BRUNO VENDITTI
Las políticas energéticas globales y los debates de los últimos años se han centrado en la importancia de descarbonizar el sistema energético en la transición a cero emisiones netas.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos para reducir las emisiones de carbono, los combustibles fósiles aún representan más del 80% del uso de energía primaria a nivel mundial, y el carbón, el combustible energético más asequible del mundo, es también la mayor fuente de emisiones de CO2 relacionadas con la energía.
El gráfico utiliza datos de la Revisión estadística de la energía mundial para mostrar cuánto dependen los países seleccionados de los combustibles fósiles, particularmente el carbón.
Diseño gráfico: Sabrina Lam
LA IMPORTANCIA DEL CARBÓN EN LAS ECONOMÍAS EMERGENTES
El carbón es la principal fuente de generación de electricidad y el principal combustible para la producción de hierro, acero y cemento, lo que lo convierte en un elemento central de los debates sobre el clima y la energía.
El combustible fósil continúa siendo una fuente de energía asequible y abundante, particularmente en las economías emergentes donde la demanda se está expandiendo rápidamente.
Sudáfrica es la nación más dependiente del carbón del mundo que aparece en la revisión estadística, y el carbón representa el 69% de su consumo de energía primaria en 2022.
En 2022, el consumo mundial de carbón superó los 8.000 millones de toneladas en un solo año por primera vez, siendo China e India los dos mayores consumidores en términos absolutos.
El sector eléctrico de China por sí solo representa un tercio del consumo mundial de carbón. Mientras tanto, con una tasa de crecimiento del 6% anual, India ha duplicado su consumo de carbón desde 2007 y se espera que lidere el crecimiento del consumo de carbón en los próximos años.
DEMANDA DE CARBÓN EN PAÍSES DESARROLLADOS
El consumo de carbón en los Estados Unidos ha caído casi un 50% en comparación con principios de la década de 2010.
Con iniciativas como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), que incluye casi US$ 370 mil millones para acelerar la transición energética de los EE.UU., se espera que el consumo de carbón se mantenga en una trayectoria descendente en los Estados Unidos.
El mismo movimiento se ve en la Unión Europea. Francia, por ejemplo, solo tiene el 2,5% de su consumo de energía primaria proveniente del carbón, una proporción que es solo la mitad de lo que era a principios de la década de 2000.
En Alemania, la economía más grande de Europa, el carbón todavía representa el 18,9% del consumo total de energía (un pequeño aumento con respecto a 2021, debido a la crisis energética). Sin embargo, hace una década, en 2012, esa cifra era aún mayor, el 24,9 % del uso de energía primaria.
Con la caída del consumo de carbón en las naciones desarrolladas pero manteniéndose estable en las economías emergentes, la Agencia Internacional de Energía proyecta que la demanda de carbón se estancará en los niveles de 2022 hasta 2025, cuando comenzará a caer.