“Cuando usted cobra un 82% de las utilidades a cualquier empresa, obviamente esa empresa no puede funcionar”, comentó Gustavo Lagos, académico del Departamento de Ingeniería de Minería de la UC
CNN Chile
El académico del Departamento de Ingeniería de Minería de la UC, explicó en CNN Chile que "si llega a pasarse una ley como esta, que yo dudo que pueda pasar un filtro de gente racional, es que va a cerrar una parte muy importante de la minería chilena de aquí a 3, 4 o 5 años más"
Desde el Gobierno aseguraron que el proyecto generaría una carga impositiva que doblaría a la de otros países productores de cobre, lo que afectaría la competitividad de Chile en el mercado. Un análisis que comparte el profesor Gustavo Lagos, académico del Departamento de Ingeniería de Minería de la UC.
En conversación con CNN Chile, destacó que “la Comisión Chilena del Cobre hizo un cálculo de cuánto significaba este royalty en términos reales de tributación efectiva, y representa más de un 80%“. Por tanto, “cuando usted cobra un 82% de las utilidades a cualquier empresa, obviamente esa empresa no puede funcionar”.
Manifestó que a su parecer, con esta iniciativa que elevaría al doble la tasa impositiva a utilidades, “se les pasó la mano. No sé a quién está dirigido, pero este es un royalty expropiatorio prácticamente de la minería”.
“Si llega a pasarse una ley como esta, que yo dudo que pueda pasar un filtro de gente racional, es que va a cerrar una parte muy importante de la minería chilena de aquí a 3, 4 o 5 años más“, añadió Lagos.
En cuanto a la comparación de los países de la región, “el informe que daba el ministro pone a todos los países muy por debajo, con la mitad de eso, excepto Australia que tendría poco más del 50%. Tanto Perú y otros países competidores, están cerca del 40% o incluso por debajo“.
“Esto no tiene ni pies ni cabeza, y espero que el Congreso recapacite y discuta seriamente una ley que aumente la tributación de las mineras pero algo que sea posible, que favorezca al fisco en largo plazo”, ya que estimó que “esta ley consigue todo lo contrario, porque va a producir seguramente un cierre de muchas faenas mineras y la detención de la inversión”.
Valor del cobre
Al mismo tiempo, el académico de la UC abordó el precio del cobre que ha alcanzado su mejor nivel en casi una década. Sobre este punto, dijo que “estas predicciones tan mesiánicas que se hace sobre del cobre, por supuesto que va a tener un efecto positivo, pero no significa que el precio del cobre se mantenga en las alturas durante el tiempo“.
“Creo que el cobre puede subir por sobre 5 dólares un día, dos días, pero no va a subir por sobre 5 dólares un año. No creo que estén las condiciones para que se produzca eso”, aseveró.
Explicó que “lo que estamos viviendo es la recuperación de la pandemia, no es un nuevo súper ciclo”, explicando que “un súper ciclo generalmente dura más que 2 años, y la recuperación se prevé que dure el 2021 y 2022, pero ya el 2022 estaría recuperado una parte importante de la economía”, y “después de eso, ya volvemos a la normalidad que teníamos antes de la pandemia”.
De todas formas señaló que “va a haber un ingreso adicional debido al cobre y al alto precio que se va a registrar este año y el próximo, y creo que hay que aprovechar eso para pagar una parte de la cuenta de la pandemia, aunque no alcanza a pagarla toda”. Pero finalmente, “no espero que el boom del precio dure más de dos años”, concluyó.
Un contundente apoyo logró el polémico proyecto de royalty minero en su votación en la Sala de la Cámara de Diputados, entregando el pase directo para continuar su trámite en el Senado.
El resultado fue lamentado por el presidente de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), Diego Hernández, quien aseguró en un comunicado que es una noticia "muy negativa" para el sector, "por cuanto en un tema de tanta importancia para Chile ha primado el clima electoral que enfrenta el país y se ha olvidado el interés nacional y la visión estratégica de desarrollo país. Aquí no ha habido un debate técnico, serio e informado".
De cara a la tramitación que enfrentará la iniciativa en la Cámara Alta, Hernández llamó a los senadores a actuar mirando el interés nacional, ponderando en su futura decisión que "aquí se juega el destino de una industria".
Según argumentó, el sector en los últimos 15 años ha realizado un aporte relevante a la economía y desarrollo nacional, generando el 13% del PIB que registró Chile, el que se eleva a más del 20% considerando los efectos inducidos. Además, junto con el 20% de la inversión total, el 60% de las exportaciones y el 14% de la totalidad de los ingresos fiscales.
El dirigente gremial insistió en que aprobar este royalty implica en la práctica una decisión de "no tener más minería en Chile" y que este nivel de impuestos para una industria clave en el desarrollo económico y social del país, "va a tener consecuencias muy graves para la minería y la economía nacional, porque son niveles de tributos imposible de resistir".
Asimismo, tomó como argumento las declaraciones de bancos de inversión y medios de comunicación especializados internacionales, agregando que "este impuesto desincentivará de inmediato la inversión y pondrá en serio peligro la competitividad de nuestra industria en un momento clave que vive nuestro país, especialmente en el periodo de recuperación económica post pandemia, en el que la minería estaba llamada a jugar un rol fundamental e insustituible".
JUAN APABLAZA GALLARDO */El Mostrador
En momentos en que el Congreso de nuestro país se apresta a discutir la implementación de un royalty sobre las ventas de cobre y litio, se vuelve sumamente oportuno insistir en la necesidad de que se apliquen gravámenes a la extracción de estos, que sean verdaderamente compensatorios a la pérdida de estos recursos no renovables, sobre todo por el complejo escenario económico que actualmente vive el país. Sabemos que hoy un royalty a la minería, propiamente tal, no existe.
Y es que desde el punto de vista de la teoría económica, lo que existe en nuestro país no es un “royalty” propiamente tal, sino que un impuesto específico a la minería, fundamentalmente aplicado a sus utilidades (y no a las ventas). Y tal como lo demuestran datos emanados de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) y del Servicio de Impuestos Internos (SII), este supuesto royalty no ha tenido ningún efecto relevante desde el punto de vista del PIB.
Según datos duros proporcionados por el Anuario de Estadísticas del Cobre, Cochilco 1999-2018, entre esos años los impuestos pagados por la minería del cobre suman MMUS$ 105.301 (100%), de los cuales la Gran Minería Privada del Cobre (GMP-10) ha aportado a las arcas fiscales MMUS$ 43.351 (41%), mientras que, en igual período, Codelco ha ingresado al erario público MMUS$ 61.950 (59%).
Lo extraño de estas cifras radica en que la participación de la minera estatal en la extracción de cobre en nuestro país representa alrededor del 30%, frente al 70% de lo que extrae la Gran Minería Privada, exhibiendo esta última –tal y como lo plantea la publicación de Cochilco– una productividad menor frente a la cuprífera pública y, peor aún, un costo unitario mayor que Codelco. Esto, sin contar que –según los datos mencionados– la cantidad de trabajadores de la minería del cobre en ese período bordeó los 228.340 (lo que representa un 2,7% del total de trabajadores del país), pero siendo más del 70% de ellos subcontratados.
Entonces, ¿si la Gran Minería Privada extrae el 70% del cobre y la minera estatal solo extrae el 30%, por qué la minera estatal contribuye en impuestos en un 59% y las GMP-10 en solo un 41%? ¿Acaso no debieran contribuir un 70% las GMP-10 en una relación lineal a su extracción?
En relación con el impuesto específico a la minería, mal denominado “royalty”, tal como lo muestran los datos de Cochilco y del SII, este gravamen ha sido prácticamente insignificante, ya que no ha superado nunca, entre 2009 y 2017, más de un 0,3% del PIB.
Lo anterior se explica debido a que existe una serie de argucias legales que permiten a las grandes mineras privadas pagar menos impuestos y que vuelven a desnivelar la balanza en contra de las arcas fiscales. De esta forma, las grandes cupríferas pueden echar mano al llamado back to back, figura elusiva que les posibilita pagar una tasa muy inferior de los impuestos; las inversiones ficticias, que a través de financiamiento desde Chile a proyectos en otras partes del mundo, pueden reducir su carga tributaria; el endeudamiento con empresas relacionadas, que las faculta para pagar solo un 4% sobre las “utilidades-préstamos”, bastante lejos del 35% que tributarían si no existiera esta disposición.
Además, las GMP-10 tienen la potestad de sacar el mineral sin una correcta declaración. Un ejemplo notorio y público es la salida de litio, declarado como si fuera salmuera.
Y si todo lo anterior fuera poco, existen asimismo los “beneficios tributarios” de los que también gozan las grandes mineras, subvenciones que significan un costo para el fisco, es decir, que lo pagamos todos(as) los(as) chilenos(as) y que representan un ingreso para este sector, entre los que se cuentan: la depreciación acelerada, la amortización de gastos de organización y puesta en marcha, la devolución del IVA exportador, crédito del 4% sobre el valor de los activos nuevos, imputables al tributo de primera categoría o la imputación del valor de las patentes mineras a los PPM obligatorios.
La guinda de la torta es un estudio de la ONU, donde se señala que la evasión tributaria minera es de carácter multimillonaria. Para muestra un botón: solo para los envíos de cobre desde Chile a Alemania se declararon US$ 9.400 millones menos, a pesar de que la exportación a dicho país solamente representa un 3,1% del total de las remesas totales del metal rojo.
Finalmente, nuestra conclusión es que no solo debe existir una discusión acerca de implementar un royalty de verdad, sino que deben presentarse proyectos de ley que propendan a limitar la elusión y evasión de este sector.
* Presidente nacional de la Asociación de Fiscalizadores del Servicio de Impuestos Internos de Chile (AFIICH)