EMILIO MARTÍNEZ
Alvaro Ríos Roca ha sido ministro de energía e hidrocarburos y secretario general de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE). Es socio director de Gas Energy Latin America.
“Argentina tiene el yacimiento de Vaca Muerta, que es un shale. A diferencia de los campos que tenemos en Bolivia, ya está descubierto. En los pasados 10 o 12 años han perforado pozos pilotos en áreas dulces, donde probaron que pueden producir un petróleo por encima de 35 dólares el barril y un gas por encima de 2,50 dólares el millón de BTU. Es un gas competitivo, abundante y descubierto. No han llegado a su mercado interno y a reemplazar importaciones de GNL y el gas de Bolivia porque faltaba inversión en infraestructura de transporte de gas, al ser una cuenca nueva”, explicó.
Sin embargo, el experto dijo que “ante la caída de la producción boliviana, aceleraron el desarrollo de infraestructura, para poner gas argentino”. Señaló que en el 2014 Bolivia “tenía una capacidad de producción de cerca de 62 millones de metros cúbicos por día y en el 2022 bajó a una capacidad de 39 millones de metros cúbicos al día”.
“Aceleraron la construcción de ductos y van a revertir el gasoducto que se llama Transportadora de Gas del Norte (TGN). Con esto, el contrato entre YPFB y Enarsa va a terminar a finales del 2024, con cantidades cada vez menores. El volumen de este año al mercado argentino es casi la mitad del volumen del año pasado. Esta ecuación es una realidad, tenemos un mercado menos de gas”, indicó.
Respecto al mercado de Brasil, Ríos recordó que “el contrato original con Petrobras establecía una capacidad de hasta 32 millones de metros cúbicos por día. Es lo que logramos enviar a Brasil cuando estábamos con capacidad de producción. El año pasado se han enviado sólo 17 millones de metros cúbicos por día. Nos queda aprovechar al máximo el contrato de gas con Brasil, que va hasta el 2024. Con Lula pueden decidir hacer nuevamente un contrato de Estado a Estado. En Brasil hay un mercado que se puede utilizar, con actores privados o con Petrobras”.
“Nuestra producción va a seguir declinando. La Ley 3058 produjo un impuesto en boca de pozo demasiado alto y ciego, que no permite establecer la rama exploratoria, no permite tener cuatro o cinco pozos secos para tener uno exitoso. Es el primer freno. Hay nuevos tipos de contratos que vinieron con la nacionalización, que elevan aún más la carga tributaria, hasta 75, 80 u 85%. Si a esto le sumamos que tenemos en el país precios de gas y combustible líquido subsidiados, la ecuación económica no cierra”, opinó.
El ex ministro de hidrocarburos remarcó que “un 32% de IDH y un 11% de regalías de producción cero, sigue siendo cero. Deberíamos diferir 10 años el pago del IDH en la producción nueva, para que no nos quedemos importando hidrocarburos los próximos 30 años. Estamos importando el 75% del diésel, cerca del 50% de la gasolina y este fin de año probablemente lleguemos a importar GLP. Si no hacemos nada, el 2030 podemos empezar a importar gas natural”.
“La única manera de tener nueva y masiva exploración en Bolivia es a través de un mercado externo. Hay que ir a Brasil, ver esquemas de abastecimiento con futuros compradores de gas y hacer un nuevo marco jurídico, para que dentro de 5 o 7 años, después de una masiva exploración, recuperemos algo de la capacidad de producción que estamos perdiendo”, indicó.
Sobre las declaraciones del ministro de economía, quien desmintió a un anterior titular de la cartera de hidrocarburos sobre el “mar de gas” en Boyuy, Ríos dijo que YPFB “se empecinó en ir más allá de los 4.500 metros, donde normalmente se encuentran las formaciones productoras, para ir hasta los 8.000 metros. Se llegó a profundidades inéditas y detectaron señales de gas, pero no era comercial. Ahí se les dijo a los periodistas que había un mar de gas. Causaron falsas expectativas”.
“Hago un llamado no sólo al gobierno, sino a los partidos de oposición, a los gobernadores y alcaldes que perciben IDH. Con lo que queda del mercado de gas de Brasil, todavía podemos detonar una exploración, siempre que hagamos una revisión de nuestro modelo de impuestos, que sirvió para cosechar pero no sirvió para sembrar”, concluyó.
En el balance, Oscar Ortiz destacó este “debate sobre una cuestión de Estado, que va a definir el futuro de Bolivia”.