JAVIER PASTOR
Qué bonito era todo para los mineros de bitcoin. Uno se compraba unos cuantos miles de máquinas, las ponía a trabajar en algún país —con energía gratis o muy barata, ojo— y listo.
El invento funcionó hasta que los gobiernos se dieron cuenta de que los mineros gastaban un porrón de energía, y varios fueron los que prohibieron dicha actividad. El ejemplo más gordo lo tenemos en China, que durante años fue el Valhalla de los mineros. EL gigante asiático acabó prohibiendo esa actividad, lo que provocó que los mineros acabaran mudándose a otros países.
Rusia. El banco central ruso ha propuesto prohibir la minería de criptomonedas de golpe y porrazo. Según este organismo, la minería compromete los objetivos medioambientales y amplifica los efectos negativos de la difusión de las criptodivisas. También hace difícil evitar donaciones de los ciudadanos a organismos "indeseables" como medios que critican al gobierno, aunque algunos de esos organismos confiesan que esas donaciones son prácticamente insignificantes. Rusia es el tercer país más importante del mundo en cuanto a minería de bitcoin, pero la cosa no acaba ahí. Ni mucho menos.
Kazajistán. Muchos de los mineros chinos acabaron instalándose en Kazajistán: está cerquita (tiene frontera con China) y ofrecía energía muy barata. O la ofrecía, porque el gobierno decidió subir los precios. Eso provocó revueltas e incluso cortes de internet a nivel nacional. Y si no hay internet, no hay minería, algo que provocó un impacto importante en los criptomercados. El segundo país en relevancia en minería de bitcoin recuperó su actividad, pero la red eléctrica kazaja ha tenido problemas para mantener la fuerte demanda, y algunos mineros parecen estar contemplando un nuevo traslado.
Europa. No es que el viejo continente destaque en este ámbito, pero sí tiene dos países protagonistas: Alemania tiene un 4,48% del hashrate mundial según la Universidad de Cambridge, e Irlanda tiene un 4,68% (España representa tan solo un 0,05% del hasharte global). Aún así el organismo europeo ESMA ha propuesto que se prohíba la minería y se deje de impulsar el mecanismo Proof of Work (PoW) y que en todo caso la industria apuesta por el mecanismo Proof of Stake (PoS) que será la base de Ethereum 2.0. Algunos países han prohibido ya esa minería: Kosovo lo hizo recientemente, de nuevo tras ver cómo su demanda energética se disparaba.
Y mientras, las criptos cayendo a plomo. Todos esos movimientos pueden haber tenido algo que ver en la reciente caída de bitcoin, ether y otras muchas criptomonedas, que han bajado entre un 7 y un 8% en las últimas horas. La mala semana en Wall Street —el Nasdaq ha caído casi un 5%— puede haber sido también una de las razones de esos movimientos, aparentemente dirigidos a evitar mayores pérdidas.
¿Colega, y ahora dónde mino? Este cerco a los mineros hace imposible predecir hacia dónde se moverá ese segmento los próximos meses. Estados Unidos lidera ahora esas operaciones, pero hace unos días sus congresistas anunciaron un comité para estudiar el impacto de esa minería en el medioambiente. Teniendo en cuenta que el algoritmo de bitcoin hace cada vez más difícil minar esta criptodivisa (el próximo halving llegará en 2024), los recursos energéticos consumidos harán cada vez más polémica esta actividad. Eso sí: teóricamente el valor subirá y compensará a los mineros, como ha ocurrido hasta ahora.