La presidenta del Banco Central, Rossana Costa, participó en un encuentro en la Sociedad Nacional de Minería (SONAMI), en donde expuso respecto a la situación de la economía y sus perspectivas. Para la directiva, no es evidente estimar cuánto se modificarían las proyecciones de precio del cobre.
El cobre ha venido anotando una importante alza en las últimas semanas, y ha llegado a nuevos máximos en dos años. En medio de este escenario, la presidenta del Banco Central, Rosanna Costa, indicó que no es evidente estimar cuánto se modificarían las proyecciones de precio del metal rojo.
“Respecto de los precios de las materias primas, nuestra estimación para el precio del cobre y del petróleo son algo mayores respecto del Informe de fines de 2023. Nuestras proyecciones tuvieron como cierre estadístico el 26 de marzo, cuando el precio del metal se ubicaba en torno a los 4 dólares la libra, por debajo de los valores en que ha fluctuado más recientemente. Con la información de la que disponíamos entonces, proyectamos precios promedio de 3,85 dólares la libra para el período 2024-2026″, dijo.
La presidenta del Banco Central dijo durante el encuentro con SONAMI que la “economía cierra brechas significativas y avanza en la normalización de su política monetaria”
“No es evidente estimar cuánto se modificarían estas proyecciones incluyendo la evolución más reciente del precio. En parte porque se debe evaluar cuidadosamente los factores de oferta y demanda que sustentan su comportamiento y cuál será su persistencia en el corto y mediano plazo. Esa será una tarea para el IPoM de junio", explicó Costa.
"En todo caso, creo importante rescatar un dato que mostramos en el Informe de marzo, en particular la mayor intensidad de uso del cobre en el sector de transportes en China, lo que en el marco de la creciente demanda por electromovilidad puede estar incidiendo en su mayor precio”, agregó.
Para Costa, la economía chilena ha cerrado sus importantes desequilibrios macroeconómicos de años anteriores, y la inflación está cerca de la meta de 3%, con las expectativas de inflación bien ancladas.
"La situación en que nos encontramos hoy le otorga al Banco mayor flexibilidad para acomodarse a shocks que puedan aumentar la inflación, siempre y cuando estos se disipen dentro del horizonte de política monetaria de dos años", dijo.
"Sin embargo, los mercados y las condiciones financieras globales están especialmente sensibles a factores como la evolución de las tensiones geopolíticas —las que emanan de distintos frentes— y las señales respecto de la evolución de la inflación en Estados Unidos", agregó.
"En este contexto, prevemos que la TPM seguirá disminuyendo a lo largo del año. No obstante, debemos ser cautelosos a la hora de evaluar el escenario macroeconómico y la adecuada velocidad de normalización de la política monetaria en nuestra economía. Como hemos resaltado desde hace tiempo, la magnitud y temporalidad de las futuras reducciones de la TPM se evaluará reunión a reunión, teniendo presente la evolución del escenario macro y sus implicancias para la inflación", completó.