La cotización del gas está impulsando una mejor demanda actual de este mineral
JORGE SÁNCHEZ
El carbón pareciera estar dejando de ser, al menos en parte, el “patito feo” de los energéticos. En los procesos de transición de la energía, ha estado ganando más mercado debido a los altos precios que ha alcanzado el gas en el mundo y en la demanda doméstica.
Muchas empresas y generadores se están devolviendo a producir con carbón para bajar costos de producción en sus actividades debido a la cotización del gas, que alcanza niveles preocupantes por ser un combustible protagonista en los nuevos esquemas de la energía.
“Una presión que le ha llegado al precio del gas es la devaluación del peso”, admitió Yeimy Báez, vicepresidenta de gas de Ecopetrol. Este fenómeno ha hecho que la competitividad del gas esté perdiendo terreno en favor del carbón, según otros analistas. “Hay muchos industriales y [plantas de] generación que se están devolviendo a carbón. La competencia entre el carbón y el gas es esencialmente por precio. El impuesto al carbón que tenemos en Colombia no es sofisticado para premiar soluciones energéticas que son mucho menos intensivas en emisiones”, asegura Báez.
En Colombia el precio del gas ha registrado un alza constante, que va en línea con lo que está pasando en el resto del mundo, especialmente en Europa. En 2017 el mercado primario del gas pagaba US$2,9 por millón de btu (unidad térmica británica) y en 2020 ese precio llegó a US$5,2.
En el mercado secundario era de US$3 y ahora está en US$5,4; y para otras transacciones del mercado mayorista se cotizaba en US$2,9 y hoy está en US$5,5 mbtu, de acuerdo con cifras reportadas por la Bolsa Mercantil de Colombia mencionadas en un informe de Promigás.
Colombia tiene recursos carboníferos por más de 16.000 millones de toneladas y mantiene el quinto puesto en exportaciones en el mundo, en medio de las tensiones que rodean la explotación de este mineral, tanto local como internacionalmente. A esto hay que sumarle las pérdidas por la pandemia, que se sintieron en el país y también por fuera.
Este mineral representa el 7 % de la demanda de energía del país y en los escenarios del plan energético a 2050 está entre el 5 % y el 7 %, lo que implica que seguirá jugando un papel en la seguridad energética del país, en paralelo con el avance de otras formas de generación, en especial las de fuentes alternativas y renovables. La demanda total de energía es abastecida, globalmente, en un 27 % por el carbón.
El carbón es la fuente del 71 % del acero producido en el mundo, del 85 % del cemento y del 61 % del aluminio. También es el principal recurso minero de exportación en Colombia y representa el 53 % del PIB minero nacional.
Así mismo, tiene 75 % de participación en las regalías mineras y su industria responde por unos 90.000 empleos, según la Agencia Nacional de Minería (ANM). En algunas regiones el carbón es la base de la economía: en los departamentos del Cesar y La Guajira, su explotación responde por más del 40 % del PIB regional.
Debido al coma económico generado por el COVID, el año pasado la explotación de varios minerales se redujo en el país. Entre 2019 y 2020 la producción de carbón cayó en 43% al pasar de 85 a 48 millones de toneladas, sostuvo Juan Miguel Durán, presidente de la ANM.
Para este año se espera llegar a una producción de 60 a 62 millones de toneladas. De acuerdo con esta entidad, el uso del carbón como energía primaria descenderá en las economías desarrolladas, pero se incrementará en los países en desarrollo.
Según la Agencia Internacional de Energía, la demanda mundial de este producto muestra un estancamiento a futuro, después de haber registrado el peor descenso en medio siglo en 2020 (por cuenta de la pandemia, claro está).
Y aunque su participación en la canasta energética mundial se reducirá, aún seguirá formando parte de ella en buena parte por hacer parte de cadenas de producción industriales, como la del acero.
Claudia Bejarano, presidenta de Cerrejón, señaló que el carbón permanecerá en la matriz energética mundial durante muchos años más y se está avanzando en las tecnologías que permitan la captura y almacenamiento de CO2.
El problema en la explotación nacional del carbón se hizo más evidente desde el momento en que Prodeco anunció el cese de todas sus actividades en el país, mientras que Colombian Natural Resources (CNR) y el Grupo Prodeco Glencore, Carbones de La Jagua, Consorcio Minero Unido, Carbones El Tesoro y Puerto Nuevo habían suspendido sus operaciones.
Por su parte, Cerrejón se vio abocado a una huelga de tres meses. Todas estas acciones jugaron en contra de la producción total y de la industria del carbón, además de las trabas introducidas por el COVID-19.
Recientemente, la ANM confirmó la decisión de negar la renuncia de dos títulos mineros de la Operación Integrada La Jagua y aceptó la renuncia para los otros tres títulos de Prodeco. Y la suerte de CNR quedó en manos del fondo Key Industries, que anunció un pronto reinicio de la explotación.
“Es muy probable que la producción pueda cerrar el año de la gran minería entre 50 y 60 millones de toneladas, dependiendo de los retos ambientales y de consultas previas que tienen que superar los proyectos. Seguramente las empresas van a tratar de aprovechar los buenos precios que se están empezando a ver en el mercado internacional”, dijo Carlos Cante, exministro de Minas, ahora presidente de Fenalcarbón.
Por su parte, Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería, señaló: “Nuestro reto como país es producir [carbón] continuamente. Sin afectaciones a la línea férrea y sin decisiones judiciales que afecten parte de las operaciones”. El gremio considera que al finalizar este año se habrá alcanzado una producción de carbón térmico de 60 millones de toneladas.
Un mineral, dos mercados
La actividad productiva de carbón en el país lo componen dos mercados: el carbón térmico y el metalúrgico. El primero está supeditado a la producción del consumo nacional para generación de energía y para la industria.
“Estamos hablando más o menos de 7 a 9 millones de toneladas al año y la producción de carbón metalúrgico (utilizado en la producción del coque metalúrgico) son más o menos cinco millones de toneladas que se utilizan para producir 3,4 millones de toneladas de coque metalúrgico que exportamos el año pasado”, explicó el presidente de Fenalcarbón. Las exportaciones de este mineral se hacen por el puerto de Barranquilla.
“Aspiramos este año exportar cerca de 3,8 millones de toneladas que van a requerir seis millones de toneladas de carbón metalúrgico”, dijo Cante.
En cuanto a la producción de la gran minería que se desarrolla en la costa norte del país, Drummond indicó que tiene más de 1.200 millones de toneladas de reservas de carbón térmico en el centro del Cesar, lo que le significa por lo menos treinta años más de esta actividad en el país.
“Esperamos lograr una producción de 31,5 a 33 millones de toneladas, confirmando por quinto año consecutivo que somos la principal compañía de carbón en el país”, dijo Pablo Urrutia, vicepresidente de Asuntos Públicos y Comunicaciones. En diciembre de 2020 la compañía llegó al hito de 500 millones de toneladas exportadas. Según las cuentas de la minera, en treinta años ha generado US$7.500 millones en impuestos y regalías.
Mientras tanto, Cerrejón anunció que está en un constante proceso de transformación para adaptarse al mercado internacional y estar en capacidad de llegar a mercados más lejanos, ya que los países europeos continúan con su transición energética. Por esa razón, mejorar la competitividad es esencial para llegar a lugares como Asia, sostiene Claudia Bejarano.
“Después de un [año] 2020 en el que nos vimos impactados por los bloqueos, la pandemia y una huelga de tres meses, confiamos en poder alcanzar niveles de producción y exportación cercanos a los de 2019”, dijo Bejarano, de Cerrejón. La dirigente empresarial señaló que en las últimas semanas, en línea con lo que está pasando con todas las materias primas, el precio del carbón ha aumentado, pero no hay una perspectiva clara de hasta cuándo puede durar esta situación.
Y toda esta conversación se enmarca en la crisis climática global, que representa la amenaza más grande para el planeta. De acuerdo con el más reciente informe del IPCC, “es inequívoco que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra”. Una gran parte de esta influencia está relacionada con la extracción y el uso de combustibles fósiles y elementos de las industrias extractivas
Por ejemplo, esta misma semana, China anunció que dejará de financiar centrales eléctricas con base en carbón en el exterior. Este país es la principal fuente de recursos para estos proyectos.
El anuncio del gobierno chino deja abiertas varias preguntas, pero señala un paso más en el camino de la descarbonización de las economías.
Sin embargo, la ruta hacia la descarbonización aún enfrenta enormes retos en procesos industriales en los que este mineral seguirá presente durante varias décadas.