en la asonada.

Otro hito importante en la vida de Don Ramón fue aventurarse en busca de carbón en una región entonces desconocida, desértica, lindante entre La Rioja y San Juan. Uno de los poquísimos habitantes de ese páramo sin agua era don Victorino Herrera, un baqueano y pastor que acompañaba a los que se adentraban en el lugar.

Las capas rojas pertenecen al periodo Triásico y hoy son un desierto. Pero en aquellos tiempos geológicos la zona tenía un clima cálido y húmedo, con abundante vegetación donde vivían los dinosaurios y otros reptiles. Las capas de carbón son una indicación del ambiente de aquellos tiempos. Los dinosaurios encontrados en las capas rojas se convirtieron de golpe en los más viejos del mundo y llovieron las expediciones internacionales al lugar.

El Dr. Osvaldo Reig estudió en 1963 uno de esos dinosaurios y le dio el nombre de Herrerasaurus ischigualastensis, por don Victorino Herrera y por el lugar del hallazgo. Hoy Ischigualasto es un lugar de referencia internacional para el estudio de los primeros dinosaurios que aparecieron en el planeta Tierra.

Don Ramón fue uno de los primeros en estudiar esas capas junto a un geólogo norteamericano apellidado Wilson a comienzos de la década de 1940. En 1947 publicó un trabajo titulado “El carbón de los Tambillos” en el Boletín de la Facultad de Ciencias, Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba (Año X, N° 1-2). El Dr. Juan Olsacher, famoso geólogo de la Universidad Nacional de Córdoba, lo habría incentivado a estudiar geología viendo la afición que demostraba por las rocas, fósiles y minerales.

Don Ramón se habría recibido allí de geólogo y de doctor en geología en la década de 1950. Lo cierto es que en 1957 llegó a Salta, ganó el concurso de director del Museo de Ciencias Naturales e ingresó como profesor de paleontología y geología en la vieja Facultad de Ciencias Naturales dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán. Desconocemos cual habría sido el vínculo que lo ató a Salta. Especulamos que pudo ser la presencia del prestigioso arqueólogo Antonio Serrano muy relacionado entonces con Córdoba o el paleontólogo Rodolfo Parodi Bustos.

Don Ramón llegó a Salta acompañado por su esposa Adela R. Oviedo de de la Vega, una especialista en zoología, que tiene también una interesante actuación en Salta en la enseñanza y la creación de la escuela de Biología de la Facultad de Ciencias Naturales. Al parecer Adela era ornitóloga o al menos así surge de un trabajo que publicara en el mismo boletín antes mencionado y titulado “Estudio sistemático de las aves del Museo de Zoología de la Universidad de Córdoba”. El matrimonio tuvo una hija que casó con el Dr. Andrés Lencina, prestigioso geólogo argentino que fuera uno de los descubridores del famoso Pachón en San Juan, uno de los proyectos de cobre más grande del mundo; además de haber trabajado en la prospección de uranio en el norte argentino y en la Mina Aguilar de Jujuy.

En un libro de memorias digital publicado por Andrés Lencina hace algunas referencias a su distinguido suegro. Un día Don Ramón fue a su mina de carbón y encontró a unos sanjuaninos que estaban trabajando. La zona era indefinida entre San Juan y La Rioja y finalmente quedó para San Juan. Los sanjuaninos estaban armados y Don Ramón, fiel a su costumbre los enfrentó a los tiros y estos terminaron huyendo por suerte sin víctimas. Esta es la primera biografía escrita de Don Ramón R. de la Vega, personaje novelesco y de antología. Esperemos que nueva documentación ayude a completar ese rico perfil biográfico por su importancia para la historia de Salta y de su universidad.

* Doctor en Ciencias Geológicas


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