"Todo viene muy bien. Inclusive probablemente tengamos más de 10 interesados, entre mineras y capitales que no vienen de la actividad, multinacionales y hasta grupos empresarios argentinos", reconoció el titular de PRC (Potasio Río Colorado), Emilio Guiñazú, en diálogo con Sitio Andino, consultado acerca de lo que viene, a propósito de reconcesionar al proyecto, algo que no excluye al Estado provincial como accionista.
Aunque es parte de los estrictos convenios de confidencialidad firmados entre el Estado mendocino y los interesados, ejecutivos del primero de los grupos que le manifestó interés a Suarez por hacerse cargo de la mina vendrán a Mendoza con un doble fin. Primero, recorrer la planta de Malargüe y conocer in situ lo que hay y lo que falta. Y volver a reunirse con el mandatario y Guiñazú.
A criterio del actual responsable de PRC, "la idea es avanzar luego con los "due-dillgences" (auditorías externas sobre la solidez de cada empresa, su situación financiera, si cumple sus obligaciones y descartar riesgos legales) y así seguir cumpliendo las etapas previstas".
Pero los funcionarios mendocinos también dicen tener que afrontar algunas consultas vinculadas a la macroeconomía de Argentina. "Muchos inversores no entienden, y les preocupa los diferentes tipos de cambio y las perspectivas de inflación. Les decimos que existe un marco legal que garantiza poder disponer de divisas sin problemas, pero su inquietud es si se va a cumplir en el tiempo", reconoció al respecto Guiñazú.
Mientras tanto, el gobierno mendocino se aferra a un criterio a la hora de optar por una propuesta, que se apoya en al menos 5 ítems con más o menos peso específico. Algo que mientras se acercan a Mendoza los proponentes deberán tener en cuenta, según precisa el ejecutivo.
Si bien no es excluyente, la participación de la provincia como accionista es una variable importante, como tambien el tamaño de la inversión y el cronograma de ejecución. Son considerados "ítems duros" que inclinarán la balanza, a diferencia de los antecedentes de la empresa, que tendrá su puntaje pero menos incidental. Otro factor: la oferta de un plus o regalías incrementales para Mendoza.
Para Guiñazú, "pueden haber propuestas que van desde comprar el 100% de la mina hasta preservar un porcentaje del paquete accionario para el Estado mendocino. Eso puede "mover la aguja", pero más lo hará la inversión. El objetivo principal es que el proyecto arranque más allá de que la Provincia cobre dividendos".
DE LA MANO DE VACA MUERTA
El propio gobernador Suarez, al exponer ante el Council de las Americas en Buenos Aires, hizo referencia a lo que pretende de Potasio Río Colorado. Y, entre otras cuestiones, valoró el hecho de que la infraestructura del proyecto minero "será compatible con (el megabloque hidrocarburífero) Vaca Muerta".
Descartado el proyecto del ferrocarril que llevaría las sales obtenidas de potasio y el petróleo, alternativamente, desde el Sur de Mendoza rumbo al puerto de Bahía Blanca para su exportación, el nuevo plan es distinto. Pero queda mucho por hacer con el entorno para, como pretende el Gobierno provincial, facilitarle el ingreso al futuro inversor.
"Un grave problema es la falta de servicios, electricidad y rutas, incluso que no haya señal de celular y ni siquiera una estación de servicio cerca. Eso hace que los costos de explotación sean más elevados. Otro ejemplo en ese sentido es que con ese contexto tampoco se puede hacer turismo en la Payunia", ilustró Guiñazú, antes de resaltar que la prioridad inicial es recuperar la infraestructura vial.
Por lo pronto, hay una especia de "lista de tareas" por ejecutar en cuanto a mejoras. Una es acelerar la conformación del llamado Polo o Parque Industrial Pata Mora, en el límite con Neuquén, viejo anhelo de las dos últimas gestiones para concentrar servicios y radicar empresas petroleras hoy instaladas en la provincia vecina.
De eso también se trata la "infraestructura compatible" a compartir por Potasio y Vaca Muerta: al respecto, Suarez ya dió una señal al habilitar las primeras expropiaciones de terrenos en la zona.
RUTAS: LO PRIMERO EN LA LISTA
Mientras tanto, ya hay instrucciones para que la DPV (Dirección Provincial de Vialidad) tome cartas en cuanto a las mejoras necesarias para los accesos a la planta de Potasio.
La pretensión es convertirlos en doble vía para facilitar la llegada y salida de camiones. El proyecto contempla terminar la ruta nacional 40 (algo en lo que insiste la provincia ante el Ministerio de Infraestructura de Nación), y hacer lo propio con la provincial 189, esenciales para hacer el trayecto que permita transportar las sales y empalmar, desde el nodo de Palmira, rumbo a Buenos Aires.
Todo lo que involucra la infraestructura, en números, conforma un presupuesto elevado, de no menos de US$ 20 millones. Guiñazú arriesga "para un nivel óptimo" hasta 300 millones "que el Estado debe afrontar. Luego el inversor hará su aporte a través de regalías. Así seguimos adelante porque, como dijo el goberndor, Potasio es política de Estado".