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NEGOCIOS
Plan Quinquenal 2021-2026: China diseña futuro. JP Morgan: De fábrica a mercado
LA TERCERA/MINING PRESS/ENERNEWS

Acelerar el desarrollo económico bajo en carbono y aumentar la eficiencia en el uso de recursos

01/03/2021

FRANCISCA GUERRERO

Las metas trazadas en el pasado se han cumplido al pie de la letra. China dejó atrás el protagonismo que le otorgaba a la manufactura y las exportaciones, para relevar el rol de los servicios en un potente mercado doméstico. Para el futuro la prioridad estará puesta en fortalecer esas tendencias, mantener un crecimiento estable y avanzar en objetivos de tecnología y medioambiente.

El próximo viernes 5 de marzo se reunirán los líderes del Partido Comunista de China en el Congreso Nacional del Pueblo, para definir el décimo cuarto Plan Quinquenal de China. Se trata del evento político de mayor importancia para el gigante asiático, en el que se establecerá la ruta que seguirá su economía entre los años 2021 y 2026, para avanzar decididamente en la consecución de metas que se proyectan en el futuro incluso hasta 2060.

Las conclusiones a las que se llegue son de vital importancia para el mundo en su conjunto. Después de todo la que será la mayor economía planetaria en 2027, según las estimaciones de JPMorgan, se ha transformado siguiendo al pie de la letra las definiciones de sus planes quinquenales.

Tal como se estableció en el pasado, China volcó sus energías hacia las enormes potencialidades que ofrece una economía interna compuesta por una población de 1.400 millones de personas, el 41% de las cuales hoy pertenece a una clase media que alcanzaría el 72% para principios de la próxima década. Asimismo, han cumplido con avanzar hacia la vanguardia del desarrollo tecnológico, gracias a una todavía creciente inversión en investigación y desarrollo.

Quedó atrás, entonces, la época dorada de sus exportaciones y manufacturas propiciada por su ingreso a la Organización Mundial del Comercio en el comienzo del presente siglo. Ahora son los servicios los protagonistas de su actividad.

Lograr dar con los objetivos que se proponen se explica por su formulación. Según explican en Goldman Sachs, las metas de los planes quinquenales se aterrizan en un total de 25 indicadores, referentes a temáticas de desarrollo económico, bienestar, innovación y medioambiente.

Innovación y medioambiente en el centro

El protagonismo de esos dos últimos puntos se dejará notar en este nuevo plan quinquenal, según GS. “Dado el fuerte énfasis en la innovación y el crecimiento de la calidad, creemos que el gobierno puede agregar más indicadores relacionados con la innovación y continuar poniendo mucho énfasis en el medio ambiente”, detallan.

La economista jefa para la Gran China en ING, Iris Pang, también hace esa apuesta, y comenta consultada por PULSO que “el objetivo del plan es acelerar el desarrollo económico bajo en carbono y aumentar la eficiencia en el uso de recursos. El plan no solo tiene como objetivo proteger el medioambiente, sino también restaurarlo, que es un concepto nuevo en la política china”.

En el área tecnológica, la mayoría de los análisis coincide en que las restricciones de las exportaciones estadounidenses generan una presión adicional para avanzar a la autosuficiencia. En ese marco, Pang llama la atención sobre un riesgo que difícilmente quedará planteado en el nuevo plan quinquenal.

“Nos preocupa que la resistencia a adoptar tecnología china podría convertirse en una tendencia, cuando otras economías perciban el creciente poder de China como una amenaza para su propio crecimiento económico”, sostiene.

Planificación de la estructura económica

Por otra parte, en la estructuración económica “el nuevo plan incluye la extensión de algunas políticas del plan quinquenal anterior, por ejemplo, el crecimiento de ‘alta calidad’”, agrega Pang, detallando que se seguirá apuntando a convertirse en una sociedad de ingresos medios, lo que implica que el foco seguirá puesto en el mercado doméstico. Es de esta manera que pretende hacer crecer su clase media y reducir la brecha de riqueza entre la población rural y urbana. Esta semana se dio por derrotada la pobreza extrema.

A la hora de hacer un análisis más amplio de la estrategia china, Tulli McCully, economista para China en Scotiabank, sostiene que “el término ‘circulación dual’ está recibiendo mayor atención en China”, en referencia a la búsqueda de un equilibrio en la atención que se le presta “tanto a los aspectos internos como externos de la economía”.

Dentro de las fronteras, la prioridad estará puesta en “aumentar los ingresos familiares y el papel del consumidor en la economía. Se pueden lograr salarios más altos mediante reformas del sistema de tierra y residencia que apoyarían la urbanización. Las mejoras en la red de seguridad social reducirían la tasa de ahorro relativamente alta de China, respaldando aún más las perspectivas de gasto de los consumidores”, precisa McCully.

En tanto, en la arena internacional, el mayor socio comercial de Chile “aspira a seguir siendo relevante en el mercado mundial”. De acuerdo a la experto, esto implicará que Beijing seguirá promoviendo una mayor integración comercial global y regional y lazos de inversión más profundos”.

En Goldman Sachs, además, anticipan que hay dos alternativas para el objetivo de crecimiento de 2021: “La forma más fácil es, al igual que en 2020, eliminar el objetivo de crecimiento numérico; o establecer un objetivo de crecimiento flexible que se parezca más a un límite inferior, como ‘por encima del 6%’”.

Al respecto, los gobiernos provinciales ya publicaron sus respectivas metas, con el 6% como límite inferior y un 10% el más alto, representado por Hubei y Hainan.

 

JPMorgan: 'China pasó de ser la fábrica a ser el mercado de consumidores del mundo'

El país está decidido a avanzar en autosuficiencia tecnológica a través de la innovación, lo que también le ayudaría a superar la trampa de los ingresos medios

El interés de los inversionistas extranjeros por China crece, pese a las particularidades políticas y de gobernanza de empresas en el país. Así lo asegura Gabriela Santos, estratega de mercados globales de J.P. Morgan Asset Management, quien si bien llama a tener ciertas precauciones, considera que las empresas de la región deben avanzar a sacar provecho del mercado interno del gigante asiático.

¿Los latinoamericanos estamos invirtiendo en China?

-China pasó de ser la fábrica a ser el mercado de consumidores del mundo. Las compañías latinoamericanas tienen que cambiar su enfoque. China no es para tener fábricas y producir cosas para el mundo, pero sí es importante tener presencia en China para sacar provecho de su mercado doméstico. Ese es un cambio absoluto de pensamiento. Las compañías americanas y europeas están mucho más avanzadas en este proceso.

En términos del mercado de capitales, nuestros clientes en Chile y en otros países de la región están muy avanzados en tener inversiones dedicadas a China en sus carteras, no como parte de Asia o de emergentes. Ahí vemos a los inversionistas latinoamericanos mucho más avanzados que los estadounidenses.

¿Qué análisis hace de la apertura de los mercados chinos?

-China viene abriendo su economía desde hace 40 años a exportaciones, inversión directa y compañías. En cambio la apertura de sus mercados es algo más reciente. En términos de renta variable empezó en 2014, con un programa que abrió las bolsas de Shanghái y Shenzhen para las inversionistas extranjeros, mientras que para la renta fija un proceso similar comenzó en 2017. Esta tendencia continuará en los próximos años, porque vemos mucho interés de los inversionistas globales para participar en el mercado chino.

¿Cómo se sigue diferenciando de los mercados de Occidente y qué implicancias tiene esto para un inversionista?

-El modelo económico de China es completamente distinto. No es una economía capitalista. Es una economía social de mercado, que mezcla socialismo y capitalismo. Entonces, como inversionistas tenemos que poner mucha atención en estos planes quinquenales, porque es una economía controlada. Lo que en otros países son más bien una lista de deseos, en China es una realidad.

En términos de los mercados, sí tenemos que tomar algunas precauciones como inversionistas porque todavía son mercados poco eficientes. Por ejemplo, hay menos transparencia en los resultados de compañías. Es por eso que se requiere tener a alguien local que nos pueda ayudar a comprender mejor qué pasa en estas firmas, no podemos confiar en el papel desde lejos.

Por otra parte, es un mercado donde hay mucha participación del retail, por lo tanto hay una volatilidad mucho más alta, y también hay muchas compañías estatales, por lo que es preciso tener cuidado con la gobernanza. Como inversionista tenemos que saber que las empresas no son manejadas para nosotros, sino para el Estado. En ese caso, hay que tener el cuidado de enfocarse más en compañías privadas y menos en estatales.

¿El plan “Made in China”, para pasar a la vanguardia del desarrollo tecnológico en 2025, está avanzando?

-Sí, China ya ha empezado este proceso. El gasto en investigación y desarrollo (I+D) como porcentaje del PIB ha venido aumentando a lo largo de los últimos veinte años hasta un 2,1% del PIB, esa tendencia continuará, es un componente clave de su nuevo plan quinquenal, porque China aspira a convertirse en un país más similar a Japón, que gasta más del 3% del en I+D.

Toda esta innovación está enfocada en las industrias del futuro, es decir, inteligencia artificial, computación cuántica, robótica y semiconductores, con el objetivo de conseguir la autosuficiencia en la tecnología, algo urgente por su competición con Estados Unidos.

¿Qué expectativas tienen respecto al plan quinquenal que se está por revelar?

-No debería haber sorpresas, porque los chinos no hacen sorpresas en estos temas. Las prioridades son la demanda doméstica, mejorar la autosuficiencia en tecnología e innovación, avanzar en prosperidad en común disminuyendo la desigualdad y proteger el medioambiente. Esto último es un tema nuevo para los chinos, vinculado con el anuncio que hicieron el año pasado de conseguir una emisión de carbón neutral en 2060.

¿Buenas noticias para el cobre?

-Eso va a ser muy importante para Chile y para el cobre porque ahora vamos a tener a las 3 mayores economías, la europea, la estadounidense y la china, en la misma línea de transformación energética. Se va a demandar mucho cobre para la producción de energía renovable y para los autos eléctricos también y no de un solo momento, sino que a lo largo del tiempo. China está pensando en 2050 y 2060.

¿Qué visión tiene de la estructura económica de China en el futuro?

-El motor de crecimiento de su actividad ahora se centra en el consumo, los servicios y en la demanda interna, ya no es el sector manufacturero o las exportaciones. El plan quinquenal incluirá la intensificación de esas tendencias.

Además, en la actualidad el PIB per cápita de China es de US$ 10.000, comparable con países como Brasil. Todavía es un país emergente y a lo largo de los próximos 5 años quiere seguir aumentando su PIB per cápita y en este proceso transformarse en una economía desarrollada.

Esta transición es un momento muy importante para China, porque muy pocos países emergentes logran hacerlo con éxito y se quedan presos en la trampa de los ingresos medios.

¿Cómo exactamente pretende superar la trampa de los ingresos medios?

-China tiene la población más grande del mundo, 1.400 millones de personas, por lo que aún más importante que el tamaño de su economía es el indicador del PIB per cápita. Ellos tienen el objetivo de doblar su nivel actual a lo largo de la próxima década y para hacerlo, además de enfocarse en la demanda interna, van a priorizar la innovación, aumentando el valor agregado de lo que produce China. Es esto lo que justamente muchos países no hacen y por eso quedan en la trampa.


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