La tecnología puede ayudar a fortalecer la posición de Chile como líder en la transición hacia la energía verde. Y Nicolás Cánovas nos desvela el papel que juega esta en la apuesta sostenible del país
La transición hacia la energía verde en Chile no solo es una aspiración, sino una realidad tangible que está redefiniendo diversas industrias a un ritmo acelerado. En este contexto de cambio, las empresas desempeñan un papel crucial al liderar este proceso y posicionarse a la vanguardia. En el panorama mundial de inversión hacia fuentes renovables, donde Chile ocupa el 14º lugar según el ranking RECAI de EY, es imperativo explorar cómo estas entidades están adoptando prácticas responsables y eficientes en el consumo de energía.
Estas corporaciones no son simples espectadoras en esta transformación, sino actores activos que moldean la transición hacia la energía verde. Más allá de cumplir con regulaciones y normativas, deben innovar en prácticas que beneficien al medio ambiente y fortalezcan la posición de Chile como líder en el escenario global de esta materia.
Según explicó Nicolás Cánovas, director General de AMD para Latinoamérica, en Forbes, el enfoque principal debe dirigirse hacia la colaboración y sinergia entre las empresas y otros actores de la industria, donde el proceso de transición sea un esfuerzo colectivo que requiera la revisión de modelos de negocio y la adopción de tecnologías más limpias. Desde pequeñas startups hasta grandes corporativos, cada actor tiene un papel fundamental que desempeñar.
En este contexto, los centros de datos se perfilan como elementos fundamentales para impulsar la eficiencia energética en el amplio panorama de las Tecnologías de la Información (TI).
Sin embargo, es importante reconocer que, dada la demanda y complejidad inherente al almacenamiento de grandes volúmenes de información, estos centros deben evolucionar hacia prácticas más amigables con el medio ambiente.
Este cambio de enfoque no solo busca optimizar el rendimiento y la capacidad, sino que también tiene un impacto significativo en términos de sostenibilidad, al minimizar el uso de energía asociada, explicó Cánovas.
Acciones como la optimización en el uso de la energía, la implementación de sistemas de refrigeración más efectivos y la adopción de arquitecturas energéticamente avanzadas han desempeñado un papel crucial en la significativa reducción de las emisiones de gases.
Además, el diseño de hardware más eficiente, respaldado por tecnologías avanzadas de gestión de energía, ha permitido que los centros de datos operen de manera más sostenible, sin sacrificar su rendimiento. Este enfoque integral hacia la ecoeficiencia no solo favorece al medio ambiente, sino que también responde a la urgente necesidad de abordar los desafíos vinculados al cambio climático, destacando las características que impulsan esta transformación sin incurrir en una perspectiva comercial.
La adopción de tecnologías que fomenten un desarrollo sustentable y eficiente se convierte en una estrategia virtuosa para contribuir activamente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Es relevante destacar que, en este contexto, la inteligencia artificial desempeñará un papel fundamental en el corto plazo, ofreciendo nuevas alternativas para potenciar esta transformación y avanzar hacia una operación más respetuosa con el entorno.
La transición hacia la energía verde no es solo un cambio en la matriz y estructura energética de Chile, sino también una revolución en la mentalidad y prácticas de la industria. Es crucial resaltar el papel de las compañías como impulsores activos de este cambio, instando a una acción que promueva una colaboración más profunda y un compromiso conjunto hacia una industria más sostenible.
En este camino, la clave no es solo adoptar cambios, sino liderarlos, estableciendo un nuevo estándar que inspire a otros a seguir la senda hacia un futuro más limpio.