JOCK FINLAYSON Y KAREN GRAHAM

A nivel mundial, el mercado de vehículos eléctricos (EV) se está expandiendo rápidamente. El año pasado, las ventas mundiales de vehículos eléctricos superaron los 10 millones por primera vez, lo que representa el 14% de todos los vehículos nuevos comprados, frente a menos del 5% a finales de la década de 2010. 

La creciente penetración en el mercado de vehículos eléctricos refleja una mayor eficiencia en la fabricación de vehículos eléctricos y piezas relacionadas, mejoras en las tecnologías de batería y almacenamiento que sustentan los vehículos eléctricos y el impacto de las políticas gubernamentales para fomentar el desarrollo de la industria de vehículos eléctricos e impulsar la demanda de los consumidores.

Este ensayo analiza los subsidios a la compra de vehículos eléctricos en Canadá, que se han introducido para acelerar la aceptación de estos vehículos en el mercado como parte de los esfuerzos de los gobiernos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que contribuyen al cambio climático. 

El transporte representa casi una cuarta parte de las emisiones totales de GEI de Canadá, por lo que no sorprende que las autoridades canadienses se estén centrando en las emisiones de este sector.

Los subsidios examinados en este documento consisten en un incentivo nacional para vehículos eléctricos de US$ 5.000 adoptado por el gobierno federal e incentivos separados implementados por varias provincias. Evaluamos estos incentivos a través de tres lentes: eficiencia, el impacto en las emisiones de carbono del segmento de transporte de pasajeros y consideraciones de equidad.

Es importante señalar que, además de subsidiar la compra de vehículos eléctricos, los gobiernos de Canadá han promulgado otras políticas destinadas a reducir las emisiones de GEI relacionadas con el transporte. 

Estas políticas incluyen un impuesto nacional mínimo sobre las emisiones de carbono, el establecimiento de mandatos de producción de vehículos eléctricos que exigen que los vehículos eléctricos representen una proporción cada vez mayor de todas las ventas de vehículos nuevos (alcanzando el 100% en 2035) y financiación gubernamental directa para acelerar el despliegue de la carga de vehículos eléctricos estaciones e infraestructuras de apoyo. 

En Canadá también existen subsidios gubernamentales cuantiosos y de rápido crecimiento para la producción de baterías para vehículos eléctricos y los propios vehículos, que no se analizan en este ensayo.

Nuestro examen de los incentivos existentes para los consumidores de vehículos eléctricos revela que son una forma ineficiente de reducir las emisiones a juzgar por el costo de la reducción, particularmente en comparación con el impuesto nacional al carbono legislado por el gobierno federal que se aplica en todo Canadá y que aumentará de US$ 65 por tonelada en 2023 a US$ 170 por tonelada para 2030.

La ineficiencia se debe en parte a que una parte de las compras de vehículos eléctricos por parte de los consumidores se realizaría sin ningún subsidio. Lo que es más preocupante es que los incentivos para la compra de vehículos eléctricos vigentes hoy en Canadá tienen un costo por tonelada de GEI eliminada que excede sustancialmente tanto el precio de respaldo nacional del carbono como la mayoría de las estimaciones del “costo social del carbono” más amplio.

El impacto de los incentivos a los vehículos eléctricos sobre las emisiones depende de los tipos de vehículos eléctricos vendidos en el mercado interno, las emisiones del “ciclo de vida” de los vehículos eléctricos y, lo más importante, la fuente de electricidad producida en las distintas provincias. 

Se espera que la creciente penetración en el mercado de vehículos eléctricos dé como resultado menores emisiones canadienses en el segmento de vehículos, pero no de manera uniforme dada la diferente combinación de combustibles en los sectores eléctricos de las provincias. 

Específicamente, en provincias como Alberta y Saskatchewan, donde la generación de electricidad depende en gran medida de combustibles fósiles, un mayor número de vehículos eléctricos en las carreteras podría aumentar potencialmente la demanda de electricidad alimentada con combustibles fósiles, socavando así los beneficios esperados de reducción de GEI.

Finalmente, las consideraciones de equidad también son relevantes al evaluar los subsidios a los vehículos eléctricos. La literatura académica estadounidense indica que hasta el 90% de los incentivos para la compra de vehículos eléctricos adoptados por el gobierno federal han ido a parar a la quinta parte más rica de los hogares.

Hasta la fecha, la mayoría de los compradores de vehículos eléctricos en EE.UU. y Canadá han tenido ingresos muy por encima del promedio nacional respectivo. A medida que entren en el mercado más vehículos eléctricos a precios más bajos, es probable que el panorama cambie.

A diferencia del programa de incentivos para vehículos eléctricos del gobierno federal, el subsidio provincial de Columbia Británica incluye una prueba de umbral de ingresos para ayudar a abordar las preocupaciones sobre la equidad.

Concluimos que los incentivos para los consumidores de vehículos eléctricos tienen poco sentido en Canadá. A diferencia de Estados Unidos, Canadá mantiene un sólido régimen de fijación de precios del carbono que fomentará el cambio hacia fuentes de energía, métodos de producción y opciones de consumo con bajas emisiones de carbono. 

Agregar subsidios para la compra de vehículos eléctricos además del impuesto nacional al carbono existente aumenta el costo general de la reducción de carbono y aumenta la carga fiscal que soportan los contribuyentes canadienses.