¿Quién controlará el precio del mineral en el futuro? ¿Quién las exportaciones e importaciones?
Hasta hace pocos años era común referirse al litio como “el mineral del futuro”. En la década de 1990 se produjo el primer intento de entregar su explotación a una empresa multinacional; hace pocas semanas The New York Times anunció que varias empresas compiten por hacerse socias del Estado Plurinacional. La diferencia entre ambos hechos está en el destino que se le da a la ganancia.
Un reciente estudio del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) brinda y actualiza datos sobre la explotación e industrialización del mineral que ya ha comenzado a darle energía al mundo.
Según el reporte, Bolivia, Argentina, Chile, México y Perú tienen en sus respectivos territorios más del 67% de las reservas del litio en el mundo; Bolivia y Argentina tienen la mayor cantidad.
Los mayores avances en extracción y exportación del mineral los tiene Chile, que aporta con el 22% de litio que se consume en el mundo, detrás de Australia y delante de China.
Las proyecciones señalan que la demanda global de litio estará encabezada por la fabricación de baterías para automóviles eléctricos. El 91% del total de litio que compra EE.UU., uno de los principales mercados del mundo, proviene de Chile y Argentina.
Las proyecciones apuntan a que hasta 2040 el mundo estará consumiendo 42 veces la cantidad de litio que consume hoy; las proyecciones muestran una tendencia al alza en el precio del mineral.
¿Quién controlará el precio del mineral en el futuro? ¿Quién las exportaciones e importaciones? ¿Cuáles los actores dominantes? Es evidente que los países más desarrollados tienen la tecnología necesaria para desarrollar las aplicaciones del mineral; los intentos por importarla al país han sido infructuosos hasta ahora.
Según el análisis, el 71% de la demanda del mineral se destina a la producción de baterías, pero se sabe también que hay creciente investigación para su uso con fines militares, el informe incluso cita empresas de investigación y desarrollo de tecnología militar que ya tienen contratos con el gobierno estadounidense. Es fácil imaginar que no es el único país que está en semejantes desarrollos.
El centro de estudios estratégicos concluye su informe señalando que dado el potencial de reservas y su concentración en la región, y que dadas la buenas relaciones entre los gobiernos de países tales como Bolivia, Argentina y México, sería conveniente avanzar proyectos conjuntos y discutir experiencias, principales problemas y acuerdos conjuntos.
No se trata solo de extraer el mineral e industrializarlo, sino de superar los muchos obstáculos que los intereses transnacionales podrán poner en el camino del aprovechamiento soberano de recursos naturales estratégicos.
Los tímidos pasos dados en el país muestran que vocación hay, pero no suficientes recursos. Parte de estos recursos está en el conocimiento sobre la materia, que necesita desarrollarse en la región.
La sugerencia de aunar esfuerzos ahora que es posible, suena muy apropiada.