Argentina prevé contar para el próximo invierno austral con un 5,46 % más de gas natural en sus gasoductos en términos interanuales gracias a una mayor producción doméstica y al incremento de los volúmenes de importación desde Bolivia.
El secretario de Energía, Darío Martínez, afirmó que en invierno, cuando crece la demanda de gas en el país, habrá "más gas nacional cubriendo la demanda de los hogares y la industria que el año pasado", aunque varios referentes industriales no confían en que tendrán con que abastecerse para la producción.
Martínez detalló que el volumen total de la producción nacional de gas permitirá este invierno una inyección al sistema de transporte un 6 % mayor a la verificada el año pasado.
LAS PROYECCIONES DE MARTÍNEZ
Según informó la Secretaría de Energía, mientras que entre mayo y septiembre de 2021 se inyectaron al sistema de gas 17.400 millones de metros cúbicos, para igual período de este año se prevé una inyección de gas producido en Argentina de 18.467 millones de metros cúbicos, lo que supone un crecimiento interanual del 6,13 %.
A esta mayor producción doméstica se sumará el mayor volumen de importación de gas boliviano, de acuerdo a lo pactado la semana pasada en Buenos Aires por los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y de Bolivia, Luis Arce.
“Si bien un buena noticia es que la productividad en Vaca Muerta dio un salto y el pozo tipo aumentó su productividad en un 30%, hay un cuello de botella para evacuar el gas y el petróleo de Vaca Muerta”, explicó Dreizzen en Infobae. Y en este sentido, el director de Energía de Ecolatina agregó: “Estamos esperando que se construya cuanto antes el gasoducto Néstor Kirchner, desde Neuquén hacia el este, donde están los centros de consumo. Ojalá el invierno próximo llegue, en su primera etapa, a Salliqueló” (Provincia de Buenos Aires).
Con un acuerdo para recibir en el próximo invierno 14 millones de metros cúbicos diarios de gas boliviano, entre mayo y septiembre Argentina recibirá un total de 2.142 millones de metros cúbicos de gas por parte de Yacimientos Petróliferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
Así, el total de la inyección de gas argentino más el de origen boliviano en el sistema de transporte de gas de Argentina alcanzará este invierno los 20.609 millones de metros cúbicos, lo que representa un incremento interanual del 5,46 %
"Adicionalmente, YPFB podrá inyectar hasta 18 millones de metros cúbicos diarios en función de sus disponibilidades, volúmenes que no han sido considerados en este análisis", dijo Martínez.
Las estimaciones de Ecolatina muestran que de una balanza energética negativa en US$ 1.600 millones de 2021 se pasará a US$ 6.200 millones, en el caso de importar todo el GNL requerido (estimado en US$ 5.400 millones). “Eso siempre que el Gobierno decida importar todo el gas que necesitamos. Probablemente no sea así y haya cortes de gas a parte de la industria, con lo cual se podría importar la mitad de los barcos que necesitamos”,
Según analizó Infobae, el aumento del costo del gas natural licuado (GNL) que llega por barco en estado líquido y requiere ser regasificado en plataformas móviles en los puertos de Bahía Blanca y Escobar, antes de poder ser inyectado al sistema de gasoductos nacionales. El GNL se destina a atender la demanda residencial - que tuvo un crecimiento en el último año del 10% - y la generación de energía termoeléctrica, por la caída en la generación hidroeléctrica debido a la sequía.
“Si bien la guerra complicó mucho el panorama, los precios internacionales ya venían subiendo desde principios de año. El gas licuado que el año pasado pagamos US$ 8,9 el millón de BTU (la unidad térmica británica que se utiliza a nivel mundial), a principios de 2022 y antes de la guerra estaba en más de USD 20, y ahora lo vamos a importar a entre US$ 35 y US$ 40″, advirtió Arceo.
De hecho, los 8 barcos de gas licuado adjudicados hace 10 días por Integración Energética Argentina Sociedad Anónima (IEASA, ex Enarsa) tuvieron un precio promedio de US$ 39 el millón de BTU. El Gobierno los pagará alrededor de US$ 800 millones, más del 70% de los US$ 1.100 millones que le costaron los 56 barcos que se compraron en todo el 2021. La llegada de los primeros cargamentos de GNL se estima para mayo. En febrero se había adjudicado un primer barco a US$ 27 el millón de BTU.
El ex ministro de Energía Juan José Aranguren estimó que, a pesar de los anuncios, durante el invierno la provisión va a estar “muy justa” y con posibilidades de cortes en el sector de GNC y de las industrias. “Si se cumple lo que anunciaron, le pagaremos a Bolivia US$ 400 millones más de lo que les pagamos el año pasado. A lo que se agregan los US$ 5.100 de costo extra del GNL
SALTA, LA PUERTA DEL NOA
El Tribuno detalló que Salta podría ser la puerta de entrada para el ingreso de gas que asegure que no faltará ese fluido, al menos en la zona norte del país. Esto podría concretarse si las negociaciones que se realizaron durante toda la semana con las autoridades y empresas chilenas dieran sus frutos.
La urgencia de las autoridades argentinas para evitar un invierno con faltante de gas llevó la conversación al más alto nivel e intentar viabilizar un intercambio o "swap": entregar gas natural de Vaca Muerta (de la Cuenca Neuquina) por el gasoducto GasAndes -que atraviesa las montañas por abajo de La Mora, Mendoza- y utilizar la infraestructura de transporte al otro lado de la cordillera para reinyectar el mismo fluido por el norte, a través del Gasoducto Norandino y así ingresar el gas a la red argentina por nuestra provincia.
Como máximo, con esta operación se podría reemplazar entre 1,5 y 1,8 millones de metros cúbicos por día (MMm3/d) de importaciones de Bolivia, que declinaría su oferta hacia este lado.
En Vaca Muerta (Neuquén), la Cuenca del Golfo San Jorge (sur de Chubut y norte de Santa Cruz) y la Cuenca Austral (sur de Santa Cruz y Tierra del Fuego), junto al resto de las provincias argentinas se produce más de 125 MMm3/d.
De acuerdo a los precios y volúmenes previstos por los consultores Mauricio Roitman (ex presidente del Ente Nacional Regulador del Gas, Enargas) y Luciano Caratori (ex subsecretario de Planeamiento Energético), la Argentina podría necesitar entre 6.100 y 7.700 millones de dólares solamente en el período que va del 15 de mayo al 15 de septiembre para pagar la importación de combustible.
Todo el esquema planificado depende de que no haya seguidilla de días con temperaturas menores a los 5´ en los principales centros urbanos del país. En los días más fríos, la demanda total de gas natural por redes (hogares, comercios, industrias, centrales eléctricas y estaciones de GNC) puede superar los 180 MMm3/d.
Una parte de ese volumen es reemplazable por combustibles líquidos (gasoil y fuel oil) en las usinas térmicas. Además, nuevas lluvias en Brasil ayudarían a producir más energía hidroeléctrica y sustituir con una fuente más barata a la generación térmica y tener así menor demanda.
PYMES EN ALERTA
Los empresarios, como principales afectados, apuestan a que funcione el armado del gas boliviano. Así lo indicó Daniel Rosato, de Industriales Pymes Argentinos (IPA), quien señaló que las empresas de ese segmento “no pueden programar vacaciones”, tal cual se analiza en despachos oficiales. Rosatto dijo que en la entidad no están de acuerdo de cortar el abastecimiento de los hogares, pero reclama que el Gobierno ponga en marcha “una campaña de ahorro”. “Este es un momento en el que está creciendo la demanda interna, si se resiente la producción y no podemos abastecer el mercado van a subir los precios”, advirtió.
En IPA proyectan que este invierno puede que no sea tan frío como el del año pasado. Por eso propone que se eviten los cortes en aquellas fábricas que tienen procesos productivos las 24 horas y que se administre para aquellas que interrumpen el trabajo todos los días.
Por su lado, la UIA puso en marcha una mesa de trabajo en la cual se procura coordinar la demanda de gas de las fábricas con la oferta disponible. La idea es ajustar las paradas técnicas que tienen que hacer las líneas de producción o las licencias vacacionales al momento del año en el que pueda registrarse una menor provisión del fluido.