ANAHI ABELEDO
El embargo total no va a llegar. Lo ha confirmado el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell.
En unas declaraciones citadas por el diario alemán Die Welt, y recogidas por Reuters, el jefe de la diplomacia europea ha asegurado que no hay acuerdo de los estados miembros de la UE para establecer un embargo total o un arancel punitivo a las importaciones de petróleo y gas de Rusia.
Mientras que las demandas de Vladimir Putin sobre el pago del combustible en rublos llevaría a Europa a quedarse sin suministro de gas y podría racionar energía por primera vez desde 1970 siendo Alemania el país más expuesto
Al rechazar las condiciones de pago del presidente Vladimir Putin y poner a prueba su amenaza de cerrar los grifos, los compradores europeos “correrían un riesgo muy real de que se corten sus suministros”, dijo Katja Yafimava, investigadora principal del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford, según informó Bloomberg
Rusia es el mayor proveedor de petróleo de Europa y proporcionó poco más de una cuarta parte de las importaciones de crudo de la UE en 2020, según datos de la oficina de estadísticas Eurostat. Europa paga cada día 285 millones de euros sólo por el crudo procedente de Rusia, destacó Bussines Insider.
Todos los países de la UE ya están trabajando para reducir su dependencia del gas y el petróleo ruso y que esto servirá para limitar las importaciones de manera eventual.
Aunque actualmente no hay unanimidad al respecto, Josep Borrell es optimista con el futuro: "En algún momento sucederá y Rusia sentirá con dolor como pierde sus ingresos por las ventas de petróleo y de gas”, afirmó.
En lugar de subir los tipos de interés, la respuesta adecuada al aumento de los precios del petróleo y el gas, que se traduce en facturas más caras para la ciudadanía europea, es poner fin a la gran dependencia de Europa de la importación de combustibles fósiles que han estado haciendo subir los precios en general.
Acelerar la transición energética invirtiendo en medidas de eficiencia energética y en energías renovables es la solución política más eficaz al actual repunte de la inflación. Esto es especialmente importante, ya que la inflación afecta más a las rentas bajas que a las altas. Y es por ello que, además de una rápida transición ecológica, las políticas redistributivas y la fiscalidad son muy necesarias en el contexto actual, publicó el DiarioEs.
Colapso del mercado
El mercado de gas natural de Europa mostraría el impacto de inmediato. El comercio ya está al límite, con precios cinco veces más altos que en la misma época del año pasado. Eso podría empeorar.
En caso de una interrupción del suministro, los contratos a plazo podrían más que triplicarse, especialmente si Europa ingresa el próximo invierno con almacenamiento agotado, según Kaushal Ramesh, analista senior de gas y GNL de Rystad Energy.
Tal aumento pondría a los gobiernos y los bancos centrales bajo presión en su intento de controlar la inflación galopante. El riesgo es que la creciente crisis del costo de vida se intensifique y desemboque en disturbios más amplios y una crisis más profunda.
Racionamiento alemán
Según informó Bloomberg, Alemania ha activado un plan de emergencia, con un grupo de trabajo que se reúne diariamente para monitorear el consumo y los inventarios. Su regulador de energía está encuestando a las empresas sobre su uso para ayudar a determinar cómo distribuir los suministros.
Los consumidores estarían protegidos el mayor tiempo posible, y eso significa que la industria soportaría la peor parte de un plan de racionamiento. Ese es un gran riesgo para la economía más grande de Europa. El país depende de Rusia para el 40% de sus suministros de gas, y el combustible es fundamental para los procesos de las industrias química y metalúrgica.
En la fábrica de productos químicos más grande de Europa, BASF SE produce compuestos utilizados en la fabricación de automóviles, medicamentos y fertilizantes, y todo ello alimentado por tuberías llenas de gas ruso. La compañía advierte que una suspensión repentina enviaría ondas de choque a muchas industrias y causaría un daño irreversible a la competitividad alemana.
Empresas como la siderúrgica Thyssenkrupp AG, la automotriz Volkswagen AG y la empresa de servicios públicos RWE AG se hacen eco de las preocupaciones.
“Detener el suministro de gas por tubería en este momento tendría consecuencias dramáticas”, dijo el presidente ejecutivo de RWE, Markus Krebber, en una copia avanzada de un discurso para la reunión de accionistas de la compañía la próxima semana. Muchos fabricantes “ya no podrían operar sus plantas”.
El canciller Olaf Scholz ha dicho que detener los flujos de gas desde Rusia desencadenaría una grave crisis económica en Europa, lo que provocaría la pérdida de millones de puestos de trabajo .
La suspensión repentina de las entregas de gas ruso podría costarle a la economía alemana 220.000 millones de euros , o alrededor del 6,5% del producto interno bruto anual, según un pronóstico conjunto de los principales institutos económicos del país. El Bundesbank estima que la producción podría reducirse casi un 2% este año en caso de un embargo sobre el carbón, el petróleo y el gas rusos.
Pero el grupo de expertos DIW con sede en Berlín dice que una combinación de ahorro de energía y optimización de suministros alternativos podría poner a Alemania en posición de compensar el gas ruso tan pronto como este invierno.
El gobierno ha ampliado su autoridad sobre el sector energético con nuevas reglas sobre el almacenamiento de gas . También planea otorgarse poderes para poner la infraestructura energética crítica bajo el control estatal temporal.
REVÉS PARA LA ECONOMÍA EUROPEA
La guerra supone un grave revés para la fuerte, aunque todavía incompleta, recuperación europea de la pandemia, que dejó el consumo privado y la inversión muy por debajo de los pronósticos anteriores al coronavirus, aun cuando el apoyo fiscal y monetario lograra un repunte notable del empleo, hasta casi los niveles vistos por última vez antes de la pandemia. La escalada de precios de los alimentos y la energía está afectando con dureza al consumo de los hogares, y la incertidumbre económica va a frenar la inversión.
También, la guerra supone un recordatorio de que Europa debe hacer más para mejorar la seguridad energética, en especial mediante el aumento de las fuentes renovables y la mejora de la eficiencia.
Revisiones del crecimiento a la baja
Las últimas perspectivas económicas regionales del FMI disminuyen los pronósticos de crecimiento para Europa. Para las economías avanzadas, hemos recortado nuestras proyecciones de crecimiento en 1 punto porcentual, hasta el 3% en 2022, con respecto a las proyecciones de enero, y para las economías emergentes, sin incluir Ucrania y Rusia, hemos recortado las proyecciones de crecimiento en 1,5 puntos porcentuales, hasta el 2,7%. Se proyecta que varias de las mayores economías —como Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido— apenas se expandan o que incluso se contraigan durante dos trimestres consecutivos este año. El pronóstico de la actividad en Rusia es que se reduzca un 8,5%, y en Ucrania un 35%.
¿Qué deben hacer las autoridades monetarias y fiscales? La guerra es un shock de oferta que reduce el producto económico y aumenta los precios. En efecto, nuestro pronóstico de inflación es que se acelerará hasta el 5,5% en las economías avanzadas y hasta el 9,3% en las economías emergentes de Europa, sin incluir Rusia, Turquía y Ucrania. Estos pronósticos son superiores en 2,2 y 3,5 puntos porcentuales, respectivamente, a las proyecciones de enero.
La política monetaria debe compaginar la contención de la inflación con la necesidad de limitar las pérdidas de producto y facilitar la reasignación de trabajadores y capital en respuesta a los nuevos shocks. Gran parte de la presión sobre los precios procede de fuerzas fuera del control de los bancos centrales, como son los shocks a los mercados de alimentos y energía y las interrupciones en las cadenas de suministro. No obstante, las autoridades monetarias de muchos de los países deben mantener la trayectoria de normalización de las condiciones de préstamo para contener las expectativas de inflación y anclar los factores internos determinantes de la inflación, como los salarios y los alquileres de viviendas.
Los costos de la reconstrucción
El reto de Europa será reconstruir Ucrania y su economía, de forma que se incentive el retorno de los refugiados. La reconstrucción de las infraestructuras destruidas requerirá gran cantidad de financiamiento con un componente importante de subvención. La reconstrucción y el reasentamiento contribuirán al retorno de los refugiados y a la recuperación del crecimiento económico. La implementación de reformas que fortalezcan las instituciones y la política pública maximizarán el dividendo del crecimiento derivado de la reconstrucción.
Esto llevará cierto tiempo y, como resultado, es probable que algunas de las personas que han huido se queden durante un tiempo en los países de acogida. La integración de los refugiados, sobre todo mujeres y niños, en empleos y escuelas será fundamental. Las políticas de empleo focalizadas, como son los subsidios salariales temporales para incentivar la contratación, pueden ser adecuadas. También pueden serlo el reconocimiento de cualificaciones, la capacitación lingüística y la atención de las necesidades de cuidado infantil.