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ANÁLISIS
Ricardo Alonso: La curiosa historia de George Church
MINING PRESS/El Tribuno
27/09/2020

RICARDO ALONSO*

Ricardo Alonso

 

Hay personajes que la historia devoró a un poco más de un siglo de su fallecimiento. La lista de viajeros que pasaron por nuestra región andina es muy larga y salvo algunos casos, muy poco o completamente desconocida. A pesar de ser ellos dueños de rutilantes biografías. Es el caso del norteamericano George Church conocido especialmente por sus exploraciones de viajero en el territorio amazónico de Bolivia y Brasil, pero desconocido en su intensa actividad realizada en la República Argentina. George Earl Church (1835-1910), nació en New Bedford (Massachusetts) el 7 de diciembre de 1835. Era descendiente por línea paterna y materna de los primeros colonos ingleses que se asentaron en los Estados Unidos.

La línea paterna era de militares y la materna estaba relacionada con la construcción de los primeros ferrocarriles a vapor en Inglaterra. A la edad de tres años se trasladó a Providence (Rhode Island) con su madre viuda. El joven George se formó en una familia aristocrática y culta donde se educó en historia, geografía, idiomas y grandes bibliotecas. Estudió ingeniería y se especializó en ferrocarriles que era la profesión estrella de su época. En 1856 ya era ingeniero ferroviario y comenzó a trabajar en las obras del ferrocarril Boston-Maine.

En 1857 llegó a Buenos Aires con 22 años de edad contratado para estudiar la traza del “Gran Ferrocarril del Norte Argentino”, que así se llamaba. Llegado al país se dio con que los planes de construcción se habían pospuesto temporariamente. Aprovechó entonces para unirse a una comisión científica para explorar el suroeste de Buenos Aires y proponer planes efectivos para la fortificación y defensa en contra de los malones. Luego de nueve meses recorriendo miles de kilómetros cuadrados se abocó a su plan ferroviario original.

En 1861 estalló la guerra civil en los Estados Unidos y Church regresó a su país para unirse al séptimo de infantería en Rhode Island. Fue pasando por numerosos regimientos, entró en varios combates y ascendió a coronel. Al terminar la guerra escribió un largo informe sobre las revoluciones en México que le valió que el departamento de estado norteamericano lo designara como corresponsal de guerra del New York Herald en la búsqueda de información segura de lo que pasaba con la intervención francesa de Maximiliano.

Church se unió en 1866 a las fuerzas de Juárez y, experto en el arte de la guerra por su pasada acción en los campos de batalla, participó en numerosos combates hasta lograr la derrota del emperador Maximiliano. Abogó en Washington por la vida del hombre pero este igual fue fusilado. La parte más rica de su biografía está relacionada con Bolivia y Brasil. En 1868 fue contratado por el gobierno boliviano para estudiar la navegación de los ríos amazónicos y la búsqueda de una salida hacia el Atlántico. Church hizo el viaje por Buenos Aires y desde allí subió a La Paz a través del interior de Argentina pasando por Salta y Jujuy, hasta internarse en el Altiplano.

Luego estudió un ferrocarril que pudiera sortear las cascadas del río Madeira, se internó profundamente en el Amazonas y a la par de sus estudios técnicos, geográficos y topográficos con fines de navegación y ferroviarios se dedicó a investigar a los pueblos indígenas que habitaban América del Sur. Escribió un grueso volumen sobre el tema que tituló “Los aborígenes de Sudamérica” (Londres, 1912), que no llegó a publicar en vida, pero que dio a luz su amigo sir Clements R. Markham. En 1870 regresó nuevamente a Bolivia al frente de la “Compañía Nacional de Navegación Boliviana”, pero luego de muchos años de negociaciones infructuosas el proyecto fracasó. En el ínterin hizo amistades importantes con presidentes, ministros y empresarios, entre ellos el magnate de la plata y el estaño Avelino Aramayo, a quien cita profusamente en sus escritos.

En 1879 abandonó Bolivia sin saber que una aventura amorosa con doña Natalia Palacios Gutiérrez había fructificado en una hija, Margarita, a la que reconoció años después. A lo largo de su vida tuvo tres matrimonios: Olivia Sconzia, Alice Helena Carter y Anna Marion Chapman y tres hijas: Blanche, Nora y Margarita, nacidas en Francia, Italia y Bolivia respectivamente. En 1880, dada la vasta experiencia adquirida como geógrafo en Sudamérica, recibió un encargo del gobierno de Estados Unidos para realizar una investigación política, financiera y comercial en Ecuador.

Producto de sus viajes e investigaciones por América del Sur esbozó varias teorías geográficas, geológicas y climáticas que llamaron la atención. Propuso que el mar había ingresado en el subcontinente  por el Caribe y el Amazonas, que la Pampa argentina había estado inundada por el mar, que el clima pasado fue más húmedo y que grandes lagos de aguas dulces ocuparon porciones importantes de los Andes y las extensas llanuras orientales. Sostuvo que el lago Titicaca se encontraba reducido unas 30 veces a lo que fue su tamaño original.

Sobre nuestro país publicó un raro artículo en inglés al que tituló: “Geografía Argentina y el Antiguo Mar Pampeano” (Londres, 1898), en verdad para su época un novedoso trabajo de geología, paleogeografía y paleoclimatología, con numerosos mapas y perfiles, producto de sus investigaciones ferroviarias y cuyo análisis excedería el marco de esta nota. Otras de sus obras fueron (en inglés): “Exploraciones hechas en el valle del río Madeira, desde 1749 a 1868” (1875); “La ruta a Bolivia vía el río Amazonas” (1877); “Comunicaciones interoceánicas en occidente” (1902); “El territorio del Acre, Amazonía” (1904), etcétera.

Escribió además el capítulo “Amazonas” de la Enciclopedia Británica. Los últimos 30 años de su vida se radicó en Inglaterra y volvió a nuestro país por última vez en 1889, siempre asesorando en proyectos ferroviarios. Durante su permanencia en Londres participó activamente de la vida académica y literaria. Fue columnista en The Times, consejero de la Hakluyt Society (especializada en viajeros) y vicepresidente de la Royal Geographical Society, el primer no británico en ser elegido miembro de su consejo.

Los últimos años de su vida los dedicó a estudiar las condiciones para un nuevo ferrocarril transcontinental que atravesara Canadá desde el Atlántico al Pacífico. Además de su lengua materna, el inglés, hablaba y manejaba correctamente español, portugués y francés, pero también se había hecho un especialista en numerosas lenguas indígenas de América del Sur. Es interesante rescatar y destacar además su faceta de bibliófilo contumaz. Church compró de primera mano varios miles de libros en los países donde trabajó. Era un lector voraz de obras de viajeros y tenía en su posesión primeras ediciones, además de ejemplares raros y curiosos.

Adquirió especialmente obras geográficas, históricas, económicas, políticas y toda suerte de folletos, monografías, fotografías y mapas. Los libreros londinenses lo tenían entre sus clientes preferidos y le hacían llegar novedades sobre obras latinoamericanas. En sus búsquedas de bibliófilo dio con el famoso manuscrito del cronista potosino Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela que trata sobre la Historia de la Villa Imperial de Potosí y fue escrito a mediados del siglo XVIII. La Universidad de Brown lo publicó en 1965 en una edición de lujo compuesta por tres gruesos volúmenes con tapas enteladas; edición que estuvo al cuidado de los historiadores Lewis Hanke y Gunnar Mendoza.

La biblioteca de Church contaba con 3.500 obras selectas de las cuales unas 300 son referidas directamente a la República Argentina. La colección completa fue donada a la Universidad de Brown donde se conserva en el tesoro de dicha institución. Todos los libros llevan el sello de perteneciente a la “Colección Church” y se encuentran depositados en la biblioteca “John Hay”.  Lo valioso de este asunto es que la universidad ha escaneado una gran parte de esa colección y están disponibles en forma digital en sus repositorios de internet. De esa manera se puede acceder a libros únicos sobre América del Sur, mayormente de los siglos XVIII y XIX, muchos en sus primeras ediciones y que hoy resultan prácticamente inhallables. Church falleció en su casa de Londres el 4 de enero de 1910. Su legado está más vivo que nunca en esa Babel virtual de internet que él no hubiese imaginado.

*Doctor en Ciencias Geológicas

 


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews

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