Se necesita una inversión continua y sin precedentes para compensar las pérdidas ocasionadas por el cambio climático
ANAHÍ ABELEDO
Los países de América Latina y el Caribe son altamente vulnerables y están cada vez más expuestos a los efectos del cambio climático. La mayoría de los países de la región están ubicados en zonas geográficas particularmente expuestas a condiciones y acontecimientos climáticos adversos. Cuáles son los efectos del CC para la región y cuánto se necesita para compensar los daños.
Se estima que el PBI global sería entre un 10 y 23% menos para 2100 si no se mitigan los efectos del CC mientras que para compensarlo se necesita un 6,5% de ese PBI por año.
Para América Latina el cálculo de la CEPAL indica una inversión necesaria anual de entre 5 y 10% del PBI regional y estima que hacia 2050 las pérdidas serían del orden del 9 al 12%.
Con cada década que pasa la frecuencia de este tipo de eventos está aumentando. La intensificación de los shocks climáticos negativos causará graves daños macroeconómicos a largo plazo en América Latina y el Caribe de acuerdo al último informe de la ONU: "World Economic Situation and Prospects 2024".
El cambio climático representa un shock permanente para la estructura productiva en los países afectados de la región provocando importantes perturbaciones en sectores económicos clave.
Latinoamérica, amenazada por el efecto de "El Niño"
En algunos casos, el aumento de las temperaturas y los cambios en condiciones hidrometeorológicas –incluida la mayor incidencia de sequías y olas de calor y mayor variabilidad en los niveles y patrones de precipitación – afectar negativamente a los determinantes del crecimiento económico, reduciendo la productividad laboral, perturbando la agricultura y producción minera, y contribuyendo a una rápida depreciación del capital social.
En otros países, especialmente los del Caribe y Centroamérica, la creciente frecuencia y gravedad de fenómenos climáticos extremos como huracanes y las inundaciones causan pérdidas generalizadas de capital y afectar actividades económicas clave como la agricultura y turismo.
Los daños económicos causados por el cambio climático son sustanciales y serán aún más pronunciados si se intensifican los shocks climáticos más negativos.
Tomando una muestra de seis países estructuralmente vulnerables de la región, estimó que como resultado de la intensificación de las crisis climáticas, los niveles del PIB podrían ser entre un 9 y un 12 % más bajos para 2050 en relación con un escenario contrafactual de crecimiento tendencial.
COMPENSAR LAS PÉRDIDAS CAUSADAS POR EL CLIMA
El cambio requerirá una acción sostenida y sin precedentes de impulso a la inversión.
Las estimaciones de la CEPAL sugieren que para los seis países considerado, volviendo al nivel de PIB supuesto por el escenario de crecimiento tendencial a partir de la intensificación del escenario de shocks climáticos podría ser posible, pero requieren una inversión adicional equivalente a un promedio entre el 5,3 y el 10,9 % del PIB al año.
Mantener tal impulso inversor no tendría precedentes en una región donde las inversiones generales son excepcionalmente bajas en comparación con otras regiones en desarrollo y con economías desarrolladas.
La viabilidad de un cambio climático ambicioso requiere una agenda de inversiones se basa en la amplia movilización de recursos tanto públicos como privados.
Asegurar los recursos necesarios para combatir el cambio de clima en la región requerirá una visión multidimensional que alinea la política fiscal con objetivos del cambio climático y también crea las condiciones necesarias para desbloquear el capital privado y atraer inversiones.
Primero, los esfuerzos de movilización de recursos internos debería tratar de aumentar los ingresos tributarios y crear las condiciones para la profundización de los mercados financieros internos, incentivar los flujos financieros para proyectos climáticos.
En segundo lugar, se necesitará una combinación de políticas fiscales y financieras necesaria para movilizar eficazmente la inversión privada.
Entre octubre y noviembre de 1998, el huracán Mitch golpeó con fuerza Honduras, sobre todo la capital, Tegucigalpa.
En tercer lugar, los esfuerzos a nivel nacional deben ir acompañados mediante una mayor participación y cooperación internacionales, con medidas adoptadas para aumentar la capacidad de los organismos multilaterales prestamistas y fondos climáticos para proporcionar la financiación y compromiso de ampliar la asistencia oficial para el desarrollo y facilitar la adaptación al cambio climático y mitigación en los países de ingresos medios.
Por último, dadas las limitaciones al espacio fiscal creadas por el alto nivel de la deuda pública, será fundamental institucionalizar el alivio de la deuda climática para impulsar las inversiones destinadas a mitigar los riesgos del cambio climático.
OMM: EFECTOS DEL CC EN AMÉRICA LATINA
A medida que se aceleran el calentamiento a largo plazo y el aumento de nivel del mar, los fenómenos meteorológicos extremos y los choques climáticos en América Latina y el Caribe se intensifican en periodicidad y gravedad.
Un nuevo informe regional de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) muestra que en los últimos 30 años, las temperaturas han aumentado un promedio de 0,2 °C por década, la tasa más alta de la que se tiene constancia.
De hecho cinco países de la región integran la lista de 10 naciones más amenazadas en el mundo por estos cambios: Puerto Rico; Honduras; Dominica; Haití y Nicaragua. Los otros países del top ten son asiáticos siendo Latam y Asia las dos regiones más afectadas por el CC.
El estudio destaca el círculo vicioso de los crecientes impactos sobre los países y las comunidades locales, citando como ejemplo que la sequía prolongada conllevó un descenso de la producción hidroeléctrica en amplias zonas de América del Sur lo que, a su vez, provocó un fuerte aumento de la demanda de combustibles fósiles en una región con un gran potencial sin explotar de energías renovables.
El huracán María devastó Puerto Rico y dejó casi 3.000 muertos
Además, menciona que el calor extremo combinado con la sequedad de los suelos dio lugar a incendios forestales sin precedentes en pleno verano de 2022, lo que provocó que las emisiones de dióxido de carbono alcanzaran los máximos niveles de los últimos 20 años y, por consiguiente, que las temperaturas fueran aún más altas.
La OMM también advierte que el deshielo de los glaciares ha empeorado, amenazando los ecosistemas y la futura seguridad hídrica de millones de personas. En el verano de 2022 se produjo una pérdida casi total del manto de nieve en los glaciares de los Andes Centrales, de modo que capas más sucias y oscuras de los glaciares absorbieron más radiación solar, lo cual a su vez aceleró el deshielo.
"Los ciclones tropicales, las precipitaciones intensas y las inundaciones, así como las graves sequías plurianuales, provocaron pérdidas de vidas humanas y daños económicos multimillonarios a lo largo de 2022. El creciente aumento del nivel del mar y calentamiento de los océanos plantean riesgos cada vez mayores para los medios de subsistencia, los ecosistemas y las economías de las zonas litorales", advirtió el secretario general de la OMM.
Petteri Taalas explicó que muchos de los fenómenos extremos estuvieron influidos por el episodio de larga duración de La Niña, aunque aclaró que también son característicos del cambio climático debido a la actividad humana.
El titular del organismo adelantó que un nuevo episodio de El Niño hará subir las temperaturas y traerá consigo más fenómenos meteorológicos extremos y afirmó que por este motivo la iniciativa Alertas Tempranas para Todos será fundamental para proteger vidas y medios de subsistencia.
EL COSTO ESTIMADO DEL CC PARA EL MUNDO Y ODS 13
El ODS 13, insta a los países a tomar medidas para combatir el cambio climático y sus impactos.
Se espera que el cambio requiera una inversión de US$ 150 billones en tecnologías de transición energética e infraestructura para 2050, lo que resulta a un compromiso de US$ 5,3 billones al año para transformar el sector energético global.
Un creciente número de estudios que intentan estimar el alcance de las pérdidas económicas globales debidas al cambio climático no capturan adecuadamente los riesgos de cola, fenómenos meteorológicos extremos o no linealidades.
A nivel micro, la evidencia sugiere que los factores productivos (como oferta de mano de obra), recursos naturales (como cultivos) y la productividad laboral no responde linealmente a los cambios diarios o temperaturas locales horarias.
Diferentes estudios estiman que las pérdidas económicas para el mundo serían del 10 % del PIB mundial para el año 2100 y que los ingresos globales promedio serían un 23 % menores en un escenario sin mitigación del calentamiento global.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, 2021) estima que las pérdidas del PIB mundial oscilarán entre el 10 y el 23 % ´para esa fecha debido únicamente a los impactos de la temperatura.
Tras el terremoto de 2010, los continuos huracanes hacen muy difícil la reconstrucción de Haití
Los desafíos a la hora de estimar las pérdidas económicas se relacionan en gran medida con tres factores: dificultades en predecir el ritmo y la intensidad del cambio climático; limitaciones en torno al uso del PIB u otras medidas relacionadas con la moneda para capturar la totalidad de pérdidas económicas y dificultades en producir estimaciones completas de los efectos directos y costos económicos indirectos del cambio climático como daños a los cultivos, la destrucción de las capacidades productivas e infraestructura y la pérdida de activos físicos – pueden observarse y medirse (OCDE).
Sin embargo, los impactos indirectos y a largo plazo de procesos como la desertificación, la migración masiva y la pérdida de vegetación, biodiversidad y hábitats en fundamentos macroeconómicos y niveles de vida también es necesario considerar – a pesar de la complejidad de canales de transmisión para estimar adecuadamente el coste del cambio climático.
Los países de bajos ingresos, especialmente los PEID, están afectados desproporcionadamente no sólo por el aumento de intensidad de los desastres naturales, sino también por los cambios sutiles asociados con el cambio climático.
La productividad alcanza su punto máximo con una temperatura media anual de 13°C y disminuye a un ritmo acelerado a temperaturas más altas.
Dentro de los países, la carga de los desastres relacionados con el cambio climático recaen sobre todo en grupos vulnerables, incluidos los pueblos indígenas que dependen del medio ambiente para su subsistencia, así como mujeres, niños y personas mayores (CIPF, 2021).
Los costos anuales de adaptación para los países en desarrollo se estiman que por sí solos oscilan entre US$ 215 mil millones y US$ 387 mil millones por año durante la presente década, con proyecciones de un aumento significativo para 2050 que los países en desarrollo distintos de China necesitan gastar alrededor de US$ 1 billón al año hasta 2025 (un promedio del 4,1 % del PIB, en comparación con 2,2 % del PIB en 2019) y alrededor de US$ 2,4 billones por año para 2030 (6,5 % del PIB) para gestionar la crisis climática.
El importe total cubre la acción en cuatro áreas críticas, incluido el desarrollo de los derechos humanos, creando y manteniendo sustentables infraestructura y acelerar la transición energética, facilitando la adaptación y la resiliencia para restaurar el capital natural mediante agricultura, alimentación y uso de la tierra prácticas sostenibles y biodiversidad.
El compromiso asumido por los países desarrollados en 2009 fue proporcionar 100 US$ mil millones de dólares en financiación climática por año para 2020 para apoyar a los países en desarrollo –un compromiso reiterado en 2015 y 2022– nunca se cumplió plenamente; financiación climática movilizada por las economías desarrolladas totalizaron sólo US$ 89.600 millones en 2021.
Se necesita gastar alrededor de US$ 1 billón al año hasta 2025 (un promedio del 4,1 % del PIB, en comparación con 2,2 por ciento del PIB en 2019) y alrededor de 2,4 billones de dólares por año para 2030 (6,5 % del PIB) para gestionar la crisis climática.
Glaciares y el peligro del deshielo, en Argentina
UNA ENCRUCIJADA DE DESARROLLO
Más allá del corto plazo, América Latina y el El Caribe se encuentra en una encrucijada de desarrollo. Al mismo tiempo, muchos países de la región –en particular las economías caribeñas– son altamente vulnerable a la amenaza existencial planteada por los impactos del cambio climático, que puede reducir aún más el crecimiento potencial de la producción.
En este contexto, la región enfrenta la crucial desafío de implementar políticas anticíclicas, políticas industriales macroeconómicas y activas capaces de impulsar el crecimiento y la inversión, ampliar bienestar social y crear resiliencia al cambio de clima .
De cara al futuro, la transición verde ofrece nuevas oportunidades para que muchas economías puedan implementar políticas industriales encaminadas a aumentar la inversión, fortaleciendo la innovación y capacidades tecnológicas e impulsar el crecimiento.
Algunos países están tomando pasos incipientes hacia la búsqueda económica y un crecimiento ambientalmente sostenible.
Brasil lanzó recientemente una ambicioso iniciativa de transición verde que incluye enormes inversiones públicas y privadas, asociaciones, esquemas de comercio de carbono y servicios públicos, fondos para proyectos de adaptación de infraestructura e inversiones en investigación y desarrollo.
Es crucial que estas nuevas iniciativas y otros en toda la región están bien diseñados, adecuadamente financiado y respaldado por un fuerte compromiso político manteniendo al mismo tiempo la estabilidad macroeconómica y cohesión social.