DIEGO PARDOW *
Estamos viviendo un proceso de descarbonización y transición energética que nos impone desafíos inéditos en magnitud y temporalidad. Como país suscribimos un compromiso internacional para ser carbononeutrales antes del 2050, y luego lo ratificamos a través de un mandato legal con la promulgación de la Ley Marco de Cambio Climático.
En ese compromiso, el rol de la energía es clave, siendo responsable de casi el 80% de las emisiones. Esta responsabilidad se ha asumido con diversas medidas: promoción de energías renovables, despliegue de la electromovilidad y el impulso decidido de la industria del hidrógeno verde. Sin embargo, es importante considerar que la eficiencia energética resulta clave, representando cerca del 35% de la reducción de emisiones.
La intensidad energética es el indicador de eficiencia construido sobre la base del suministro total de energía dividido por el PIB (este, a su vez, ajustado por el poder adquisitivo). Chile se encuentra en lugar 11° de los países Ocde. Lo anterior nos muestra que existe un importante rango para mejorar el consumo energético, fomentando el desacople entre el crecimiento de la economía y un mayor consumo de energía. Todo lo anterior se vuelve aún más necesario en un escenario global de alza de precios de los energéticos.
En esto, la implementación de la Ley de Eficiencia Energética, promulgada en 2021, resulta esencial. Este cuerpo legal tiene dentro de sus pilares la obligatoriedad de la gestión de la energía de los grandes consumidores. En ese sentido, estamos próximos a publicar el primer listado de consumidores con capacidad de gestión energética y, con ello, se generará la obligación de informar los sistemas de gestión que deberán cubrir -al menos- el 80% de su consumo energético total.
Ante un cumplimiento parcial del proceso 2022, es importante señalar que la observación de las obligaciones de información y reporte son cruciales para lograr el uso racional que demanda el cambio climático, siendo, además, una demostración del efectivo compromiso del sector productivo con este desafío. Así, en el caso del transporte, hemos creado estándares de eficiencia energética de vehículos, establecimos incentivos financieros a la electromovilidad, iniciamos un trabajo para la ampliación de la infraestructura de carga y durante este año daremos curso a una hoja de ruta emanada de la Mesa para el Avance de la Electromovilidad.
Por otro lado, en el sector edificación, impulsaremos la pronta implementación del etiquetado obligatorio de eficiencia energética, especialmente en viviendas nuevas, y seguiremos impulsando su implementación en edificios públicos, como lo hicimos en el programa Mejor Escuela.
Ser eficientes en materia de energía pasó de ser una opción conveniente a un imperativo de la transición energética que beneficia la productividad y mejora la calidad de vida de las personas. Por ello, promoveremos con fuerza los instrumentos y programas de política pública que continúen llevando la eficiencia energética a todos los rincones del país.
* Abogado y político, actual ministro de Energía de Chile