Argentina es cara pero sólo para los trabajadores. Durante la gestión de Alberto Fernández se crearon 18 impuestos para dar un total de 167, donde sólo 12 logran el 91% de la recaudación total. De los 167, 43 son gravámenes nacionales, 39 provinciales y 85 municipales.
En 2019, según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) un argentino con ingresos promedios de $399.000 anuales destinaba, aproximadamente, 180 horas laborales sólo para pagar impuestos.
Según recientes cifras oficiales, la recaudación nacional creció en julio un 87,0% i.a., impulsada principalmente por el desempeño del IVA, el Impuesto a las Ganancias, los tributos asociados a la Seguridad Social y el Impuesto sobre los Bienes Personales.
La estructura impositiva de la Argentina está compuesta por impuestos, tasas y contribuciones. En el caso de las tasas y las contribuciones, “la obligación de pago se origina en la prestación estatal de un bien, obra o servicio que beneficia de manera concreta al contribuyente”. Por ejemplo, el pago de la tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza (ABL).
A pesar de tener más de 160 tributos que contribuyen a las arcas nacionales, Argentina cada vez impone más restricciones y tiene menos dinero, con un sólo dato alcanza: la inflación de julio fue 7,4%, la más alta en 20 años.
Los impuestos hacen poco para reducir la desigualdad. Los ingresos fiscales representan solo el 22% del PIB en América Latina, en comparación con el 34% en la OCDE. En los países más ricos con una mejor recaudación de impuestos, la desigualdad disminuye después de que los impuestos y las transferencias redistribuyen el ingreso a los más pobres. Pero en Chile y México esto casi no produce ningún cambio. Los impuestos también se centran en los bienes y servicios en lugar de los ingresos, lo que afecta más a los pobres.
Argentina no es la excepción, la llegada de gobiernos populistas a la región impulsa la creación de nuevos impuestos sobre todo aquellos que apuntan a cobrar por ganancias extraordinarias justificados en la invasión de Rusia en Ucrania y el alza de precios.
Pedro Castillo, Gabriel Boric y Gustavo Petro, son algunos de los exponentes que al igual que Argentina propusieron o sancionaron impuestos a los ingresos extras de empresas.
A abril de 2022, en comparación, el impuesto a las Ganancias de las empresas en Chile es de 10%, en Uruguay del 25% y en Perú del 29%, en base a la American Tax Foundation. Un informe de la Fundación Libertad y Progreso en base a la American Tax Foundation muestra que Argentina es uno de los 10 países del mundo con el mayor impuesto sobre los ingresos de las empresas.
Entre las últimas medidas anunciandas por el super ministro Sergio Massa está el anticipo del Impuesto a la Ganancias para que 1.900 empresas paguen $200.000 millones y así financiar el bono a jubilados.
