NARCISO DE LA HOZ G.

Desde que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció el pasado 18 de octubre la eliminación de casi todas las restricciones que había impuesto a los sectores petrolero, bancario y minero de Venezuela, los hoteles más costosos de Caracas están más concurridos que de costumbre por extranjeros.

Un acuerdo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición sobre cómo se podrían celebrar elecciones libres este año está detrás de la flexibilización de las sanciones que, unidas a la incompetencia del régimen, la corrupción y la pérdida de capital humano en PDVSA, han desplomado la producción de la petrolera estatal hasta unos 750.000-800.000 barriles diarios (ligeramente superior a la de Colombia), según datos difundidos por la OPEP, muy por debajo de los 3 millones de barriles de los mejores tiempos de la compañía.

En medio de la euforia que ha generado en la industria a nivel global el levantamiento de las sanciones de Estados Unidos durante seis meses, el pasado 18 de noviembre el presidente Gustavo Petro realizó una visita a su ‘homólogo’ Nicolás Maduro y en medio de la reunión, en el Palacio de Miraflores, anunció una posible alianza Ecopetrol-PDVSA, que convertiría a Colombia en el ‘gran nodo logístico del continente en transporte de energía’.

En una sorpresiva declaración, Petro dijo: “Es muy probable que Ecopetrol se vuelva socia de PDVSA en la explotación de campos de gas en Venezuela y de campos de petróleo. Así se va a asegurar en ambas vías, energía eléctrica hacia Venezuela, materias primas fósiles hacia Colombia, quizás pasando por Cali hacia Asia”.

Petro agregó que se trata de “una integración energética que, en mi opinión, va a ser histórica y fundamental para el desarrollo y la prosperidad de los dos pueblos”.

La noticia cayó como una ‘bomba’ en el país y dividió las opiniones de analistas y gremios. Mientras el ministro de Minas, Andrés Camacho, calificó la propuesta como un gana-gana, la presidenta de Naturgas, Luz Stella Murgas, dijo que el país necesita construir un Plan Integral de Seguridad Energética (PISE), que le dé prioridad y agilidad a la exploración y desarrollo de los descubrimientos para garantizar el abastecimiento, incluso en momentos críticos de contingencias o fenómenos de la naturaleza, que pongan en riesgo la seguridad energética que hemos mantenido por décadas. 

Y aunque la presidenta de Naturgas admitió que hay que contemplar las opciones viables de fuentes de suministro de gas natural externas, se debe evitar generar una dependencia de las mismas con opciones de interconexión regional e infraestructura de regasificación, entre otras.

“Colombia no puede renunciar a mantener y fortalecer su soberanía energética. Los descubrimientos de gas natural costa afuera ratifican que el país tiene gas natural para ser autosuficiente, de ahí la importancia de trabajar de manera articulada para que las licencias, consultas previas, e inversiones se den oportunamente con el fin de acelerar e incrementar la exploración y producción”, agregó Murgas.

De hecho, en entrevista con Forbes, el presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, subrayó la importancia de la actividad exploratoria costa afuera (offshore) en el mar Caribe para garantizar el suministro de gas que es considerado el energético clave de la transición, en un trabajo conjunto con Shell, Oxy y Petrobras.

“Estamos hablando de que en el peor de los mundos vamos a estar incorporando reservas entre 2,5 y 4,5 terapies cúbicos y en el mejor de los mundos podemos estar hablando de entre 10 y 12,5 terapies cúbicos de gas en todos estos bloques exploratorios que estamos teniendo de acá al 2027”, explicó Roa.

El presidente de la empresa matizó que todo el negocio de la industria petrolera es altamente riesgoso y combina una incertidumbre muy alta con las expectativas de existencias de recursos que viabilicen su comercialización y colocación.

“Pero básicamente estas son las apuestas de todos los jugadores en un mercado como este, no solo Ecopetrol”, complementó.

LOS PLANES DE PETROBRAS EN COLOMBIA
Y aunque algunos analistas han advertido que el ‘off shore’ es una apuesta riesgosa y más costosa, el presidente de Petrobras, Jean Paul Prates, dijo en una entrevista con EFE que el gigante brasileño tiene planes ambiciosos para convertir a Colombia en un exportador de gas. 

“Estamos trabajando en un plan de desarrollo de las  reservas en aguas profundas del Caribe para atender el mercado de Colombia y, eventualmente, si nos juntamos con empresas que también tienen reservas en la región, montar una planta para licuar ese gas natural y poder exportarlo a donde queremos”, agregó.

Según Prates, los recursos para desarrollar esas reservas en Colombia fueron incluidos en el Plan Estratégico para el quinquenio 2024-2028 del gigante brasileño que prevé inversiones por US$102.000 millones.

De ese total, US$ 73.000 millones están destinados a proyectos de exploración y producción de petróleo y gas, pero solo US$ 1.300 millones a operaciones en otros países, incluyendo las de Colombia.

Prates descartó que los planes de Petrobras en Colombia puedan ser afectados por la política del presidente colombiano, Gustavo Petro, de acelerar el proceso de transición energética.

“Detectamos que el presidente (Petro) habla mucho de suspender la producción pero en una determinada área, en la selva amazónica colombiana, en donde hay una disputa antigua, que es polémica por contar con una reserva ambiental importante y donde ya hay bloques exploratorios de petróleo. Me parece que es un asunto querido, un asunto valorizado, pero para la política interna”, dijo.

Agregó que, pese al fuerte rechazo del mandatario a la explotación en esa región, en donde quiere crear una zona de exclusión y en la que Petrobras no tiene interés, “que yo me recuerde nunca ha dicho nada en relación a la explotación en áreas marinas, y él reconoce que Colombia aún necesita producir petróleo y gas”. 

PROS Y CONTRAS DE UNA ALIANZA
“Cuando a una empresa le plantean una posibilidad de alianzas con la compañía que tiene más reservas de petróleo y gas en el mundo, pues suena muy interesante”, dice Julio César Vera, presidente en Fundación Xua Energy al analizar la eventual alianza Ecopetrol-PDVSA.

De hecho, según explica, en los últimos 20 años se ha mencionado varias veces la posibilidad de que Ecopetrol entrara a la faja del Orinoco para explotar crudos pesados e incluso en el Golfo de Maracaibo. 

“Tendría uno que ser muy tozudo para descalificar una alianza que suena interesante”, dijo Vera a Forbes aunque destacó que hay unos condicionantes que hay que tener en cuenta. El primero tiene que ver con las restricciones legales más allá del ‘waiver’ de seis meses del Departamento de Estado. 

“Estos negocios no son de seis meses, sino que tienen una vocación de largo plazo. En segundo lugar tiene que haber un contrato en el que se establezcan las obligaciones y, sobre todo, los derechos de las partes que genere un gana-gana y blinde la operación para que no dependa del riñón del presidente de turno”.

Vera considera que hay dos elementos más que deben quedar bien establecidos. Uno tiene que ver con la repatriación de los eventuales beneficios que obtenga Ecopetrol en la operación en territorio de Venezuela, donde hay controles de cambio. Y el último, tiene que ver con la conveniencia de que Ecopetrol se alíe con una compañía que ha perdido su capital humano y técnico y que hoy es un fantasma de lo que llegó a ser en sus mejores tiempos. 

El presidente de Fundación Xua Energy también destacó que no deja de ser paradójico que mientras se limita posibilidad de desarrollar nuevas actividades exploratorias en el país, Ecopetrol sí lo haga al otro lado de la frontera con la consiguiente pérdida de regalías e ingresos tributarios para Colombia.

Para Juan Manuel Rojas, presidente de Promigas, los problemas que tuvo Canacol a finales de agosto y comienzos de septiembre para suministrarles gas a Cerromatoso y a otros usuarios industriales constituye una señal de alerta sobre los perjuicios económicos de una eventual pérdida de la autosuficiencia de gas, si el país toma la decisión de no explorar más y apostar solo por tecnologías no convencionales como la eólica y la solar. 

“Tenemos 7,2 años de reservas, el nivel más bajo de los últimos 17 años y esta situación debe prender una señal de alarma respecto a la seguridad y la confiabilidad energética del país”, dijo Rojas durante la presentación del informe del Sector Gas Natural en Colombia, InfoGas 2023. 

De hecho, el directivo dijo que para enfrentar esta delicada situación Colombia debe activar las herramientas para poder diversificar las fuentes de suministro, tales como la construcción de la Regasificadora del Pacífico, cuya licitación fue declarada desierta, e incluso la importación de Venezuela.

Según el Informe, al cierre del año pasado Colombia superó los 11 millones de usuarios conectados al gas natural, alcanzando una cobertura cercana al 70%, una cifra que muy pocos países en el mundo han logrado.

De dicha cifra, 10,8 millones de usuarios de 765 municipios son hogares, de los cuales el 85% pertenece a los estratos 1, 2 y 3 que utilizan el gas natural para la cocción de alimentos o calentamiento de agua. Mientras, 210 mil usuarios corresponden a clientes comerciales e industriales que lo usan para sus procesos productivos.

Por su parte, Mario Zamora, presidente de Mompos Oil Company, dijo que mantiene reservas e interrogantes sobre una eventual alianza de esta naturaleza teniendo en cuenta los problemas de flujo de caja de PDVSA e incluso de naturaleza técnica. 

“Ellos están produciendo alrededor de 800.000 barriles diarios y esa producción se puede incrementar fácilmente incluso un millón por año hasta llegar a los 2.5 o 3 millones de barriles. Sin embargo, para que esto suceda se requieren grandes inversiones que Ecopetrol no puede hacer en este momento debido a que no tiene la caja suficiente”, agregó.

A juicio suyo, de concretarse, habría grandes restricciones para el financiamiento de proyectos por parte de Ecopetrol y lo que en este momento requiere Venezuela, son recursos.  “Recursos, que pueden provenir de otras compañías más grandes como Exxon, Shell y Total que están viendo con buenos ojos volver a Venezuela aún conociendo que los alivios a las acciones de Estados Unidos pueden ser temporales”.

LO QUE DICE EL GOBIERNO COLOMBIANO 
En defensa de la integración, el ministro de Minas, Andrés Camacho, destacó que Colombia y Venezuela comparten una frontera de 2.200 km en la que viven cerca de 6 millones de personas de lado y lado.

“Entre 2006 y 2009 la balanza comercial llegó a US$10.000 millones. Desde el año pasado, los dos gobiernos están dando pasos hacia el restablecimiento de relaciones comerciales favorables a ambas naciones”, dijo el funcionario que citó varios argumentos a favor de la movida empresarial: 

+ La AIE concluye que nuestro continente “puede desempeñar un papel destacado en la nueva economía energética mundial”. En ese sentido, la integración energética de nuestros países es crucial y Colombia tiene el liderazgo en la materia.

+ La integración de comercio de energía renovable nos exige recuperar de inmediato la infraestructura eléctrica en las fronteras con Panamá, Ecuador y Venezuela. 

+ Fortalecimientio del mercado y la competencia: Actualmente Ecopetrol importa petróleo liviano de California y del Golfo de México para mezclar con el crudo extraído en Colombia, que es pesado, con el propósito de mejorar la calidad de refinación de la gasolina de consumo nacional.

Con un precio de combustible más competitivo, el país  avanzaría en el cierre del déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC).

+ Colombia importa gas desde 2014: El combustible es utilizado en grandes cantidades para la producción de energía térmica. En 2023 el mercado ofertó, en promedio, 183.951 MBTU diarias de gas importado a través de la Regasificadora del Caribe, cuyo valor de tasa es de alrededor de US$16 por MBTU, mucho más costoso que el gas de Venezuela.

“Si logramos precios más competitivos, ello tendrá una reducción importante en los costos de generación de energía térmica”, dijo el funcionario.

Sin embargo, este último argumento es rebatido por expertos como Sergio Cabrales, profesor de la Universidad de los Andes, quien dice que el precio del gas importado ronda los US$ 7 por GBTU.

Pero además, según Cabrales, las especificaciones técnicas y la disponibilidad del gas natural desde Venezuela aún son inciertos “y no sabemos si es más competitivo que el importado por Cartagena en la regasificadora SPEC”, un terminal de importación y regasificación de gas natural licuado (GNL). “Un punto relevante es que la mayoría de las térmicas de la costa están cerca de Cartagena y Barranquilla, lo que aumenta el costo de transporte desde Venezuela”.

Y aunque el anuncio de Petro tomó incluso por sorpresa a la Junta Directiva de Ecopetrol, luego de ser informada en una reunión extraordinaria, el 21de noviembre reveló que solicitó a la OFAC (Office of Foreign Assets Control, de Estados Unidos) autorización para adelantar negociaciones con PDVSA en materia de hidrocarburos.

En el comunicado, Ecopetrol también recordó que tiene un contrato suscrito con PDVSA desde 2007, con vigencia a 31 de diciembre de 2027, para la compraventa y transporte de gas a través del

gasoducto binacional Antonio Ricaurte, que en el pasado permitió la exportación de gas a Venezuela y actualmente se encuentra en periodo de estabilización de equipos, para permitir los flujos de gas hacia Colombia.

Sin embargo, como explica Julio César Vera, la infraestructura de “los casi 90 kilómetros que tiene ese gasoducto en Colombia en muchas partes desapareció o está totalmente deteriorada y en el territorio venezolano la situación debe ser igual”.

Como resultado de ello, Vera advierte que es difìcil garantizar que el gasoducto -que pertenece a PDVSA- esté en condiciones operativas en menos de un año. 

Así las cosas, ante las dudas sobre la disponibilidad de gas en el vecino país (que ya le incumplió en esta materia a Colombia en 2012), el experto concluye que hay mejores alternativas como importarlo desde el Caribe o producirlo localmente, que sería lo ideal.

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