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CRISIS CLIMÁTICA
La sequia no da tregua en Argentina y Chile ¿Hasta cuando?
DIARIOS/ENERNEWS/MINING PRESS
09/11/2022
Documentos especiales Mining Press y Enernews
OMM: ESTADO DEL CLIMA EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE 2021

La Niña pasa y hace estragos. Para Argentina, 2022 ya está entre los 18 años más secos desde 1961 mientras que la famosa “megasequía” de Chile es la más larga registrada en el país en 13 años.

Hoy, los ojos están puestos en los lineamientos que surjan en la COP 27 para frenar los eventos climáticos. Ya sea por exceso o escasez el agua está en el eje de escena, en cualquier extremo es fatal.

El International Research Institute for Climate and Society difundió su pronóstico para el fenómeno El Niño-Oscilación del Sur, en el que anuncia una probabilidad del 84% de que las condiciones de La Niña continúen durante el trimestre noviembre, diciembre y enero. Las mismas disminuirían a menos del 50% recién a partir del mes de febrero.

Generalmente, La Niña se manifiesta en dos formas totalmente diferentes en América Latina: lluvias intensas y abundantes, aumento del caudal de los ríos y posteriores inundaciones en Venezuela, Colombia, Ecuador y el norte de Brasil; y en condiciones de sequía en Perú, Bolivia, el sur de Brasil, Argentina y Chile.

Efectos de La Niña

Los impactos del clima extremo y el cambio climático, incluidas megasequías, lluvias extremas, olas de calor terrestres y marinas y el deshielo de los glaciares, están afectando a la región de América Latina y el Caribe, desde la Amazonía hasta los Andes y desde aguas del Océano Pacífico y Atlántico hasta los nevados fondos de la Patagonia.

El Estado del clima en América Latina y el Caribe 2021 de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) destacó las repercusiones de gran alcance para los ecosistemas, la seguridad alimentaria y del agua, la salud humana y la pobreza. 

Las tasas de deforestación fueron las más altas desde 2009, en un golpe tanto para el medio ambiente como para la mitigación del cambio climático. Los glaciares andinos han perdido más del 30 por ciento de su superficie en menos de 50 años. La “mega sequía de Chile Central” es la más larga en al menos 1.000 años.

El informe de la OMM  destacó que la “mega sequía de Chile Central” continuó en 2021, con 13 años a la fecha, esta constituye la sequía más larga en esta región en al menos mil años, exacerbando una tendencia de sequía y poniendo a Chile al frente de la crisis hídrica de la región. Además, una sequía de varios años en la cuenca del Paraná-La Plata, la peor desde 1944, afectó el centro-sur de Brasil y partes de Paraguay y Bolivia.

Los daños a la agricultura inducidos por la sequía en la cuenca Paraná-La Plata redujeron la producción de cultivos, incluidos la soja y el maíz, lo que afectó a los mercados mundiales de cultivos. En América del Sur en general, las condiciones de sequía provocaron una disminución del -2,6 % en la cosecha de cereales de 2020-2021 en comparación con la temporada anterior.

Según el Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (Sissa), el 53,83% de la Argentina presenta diversos grados de afectación. Por categorías de análisis, el 12,88% del país está anormalmente seco. Son 322.585 kilómetros cuadrados. Después en sequía moderada se encuentra el 13,15%, con 305.272 kilómetros cuadrados. En sequía severa aparece el 12,19% del territorio, con 305.272 kilómetros cuadrados. Para el caso de la sequía extrema se consigna el 10,98% del país, con 275.162 kilómetros cuadrados. Finalmente, en la categoría de sequía excepcional se ubica el 4,63% de la superficie, esto es 116.084 kilómetros cuadrados.

Cuánto pierde el campo de Argentina. El Movimiento CREA, en un informe publicado recientemente, calculó que las pérdidas económicas generadas por las adversidades climáticas en los cultivos de trigo y cebada se calculan en torno a los US$ 2.500 millones. Pero a la vez no descarta que, de continuar presentándose heladas tardías intensas, esa cifra resulte aún más significativa. 

Solo un 6,14% de la provincia no está seca. Luego hay un 38,35% con sequía extrema, un 24,57% en sequía severa y un 16,85% con excepcional. La sequía moderada es un 7,90% y existe un 6,20% anormalmente seco. En una actualización de los mapas de anomalías de lluvia basados en el modelo ECMWF previstos para el mes de noviembre,Meteored observó que se ha intensificado el núcleo de lluvias inferiores a los parámetros normales a todo el centro y norte del país. Sólo una pequeña franja del oeste de Argentina podría tener lluvias dentro de los promedios o levemente superiores, mientras que el resto se mantiene ampliamente por debajo de lo normal.

Aunque en Chile el fenómeno no es nuevo. En el sur de Sudamérica, Chile registra una sequía récord, y desde la Dirección Meteorológica (DMC) de ese país, integrante de la iniciativa SISSA (Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica), sostienen que se encuentran en déficit de precipitación prácticamente en todo el país. “Desde el 2010 más o menos que no hemos tenido ni un año siquiera normal, al menos en la zona central”, comenta Diego Campos, meteorólogo que se desempeña en la Oficina de Servicios Climáticos de la Dirección Meteorológica de Chile e integrante del grupo de trabajo de Monitoreo y Pronóstico del SISSA. “Encontrar las causas físicas asociadas a este fenómeno para ver si somos capaces de predecir, entender y saber hasta cuándo podría durar la sequía es uno de los desafíos actuales”.

¿CÓMO FUNCIONA LA NIÑA?

Para entender qué es La Niña es preciso explicar el fenómeno más general en el que se engloba: el llamado evento ENOS o El Niño-Oscilación del Sur. El Niño es un patrón climático que causa un debilitamiento de los vientos alisios en el hemisferio sur del Pacífico.

Esos vientos, cuando son normales, arrastran las aguas superficiales desde las costas hacia el océano y esto provoca que las aguas frías de las profundidades surjan allí. Esa agua fría es lo normal en la zona ecuatorial de la costa de Sudamérica, publicó BBC.

Cuando esos vientos alisios se debilitan cesa ese proceso, al agua caliente se acumula y se produce un aumento de la superficie del mar en la costa de Perú y Ecuador, principalmente.

Ahora bien, cuando los alisios son muy fuertes y se refuerza la subida de esa agua fría en la zona ecuatorial y la temperatura del mar está por debajo de lo normal, comienza a manifestarse el fenómeno de La Niña, que viene a ser un patrón climático opuesto a las condiciones de El Niño.

Gráfico de la OMM sobre la probabilidad de ocurrencia del ENOS

FUENTE DE LA IMAGEN,OMM

Generalmente, entre las dos fases, ocurre un periodo llamado "zona neutra" (en la que nos encontrábamos hasta hace poco) en la que ninguno de los dos eventos están notablemente activos y las temperaturas están sobre el promedio.

Los efectos de La Niña y el Niño, que van desde sequías a inundaciones, de lluvias intensas a huracanes, dependen siempre de la zona de la oscilación: puede producir indistintamente sequías en Latinoamérica, nevadas intensas en la zona norte de Estados Unidos o sequías en Australia o en las islas del Pacífico.

El Sexto Informe de Evaluación del IPCC muestra cómo los patrones de precipitación están cambiando, las temperaturas están aumentando y algunas áreas están experimentando cambios en la frecuencia y severidad de los fenómenos meteorológicos extremos, como lluvias torrenciales.

Los dos grandes océanos que flanquean el continente, el Pacífico y el Atlántico, se están calentando y volviendo más ácidos como resultado del dióxido de carbono, mientras que el nivel del mar también aumenta.

Desafortunadamente, se espera un mayor impacto para la región, ya que tanto la atmósfera como el océano continúan cambiando rápidamente. Los suministros de alimentos y agua se verán interrumpidos. Los pueblos y ciudades y la infraestructura necesaria para sostenerlos estarán cada vez más en riesgo.

Además de los impactos de la pandemia de COVID-19, en la región de ALC la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres registró un total de 175 desastres durante el período 2020-2022. De estos, el 88% tiene origen meteorológico, climatológico e hidrológico. Estos peligros representaron el 40% de las muertes relacionadas con desastres registradas y el 71% de las pérdidas económicas. 

Para reducir los impactos adversos de los desastres relacionados con el clima y respaldar las decisiones de gestión de recursos y mejores resultados, se requieren servicios climáticos, sistemas de alerta temprana integrales e inversiones sostenibles, pero aún no se implementan adecuadamente en la región de ALC.

Es vital fortalecer la cadena de valor de los servicios climáticos en todos sus componentes, incluidos los sistemas de observación, los datos y la gestión de datos, mejores pronósticos, fortalecimiento de los servicios meteorológicos, escenarios climáticos, proyecciones y sistemas de información climática.


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews

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