El mayor evento en 2022 fue la invasión de Ucrania por parte de las fuerzas armadas de Putin, y uno de los mayores efectos secundarios económicos ha sido acelerar la búsqueda de la seguridad energética.

Las sanciones han tenido un impacto significativo. La apertura del oleoducto Nordstream 2, destinado a abastecer a Europa Occidental directamente desde Rusia, se ha pospuesto y las naciones europeas han comenzado una búsqueda urgente para obtener energía de otros proveedores.

Qatar está perfectamente posicionado. Con sus reservas de gas natural en alta mar North Field, tiene las terceras reservas conocidas más grandes del mundo, después de Irán y Rusia. Su inversión en el desarrollo de gas natural licuado (GNL) en la década de 1990 está dando buenos resultados. 

Qatar ha firmado contratos de suministro a largo plazo con Sinopec de China, con 27 años el contrato más largo hasta la fecha; y con Alemania (15 años). En diciembre del año pasado, Alemania inauguró su primera terminal especializada en GNL, construida en un tiempo récord.

El petróleo y el gas a menudo se clasifican como productos básicos de exportación, pero en el caso del GNL, es un producto más sofisticado que el petróleo crudo. Licuar el gas para que pueda transportarse de forma segura por mar implica una ingeniería avanzada, mientras que solo las instalaciones especializadas pueden manejar el proceso inverso en el puerto de destino, antes de que el producto se transporte a los hogares y empresas a través de tuberías.

Cuando comenzó la inversión de Qatar en la década de 1990, era una empresa considerable que requería la asociación con las principales compañías petroleras para proporcionar el nivel avanzado de experiencia. 

En ese momento, la compañía petrolera como socio pudo negociar mejores términos a cambio de su experiencia, pero a medida que Qatar ha desarrollado su experiencia y la apuesta de GNL resultó exitosa, esa proporción ha disminuido. 

Es más un producto premium con un valor agregado significativo que una simple mercancía, y Qatar retiene una proporción cada vez mayor de las ganancias.

Además de la agitación geopolítica que empeoró en 2022, existen otras características que han contribuido al aumento de la demanda mundial de GNL. Aunque es un combustible fósil, y las principales corporaciones y los gobiernos se están comprometiendo con los objetivos Net Zero para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el GNL es más limpio que el petróleo o el gas, por lo que está bien posicionado como combustible de transición. 

En Europa, mientras que el consumo general de gas natural disminuyó en 2022, la proporción absorbida por el GNL aumentó considerablemente, un 65% en los primeros ocho meses del año, a medida que caían los suministros de Rusia.

Los estados y las empresas están priorizando la seguridad energética, así como la reducción de emisiones. Si bien la disponibilidad y la rentabilidad de muchos tipos de energía renovable están mejorando, siempre existe el riesgo de depender demasiado de una o dos, o incluso tres, fuentes de energía para la generación de electricidad.

 Es más inteligente tener cinco o seis fuentes, incluidas algunas que no se ven afectadas por el clima. El viento no siempre sopla y el sol no siempre brilla. La energía hidroeléctrica se vio gravemente afectada por la sequía en el hemisferio norte en 2022.

La seguridad es una prioridad estratégica, a menudo más importante que los precios, que tienden a ser volátiles e impredecibles. 

En octubre, el Banco Mundial proyectó que los precios del petróleo y el gas probablemente descenderían en 2023 desde los máximos relativos de 2022, afectados por el conflicto en Ucrania. Pero para 2024 es probable que los precios del carbón y el gas natural dupliquen el promedio de los cinco años anteriores.