Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos tras ganar las elecciones de 2024, calificó a la energía eólica como “basura” y afirmó que es “la energía más cara que existe”, generando un fuerte impacto en los mercados internacionales.

Durante una conferencia de prensa en su resort en Florida, el presidente electo de Estados Unidos reiteró su oposición a los aerogeneradores y declaró que su administración buscará detener la construcción de nuevos parques eólicos en el país.

"Ensucian nuestro país, están esparcidos por todo el país como si tiraran papel, como si tiraran basura en un campo (...). Se oxidan, se pudren, se cierran, se caen (...) Y ponen otras nuevas al lado porque nadie quiere derribarlas, porque ¿por qué iban a derribarlas? Es muy caro derribarlas", sostuvo, según informó Reuters. 

Trump ha criticado duramente los esfuerzos del actual presidente, Joe Biden, por impulsar el sector de las tecnologías verdes en Estados Unidos a través de la Ley de Reducción de la Inflación, que ha creado una importante perspectiva de crecimiento para los actores de los sectores solar, eólico y del hidrógeno.

“En Estados Unidos, vamos a eliminar los molinos de viento, porque ensucian el paisaje, se oxidan y son un desperdicio de recursos”, agregó Trump. Además, criticó el elevado costo de la energía eólica frente al gas natural y resaltó que Estados Unidos debe adoptar una política energética que priorice fuentes más económicas y confiables.

Las declaraciones de Trump también tuvieron eco en Europa, donde las acciones de empresas del sector eólico experimentaron importantes caídas. Companías como Orsted, Vestas y Siemens Energy registraron pérdidas de hasta un 6,7% en sus valores, mientras que otras como Acciona y EDP también sufrieron descensos.

En su plataforma Truth Social, Trump también criticó las políticas energéticas del Reino Unido, instando al gobierno a “abrir el mar del Norte” para la explotación de petróleo y gas, y a “deshacerse de los molinos de viento”.

Estas afirmaciones llegan en un momento en que el Reino Unido busca cuadruplicar su capacidad de generación eólica marina para alcanzar 60 gigavatios en 2030, como parte de sus compromisos de descarbonización.

Según destacó El Economista, la industria eólica enfrenta ya varios desafíos, como problemas técnicos, interrupciones en la cadena de suministro y el aumento de las tasas de interés, que han elevado los costos de los proyectos.

Empresas como Ørsted han reducido sus objetivos de inversión, mientras que otras han reportado pérdidas significativas. En el Reino Unido, a pesar del incremento de impuestos a las ganancias inesperadas de las petroleras y gasistas del mar del Norte para financiar energía renovable, el crecimiento del sector eólico marino ha sido más lento de lo esperado, con dificultades para alcanzar la rentabilidad.

En Estados Unidos, la Ley de Reducción de la Inflación impulsada por Joe Biden había generado grandes expectativas para el sector eólico, ofreciendo créditos fiscales y subsidios significativos.

Sin embargo, Trump ha criticado estas “subvenciones masivas” y señaló que buscará modificar estas políticas si asume un nuevo mandato. No obstante, analistas advierten que implementar cambios regulatorios podría ser complejo, dada la importancia de la energía eólica en estados tradicionalmente republicanos como Texas.