Una de las obras clave del proyecto está a la espera del OK desde abril de 2022, cuando recibió la DIA
El depósito de colas de Josemaría es una de las obras de gran tamaño necesarias para la operación de la mina que todavía no termina el largo proceso de autorizaciones. Si bien el aprobado general del proyecto está desde abril de 2022, cuando la empresa a cargo, Depromin SA, recibió la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), el lugar donde quedará alojado el material estéril está sujeto a la revisión de especialistas.
Hace casi 20 meses, los integrantes de la Comisión Interdisciplinaria de Evaluación Ambiental Minera (CIEAM) pidieron que se hicieran cambios y mejoras en el diseño del murallón y ahora por segunda vez piden ampliar la documentación, esta vez que sean los originales en inglés del proyecto, lo que sumará demoras.
Lo primero que le habían pedido a la empresa era que hiciera cambios en el formato y cálculo del murallón del depósito de colas para que fuera resistente a un sismo de 7,5 en la escala de Richter.
Esto implicaba una nueva ingeniería de detalle, por lo que, tras la solicitud que llegó junto a la DIA, tuvo su respuesta recién en enero de este año. En este punto, inició el análisis de 18 tomos del nuevo proyecto, más detallado del que se entregó en el Informe de Impacto Ambiental.
Para facilitar esta revisión, el Ministerio de Minería convocó a la CIEAM nuevamente para cuatro talleres en los que los técnicos de la empresa y encargados del diseño expusieron la nueva versión. Según confirmó Daniela Gómez, directora de Evaluación Minera, estos encuentros empezaron en agosto y terminaron en octubre.
En la instancia, hubo pedidos de parte de referentes de cada institución para que sumaran más información. Los encargados de la revisión son representantes, entre otros, de Minería, Hidráulica, Recursos Energéticos, Ambiente, CIPCAMI, las universidades, el INA CRAS y el Inpres.
Fueron justamente los referentes de estos dos últimos institutos quienes presentaron exigencias nuevas al respecto de la estabilidad del muro y las de algunas formaciones que podían presentar inestabilidad en la quebrada donde estará el depósito.
Una vez que terminaron los talleres, que incluyeron estos pedidos de ampliación, se esperaba que quedara en manos de la CIEAM, que convoca el Ministerio de Minería, pero que es una comisión autárquica, aclarar si el proyecto estaba en condiciones de continuar su camino legal.
Es que una vez que los especialistas de la comisión se expidan, Depromin deberá ir a cada una de las instituciones provinciales a pedir los permisos sectoriales. Esto quiere decir que, independientemente de lo que suceda en la actual instancia, Planeamiento, por ejemplo, deberá decir si aprueba o no la nueva obra. Una vez terminado esto, podrían iniciar la construcción en cordillera.
Pero, antes de que esto suceda, en la CIEAM solicitaron un nuevo paso que la empresa debe cumplir: para los técnicos es necesario que los responsables del diseño entreguen los estudios y la ingeniería en inglés. Esto se debe a que el desarrollo nuevo se hizo inicialmente en ese idioma y, por lo tanto, quieren asegurarse de que nada se perdió en la traducción.
Finalizado ese trámite, Gómez explicó que las instituciones que integran la comisión pueden o no hacer nuevos pedidos antes de que la obra siga su camino en otras áreas. En septiembre la funcionaria había dicho que, si no había nuevas solicitudes, el aprobado podía estar a fin de año.