La transición energética en los países en desarrollo supondrá una transformación sin precedentes de la infraestructura del sector eléctrico, con la ampliación de la energía renovable y la eficiencia energética, así como una reducción gradual de la generación de electricidad a partir del carbón.
El nuevo marco para esta transición energética propuesto por el Banco Mundial, titulado “Scaling Up to Phase Down” (Ampliar para eliminar), sirve como una hoja de ruta para identificar los desafíos financieros y elaborar un enfoque integral de financiamiento.
Sin los medios para financiar la transición energética y la infraestructura de la red eléctrica, los países en desarrollo a menudo pagan más por la electricidad; no pueden acceder a proyectos de energía renovable y de eficiencia energética, y quedan atrapados en proyectos de combustibles fósiles con costos altos y volátiles. Básicamente, enfrentan un triple escollo para la transición energética que se convierte en una trampa de la pobreza.
El Grupo Banco Mundial estima que los países de ingreso bajo y mediano poseen el 89 % del monto aproximado de US$ 1 billón en capacidad mundial de generación eléctrica a partir del carbón, que corre el riesgo de quedar varado. Para financiar una transición justa en el sector energético se necesitarán flujos de capital mucho mayores que los que se movilizan en la actualidad a fin de lograr el crecimiento necesario en la producción de electricidad con emisiones de carbono más bajas.
“Para acelerar la transición energética hacia fuentes con bajas emisiones de carbono y, al mismo tiempo, brindar a las empresas y a las personas acceso confiable a la electricidad, se requerirá un financiamiento sustentado para la reducción de emisiones, una estrecha colaboración con el sector privado y un mayor apoyo financiero, especialmente de recursos en condiciones concesionarias”, dijo David Malpass, presidente del Grupo Banco Mundial.
Y agregó, “el Grupo Banco Mundial apoya reformas para fortalecer el sector de la energía y el entorno empresarial, inversiones en nueva capacidad y eficiencia energética, mejoras en la red para solucionar problemas causados por energías renovables intermitentes, y financiamiento y apoyo técnico para abordar los desafíos sociales de la transición”.
En el reporte se exponen los retos que enfrentan los países en desarrollo que buscan llevar a cabo una transición del sector eléctrico, a fin de identificar vías para enfrentar estos problemas. Existen tres obstáculos clave que impiden a los países en desarrollo acelerar su transición energética.
En primer lugar, los proyectos de energía renovable implican costos de capital iniciales prohibitivamente elevados, y muchos países quedan atrapados en opciones de energía costosas y con altas emisiones de carbono y subsidios energéticos ineficientes.
Segundo, los países en desarrollo se enfrentan a un alto costo de capital que distorsiona las decisiones de inversión en detrimento de las energías renovables. Por último, los débiles fundamentos del sector energético, especialmente las capacidades institucionales, dificulta la ampliación de la transición.
El marco convierte la transición energética en un “círculo virtuoso” de seis etapas que son fundamentales para superar los obstáculos que existen para la energía renovable. El ciclo comienza con el liderazgo del gobierno, que se traduce en un entorno regulatorio favorable, instituciones cada vez más capaces e instrumentos para minimizar los riesgos, seguido de una asignación de proyectos transparente y competitiva, para poder suministrar energía renovable que satisfaga las necesidades urgentes, como seguridad y asequibilidad energética y empleos.
“La transformación energética generalizada en los países en desarrollo requiere una participación estratégica y continua y una coordinación mucho mayor entre los gobiernos, los inversionistas y los asociados que la que existe actualmente”, dijo Guangzhe Chen, vicepresidente de Infraestructura del Banco Mundial.
“El Banco Mundial puede desempeñar un papel vital para poner en marcha el círculo virtuoso apoyando a los gobiernos con financiamiento climático en condiciones concesionarias y de bajo costo para preparar la transición, el refuerzo de las redes eléctricas, el fortalecimiento de las empresas públicas prestadores del servicio, y el financiamiento de inversiones asequibles en energía limpia”.
El enfoque “Scaling Up to Phase Down” también ofrece soluciones para el desafío complejo desde el punto de vista político y financiero de eliminar gradualmente la energía eléctrica generada a partir del carbón. Una planificación más integral puede ayudar a mitigar los riesgos de activos varados. El refinanciamiento de los pasivos de las centrales eléctricas de carbón puede adelantar las fechas para darlas de baja.
Es necesario garantizar una transición justa a los trabajadores y las comunidades que basan sus medios de subsistencia en la economía del carbón. Se necesita apoyo en condiciones concesionarias para ayudar a los países a obtener una mayor parte de los beneficios globales asociados con la eliminación gradual del uso del carbón como un bien público mundial.