De llegar a la tercera fase, la de “emergencia”, el Estado asumiría el control de toda la red de distribución de gas del país
Alemania se prepara para poner en marcha la segunda fase de un plan de emergencia de gas que comprende tres etapas, una medida que puede repercutir en precios más altos para la industria y los hogares.
El Nord Stream 1, gasoducto que trae gas ruso directamente a Alemania por el mar Báltico, ha reducido considerablemente su suministro hacia suelo germano esta semana.
Actualmente Alemania se encuentra en la primera fase de “alerta temprana”, sin embargo, el gobierno podría pasar muy pronto a la fase de "alarma", según una persona familiarizada con el asunto.
Alemania quiere reducir el consumo de gas para reforzar las existencias después de que Rusia redujera la semana pasada las entregas en un 60% a través de un gasoducto clave como lo es el Nord Stream 1. El ministro de Economía, Robert Habeck, dijo que la medida de Rusia tenía como objetivo desestabilizar los mercados.
Habeck, informó que su país se enfrenta también a una “evidente estrategia” de Rusia “para desestabilizar y hacer subir los precios” del gas. “Es una decisión política”. Con esos términos se refería Habeck, también vicecanciller en el Gobierno de Scholz, a la reducción del suministro observada estos días en el Nord Stream 1, el gasoducto que trae directamente gas ruso a Alemania a través del mar Báltico, informó Nius.
Los compradores de gas llevan luchando desde la semana pasada para sustituir los volúmenes que faltan del suministro ruso. Las empresas aún pueden aumentar sus inventarios, que ahora están al 58%.
Alemania quiere prepararse para el invierno llenando las instalaciones de almacenamiento al 80% para el 1 de octubre y al 90% para el 1 de noviembre.
La puesta en marcha de la segunda fase del plan de emergencia alemán podría suponer un cambio en la legislación que permita a las empresas energéticas repercutir los aumentos de costes en los hogares y las empresas. También podría incluir la puesta en marcha de más centrales de carbón para minimizar el consumo de gas. Las medidas aún están siendo analizadas por el gobierno.
Las medidas pueden suponer otro golpe para la mayor economía de Europa, que ya se enfrenta a unas tasas de inflación crecientes. Las industrias, desde la química hasta la siderúrgica, ya han advertido que podrían tener que cerrar fábricas y reducir la producción debido a los mayores costes energéticos.
Los precios del gas natural en Europa se han disparado un 33% este mes, alcanzando el martes los 125 euros por megavatio-hora. Hace un año los precios eran de 30 euros.
Alemania se ha preparado para abandonar el gas ruso y recurrir a las importaciones de gas natural licuado y otras fuentes disponibles, después de que las sanciones impuestas a Rusia aumentaran el riesgo de cortes de gas.
De acuerdo con unas declaraciones del CEO de Gazprom, Alexey Miller, recogidas por la agencia británica Reuters, son las sanciones internacionales impuestas contra Rusia por la invasión de Ucrania lo que está dificultando que esas piezas de Siemens Energy lleguen hasta Vyborg. En Berlín, el Gobierno germano niega que eso sea cierto. “Las razones técnicas son excusas”, decía Habeck en una alocución pública difundida en los canales de redes sociales de su ministerio.
"Putin está haciendo esto, algo que nos temíamos desde el principio, que es reducir el suministro de gas. No lo hace de golpe sino poco a poco", llegaba a decir Habeck en ese mensaje.
Sea como fuere, que Gazprom esté limitando ahora aún más el acceso al gas ruso coincide con el viaje del jueves a Kiev de Scholz, el presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro italiano, Mario Draghi. Los tres apoyaron, entre otras cosas, la candidatura de Ucrania para formar parte de la UE, además de asegurar solidaridad financiera, humanitaria y militar.
No contribuye a creer a Gazprom que Miller haya dejado dicho que, en el actual contexto geopolítico, marcado por la ilegal guerra de Rusia contra Ucrania, el comportamiento ruso debe ser el siguiente: “nuestro producto [el gas, ndlr.], nuestras reglas”.
“No vamos a jugar con unas reglas que nosotros no hemos creado”, decía en el Miller esta semana en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, una cita que “ha perdido peso en el mundo”, según ha apuntado el diario estadounidense The Wall Street Journal, en vista de las medidas tomadas contra el país del presidente Vladimir Putin tras lanzar su invasión contra Ucrania el pasado 24 de febrero.
Entre esas medidas figuran el embargo de la UE al carbón ruso, y el embargo parcial al petróleo del país de Putin. Las compras de gas ruso se mantienen en Europa para países como Alemania, tradicionalmente dependientes del gas ruso. La ilegal guerra rusa contra Ucrania ha puesto a Scholz, Habeck y compañía en busca de alternativas. Pero, a corto plazo, con el gas del Nord Stream 1 se sigue contando en Berlín.
ALEMANIA: LAS 3 FASES DE SU PLAN DE EMERGENCIA
FASE DE ALERTA TEMPRANA
Esta fase se activa cuando hay "indicios concretos, serios y fiables de que puede producirse un acontecimiento que probablemente lleve a un deterioro significativo de la situación del suministro de gas y probablemente al nivel de alarma o emergencia".
Según WET, las compañías de gas siguen asegurando el suministro, aún no hay interrupciones del mismo. Los operadores del sistema de transporte de gas (TSO), o gestores de la red, informan al Ministerio de Economía de Alemania al menos una vez al día sobre la situación del suministro.
FASE DE ALARMA
Esta fase se activa cuando "se produce una interrupción del suministro de gas o una demanda excepcionalmente elevada de gas que provoca un deterioro significativo de la situación del suministro de gas, pero el mercado sigue siendo capaz de hacer frente a esta interrupción o a la demanda sin necesidad de adoptar medidas no basadas en el mercado".
Se pone en marcha cuando existe un alto riesgo de escasez de gas a largo plazo.
No hay cambios en comparación con la primera fase, pero todos los agentes del mercado, incluidos los TSO y los proveedores de gas, están sometidos a una mayor presión para equilibrar las interrupciones mediante medidas de eficiencia y a corto plazo, como la obtención de gas de fuentes alternativas.
FASE DE EMERGENCIA
Esta fase se activa cuando "hay una demanda de gas excepcionalmente alta, una interrupción significativa del suministro de gas u otra situación de suministro importante y se han aplicado todas las medidas pertinentes basadas en el mercado, pero el suministro de gas es insuficiente para satisfacer la demanda de gas restante, de modo que es necesario adoptar medidas adicionales no basadas en el mercado, en particular para garantizar el suministro de gas a los clientes protegidos."
La intervención del Estado entra en acción porque los fundamentos del mercado ya no se aplican, lo que significa que el suministro de gas restante se raciona. El Estado asumiría el control de toda la red de distribución del país.
De ello se encarga el regulador de la red alemana, la Bundesnetzagentur, que tiene la misión de asegurar la "demanda vital de gas con especial consideración de los clientes protegidos y minimizando los daños consecuentes".
ALEMANIA VUELVE AL CARBÓN
Alemania está intensificando sus esfuerzos para responder a un corte en el suministro de gas ruso reactivando las plantas de carbón y proporcionando financiación para asegurar el gas para el invierno, un esfuerzo que costaría unos 15.000 millones de euros (US$ 15.800 millones) a los precios actuales.
El paquete de medidas se anunció días después de que Moscú recortara las entregas en su principal enlace de gas con Europa, afectando al suministro de Alemania y creando un efecto dominó para Francia, Austria y la República Checa.