La operación aún debe ser aprobada por los organismos antimonopolios de Chile
La petrolera saudí Aramco adquirió el 100% de los activos de Esmax, la empresa que opera la licencia de Petrobras en Chile, lo que supone su desembarco en el país sudamericano.
Este acuerdo dará acceso a la empresa saudí a estaciones de servicio, terminales de distribución, operaciones aeroportuarias y una planta de mezcla de aceites de motor, según informó Europa Press.
Además, Aramco se asegurará puntos de venta para sus productos refinados, lo que permitirá expandir su negocio minorista a nivel internacional. La adquisición también desbloquearía nuevas oportunidades de mercado para los aceites de motor de la marca Valvoline, tras la adquisición por parte de Aramco del negocio de productos globales de la estadounidense en febrero de 2023.
La transacción está sujeta a ciertas condiciones habituales, incluidas las aprobaciones regulatorias por parte de la Fiscalía Nacional Económica (FNE). El negocio aún debe pasar el filtro de las autoridades antimonopolio en Chile.
Así lo aclaró el gerente general de Esmax Distribución SpA, Carlos Larrain Mery, quien explicó que la venta está “sujeta a condiciones habituales para este tipo de operación, tales como la obtención de las aprobaciones de las autoridades de libre competencia pertinentes, incluida la Fiscalía Nacional Económica (FNE)”. Las partes involucradas estiman que esta etapa podría estar despejada dentro del cuarto trimestre de 2023, según informó Antonieta De La Fuente en El País.
Los montos de la operación aún no han sido revelados, pero según información entregada por el diario chileno La Tercera en 2022, Southern Cross buscaba recaudar al menos unos US$ 900 millones a través de la venta de Esmax. La latinoamericana tenía a la venta su negocios de combustible al menos desde junio del año pasado a través de un mandato entregado a Bank of America.
De esta manera, Southern Cross esperaba liquidar uno de los negocios que más había hecho crecer de su portafolio de inversiones en los últimos años, desde que comprara los activos de Petrobras en 2016 en US$ 470 millones. En 2022, Esmax registró ingresos equivalentes a US$ 2.500 millones y una ganancia de US$ 57,7 millones.
“Este acuerdo es otro hito en nuestra estrategia para hacer crecer la presencia de Aramco a nivel mundial y expandir nuestros negocios minoristas, de lubricantes y comerciales. Estamos entusiasmados con las oportunidades que presenta, creando sinergias con nuestros amplios sistemas comerciales y de fabricación", dijo Mohammed Y. Al Qahtani, presidente de Aramco Downstream.
"Además, crea una plataforma para lanzar la marca Aramco tanto en Chile como en Sudamérica de manera más amplia, desbloqueando un potencial significativo para capitalizar nuevos mercados para nuestros productos. Esmax es una empresa bien administrada en Chile con más de 100 años de experiencia con activos de calidad y potencial de crecimiento”, agregó.
“Estamos entusiasmados de que la destacada gente de Esmax se una a la familia Aramco mientras continuamos ejecutando nuestra estrategia”, completó el directivo.
EL INICIO
Fue en 2015 cuando llegó a la mesa de Southern Cross -firma que también tiene como socio a Norberto Morita- la opción de comprar Petrobras, empresa que entonces llevaba siete años de operación en el país y que tras adquirir Esso Chile, acordó la venta de sus activos. Dicha compra se concretó en 2016, en una operación que significó unos US$ 470 millones.
Según recordó María José López en DF, justo en 2015 Southern Cross -entre cuyas inversiones más llamativas en Chile están la compra de La Polar en 1998, Supermercados del Sur, Essbio, entre otros proyectos energéticos- sumaba en sus filas a un nuevo socio: Jaime Besa, ingeniero civil de la UC -en ese momento sub 40-, quien antes se había desempeñado en el Deutsche Bank y luego en Drake.
En la firma de Nicolás Ibáñez -de quien aún es muy cercano- estuvo detrás de dos grandes negocios: la segunda etapa de la venta de Lider aún en manos de los hermanos Nicolás y Felipe Ibáñez a Walmart, y la adquisición de Papa John’s. Luego desde Southern Cross, fue Besa quien lideró -siempre en conjunto con sus socios- la compra de Petrobras, lo que, según cuentan conocedores, implicó más de 20 viajes a Río de Janeiro en 24 meses.
Una vez concretada la compra por Southern Cross, la empresa se dividió en tres áreas: la inmobiliaria, a cargo de Patricio Ábalos, y que incluye que a través de la sociedad Baker mantendrá la propiedad de 95 sitios en arriendo a Esmax. La de infraestructura, donde Southern Cross seguirá con su participación en Sonacol, y en SIAV, la red de almacenamiento de combustible para aviones en el aeropuerto de Santiago. Y por último, la distribuidora de combustibles, que cuenta con 300 estaciones y 150 tiendas de conveniencia, a cargo de Carlos Larraín.
Lo que ahora se vendió a los árabes, fue precisamente este último negocio. “La estrategia fue comprar y separar Petrobras. Y ahora Southern Cross está vendiendo la primera pata. Todavía les quedan dos grandes operaciones”, aclaran personas al tanto. Y explican que ese proceso sigue su curso y que debiera haber novedades pronto.
Aunque la cifra se mantiene en reserva, conocedores de este tipo de negocios estiman que la transacción con Aramco habría bordeado los US$ 400 millones.
“Es un negocio enorme, enorme: se vendió uno de los tres giros de la reestructurada Petrobras por casi el mismo precio que se compró la empresa completa”, acota un experto.
EL VIAJE A ARAMCO
Como en todo negocio de private equity, que es a lo que se dedica Southern Cross, la idea de una compra, es vender después. Y vender mejor. Para diseñar aquel plan, Besa junto a Southern Cross armaron un equipo nuevo de ejecutivos en Petrobras y, en 2021, comenzaron a pensar en posibles compradores. Se hizo un estudio del mercado internacional, y fue así como aparecieron nombres e interesados, y se llegó a una lista corta en la que estaba, además de Aramco, Enap.
¿Cómo fue que llegaron a los árabes? Cuentan que cuando Besa conoció el tamaño de dicha empresa estatal -que hasta ahora no tenía presencia en Latinoamérica- se propuso alcanzarlos. Y lo hizo, hace dos años, a través de un contacto que tenía en Motiva, filial de Aramco en EE.UU.
Así, después de viajes para allá y para acá, consiguió una reunión en Dubái con parte del equipo. Aquello, dicen conocedores, habría ocurrido hace un par de meses y fue el inicio de un complejo deal -gap cultural, negociar con jeques, además de la brecha del idioma- que terminaría este viernes 15, cuando los chilenos volaban de vuelta al país. Del entorno de Besa -a quien describen como obsesivo por los detalles- señalan que el ingeniero se nutrió de cuanta información y documentación encontró -entre ellos prensa local y el programa de gobierno Saudi Vision 2030 (que explica el plan de transformación y expansión del país)-, para entender el tamaño, comportamiento y capacidad de Aramco.
“El plan inicial era sellar la venta antes del Chile Day y llegar a Londres con el negocio ya informado, pero como es una operación compleja y con tantos involucrados, se atrasó”, comenta una persona de este mercado.
Otro agrega: “Los ejecutivos de Aramco no sabían prácticamente nada de Chile. Era un destino que no tenían en el radar. Fue Jaime Besa quien puso nuestro país en su mapa”. Entre los equipos que trabajaron en la transacción, destacan al abogado de Claro y Cía., Juan León, quien asesoró a Southern Cross.
QUIÉN ES JAIME BESA
Los que conocen a Jaime Besa (41 años, casado, cuatro hijos) cuentan que fueron sus estudios de Políticas Públicas en Harvard (2009-2012), lo que le dio buenas herramientas para un negocio de esta envergadura. Ahí aprendió sobre cómo potenciar el desarrollo en países y, a lo que él se dedica hoy, es a desarrollar empresas. Besa además es MBA del MIT (2010-2012), y sus compañeros del Tabancura lo recuerdan por haber salido con promedio 7 del colegio.
A las 19:00 horas del viernes, voló de vuelta a Santiago.
Quienes han conversado con él cuentan que, además de estar muy contento por el tamaño del negocio, le alegran las oportunidades que se abren en Chile, pues Aramco es una empresa con enorme espalda -US$ 2,8 trillones-, y con interés de invertir en este nuevo destino. En el sector energía e hidrógeno verde, habría muy buenas opciones.
“Tienen plan para crecer en el país. Es la estrategia global de Arabia Saudita, del reino, que ha tenido mala imagen, y que ahora quieren revertir. Por eso están detrás de este tipo de inversiones, y de apostar por el fútbol y el deporte, por ejemplo", comenta un conocedor de la compra. Otro añade: "Esto es muy relevante para Chile, porque es una señal de inversión extranjera en un momento difícil”.
¿Cómo seguirá el rol de Besa en Petrobras? Aún está en duda cómo se mantendrá vínculo, Lo que sí está claro es que el equipo chileno se queda con los árabes y que ven con buenos ojos el proceso de libre competencia que ahora se abre.
“Aramco no tiene nada en la región, así es que no hay riesgo de monopolio por acá”, dice un experto. Los socios de Southern Cross, a su vez, preparan un viaje ojalá dentro de este año a Dhahran, donde está la casa matriz de la empresa de Arabia Saudita.