Se necesitan dos millones de litros de agua para producir una tonelada de litio, según afirma la nota de Perfil
BRENDA FUNES
En un contexto mundial en donde se ve al litio como el mineral esencial para generar los sistemas de energía limpia del futuro, surgen los reclamos por el “excesivo” uso de agua que es de consumo humano. Las comunidades denuncian que se han secado vegas, que su actividad se ve afectada.
Los expertos en ambiente advierten sobre el desbalance hidrogeológico que se está generando. Desde las provincias lo desmienten y aseguran que se están implementando todos los controles.
Argentina junto con Chile y Bolivia conforman la región conocida como el “Triángulo de litio” ya que entre los tres países contienen el 58% de este recurso. Según un informe del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), el país tiene las segundas reservas mundiales detrás de Bolivia, y además, es la tercera en cantidad de reservas “comercialmente viables”, detrás de Chile y Australia.
Los salares están ubicados específicamente en las provincias de Salta, Jujuy y Catamarca.
Cómo se extrae y procesa el litio
Para procesar el “oro blanco”, primero se bombea la salmuera que se encuentra bajo los salares, y luego, se la coloca en piletas de muy poca profundidad pero cuya superficie total equivale a miles de estadios de fútbol. Con la radiación solar el agua se evapora.
Esta salmuera va pasando por diferentes piletones de donde se le extraen distintos minerales. Lo primero que se obtiene es lo que los ciudadanos conocemos como la sal de mesa. El último mineral que se extrae es el carbonato o hidróxido de litio. Es un proceso que puede durar entre 6 meses y 2 años.
Finalmente, para llevar a un mejor grado técnico del litio se utiliza el agua dulce. Es decir, que mientras más pureza se le quiera dar al mineral, más agua apta para consumo humano se va a necesitar.
Hay que entender que en la zona hay cuencas que son cerradas que se nutren de la lluvia. Se crean naturalmente pequeños depósitos acuíferos en donde se almacena el agua dulce. Al realizarse una perforación en los salares y extraer esa agua salina no apta para el consumo, se produce un desplazamiento del agua dulce que está en la cuenca hacia el salar. En consecuencia, el agua que las comunidades usan para riego y consumo humano se saliniza y altera el balance hidrogeológico.
El agua es un recurso escaso
El problema planteado por diferentes investigadores y entidades ambientalistas es que se hace uso de un recurso que es sumamente escaso en estas zonas, que además, son áridas. Para dar una dimensión de lo que representa en gasto hídrico, se necesitan 2 millones de litros de agua para producir 1 tonelada de litio.
“Para un territorio en donde el déficit hídrico es extremo, esta gestión del agua significa un desequilibrio para el ecosistema, para las comunidades y para la biodiversidad”, explicó a PERFIL María Laura Castillo, coordinadora del Programa Altoandinos de la Fundación Ambiente del Área de Política Ambiental de la Fundación ambiente y recursos naturales (FARN).
“Según la geografía del lugar, algunas comunidades están más cerca o más alejadas de los salares. Todo depende de la distribución de los acuíferos dulces. Los habitantes los aprovechan para su actividad de riego, de consumo humano y animal. Entonces, si vos vacías el acuífero de los salares, se acelera el vaciamiento de la cuenca y hay menos agua dulce disponible”, explicó a PERFIL Martín Kazimierski, becario de CONICET y miembro del grupo Estudios en Geopolítica y Bienes Comunes.
Román Guitián, Cacique de la comunidad de atacameños del altiplano en Catamarca, denunció que tienen complicaciones diarias con el agua y que ya se secaron vegas.
“En el marco del proyecto Fenix, ya hubo un episodio de daño ambiental en el ‘Salar del Hombre Muerto’. En relación a los niveles de agua dulce que utilizan en el proceso de extracción vaporítico, han secado 11 kilómetros de vega del Trapiche. Lugar de donde sacaban el agua dulce. Luego de esto y en las intenciones de Livent de triplicar la producción, deciden sacar agua de otra zona del salar. Así surgió el proyecto de construcción del acueducto del río Los Patos que es el caño de 32 kilómetros. Están pidiendo autorización para extraer de cada pozo 166 mil litros de agua por hora. Actualmente, Livent, está consumiendo en 15 días la cantidad de agua que todo el pueblo de Antofagasta usa en 1 año”, señaló a PERFIL Verónica Gostissa, abogada e integrante de Pueblos Catamarqueños en Resistencia y Autodeterminación (PUCARA).
Residuos altamente tóxicos
Las sales se van concentrando hasta que logran obtener el litio. Después, quedan otras sales que no tienen uso comercial y son como lodos. Estos ‘lodos’, en realidad, son el residuo que queda de la actividad, y que son depositados en las piletas que ya no se utilizan.
“Los dejan ahí como pasivos ambientales, que por cierto, valen una fortuna. Sin embargo, ninguna empresa se hace cargo, cuando en realidad son residuos altamente peligrosos. Tengamos en cuenta que se trata de minerales que en altas concentraciones son contaminantes de cualquier otro tipo de compuestos, como por ejemplo, el agua. Incluso su infiltración puede llevar a niveles de toxicidad no recomendados”, detalló el geógrafo Kazimierski.
Cabandié señala la necesidad de mejorar la ley de minería
En la transición ecológica para llegar a la sostenibilidad se necesitan de minerales como el litio. En Argentina, quienes explotan este recurso se basan en 3 normativas. El artículo 124 de la Constitución Nacional que provincializa el recurso; la Ley de inversiones mineras del año 1.993 que le da a las empresas estabilidad fiscal por 30 años y una serie de exenciones impositivas. Y por último, el Código de Minería que fue reformado en 1.997 y establece facilidades al denunciar la existencia de minerales, y su posterior comercialización. En este mismo código se establece que las regalías son del 3% del valor en boca de mina.
Al consultarle desde este medio al Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, sobre cómo están siendo gestionados estos recursos estratégicos, él sostuvo que “a la ley de minería habría que mejorarla” y “Hay que mirar aquellas normativas que nos ponen en menores condiciones para el desarrollo argentino”.
Desde la cartera ven como necesidad el hecho de ponerle valor agregado a los recursos naturales y a la actividad extractiva de la región. Inclusive, barajan la posibilidad de en un futuro canjear deuda por acción climática. Es decir, que aquellos países a los que se les permita realizar actividad minera en Argentina, lo tomen a modo de pago de la deuda internacional, y esos dólares ahorrados utilizarlos para construir parques eólicos o solares.
El funcionario manifestó que “muchas veces se contempla lo ambiental como antiproductivista”. Sin embargo, toda actividad es productivista “siempre y cuando no se degrade lo ambiental en pos de utilidades y ganancias”.
La respuesta de Catamarca
Desde la provincia de Catamarca, donde se encuentra el ‘Salar del Hombre Muerto’, aseguraron a PERFIL que si se cumplen con la implementación de medidas tendientes a cuidar el medio ambiente. Desde el Ministerio de Minería liderado por Fernanda Ávila expresaron que las empresas mineras realizan una presentación periódica –quincenal, mensual, trimestral, semestral o anual según corresponda– de programas de control de riesgos técnicos o de estudios ambientales establecidos específicamente para la industria minera con el objeto de monitorear componentes como el suelo, aire, agua, biodiversidad, entre otros.
“De esta manera, conocemos el desempeño de las empresas, los impactos y obtenemos elementos de juicio para promover acciones preventivas o correctivas, retroalimentar los programas y mejorar continuamente”, señalaron desde la cartera de minería.
Es la Dirección Provincial de Gestión Ambiental Minera el organismo que desde 2011 certifica el control ambiental mediante el Sistema de Gestión de la Calidad según Norma ISO 9001. En 2020, se recertificó el sistema de calidad mediante:
+ Monitoreos ambientales de agua de las distintas cuencas cercanas a los proyectos mineros.
+ Actualización de expedientes administrativos de los programas y subprogramas de monitoreo de agua.
+ Reordenamiento de bases de datos de los distintos programas y subprogramas de monitoreo.
+ Monitoreos participativos comunitarios en los proyectos de litio.
La respuesta de Salta
En la provincia todos los proyectos están en estado piloto y no en escala comercial. Es decir, que aún no se está extrayendo litio. Estiman que la explotación de este mineral estratégico comience 2023 y 2024.
Desde la Secretaría de Minería aseguraron que esta industria utiliza mucha menos agua que otras industria como son el agro y la alimenticia. Además, desde la cartera explicaron que si bien están en zona árida, para darles a las mineras el permiso de concesión de agua se hacen estudios hidrogeológicos. La Secretaría de Recursos Hídricos de Salta es la que da la autorización final.
“Hay agua dulce para poder enfrentar esta actividad que no es de uso de agua intensiva como se cree. Igualmente, cuando se les da la concesión, siempre la prioridad es el consumo humano y las actividades de alimentación. En esta línea, también estamos trabajando las comunidades en un proyecto para capacitarlos y que puedan ser participantes del control a las empresas”, dijo a PERFIL la secretaria de Minería de la provincia, Flavia Royón.
Al momento de publicación de esta nota, ninguna voz oficial de la provincia de Jujuy se expresó al respecto tras ser contactada.
El impacto de la explotación minera tanto a nivel ambiental como social genera confrontación entre los gobiernos provinciales y las mineras, por un lado; y por el otro, las comunidades originarias y las organizaciones ambientalistas.
Cada una de las partes expuso sus argumentos y sus razones. Sin embargo, el interrogante que continúa abierto es: ¿El "oro blanco" puede salvar a la Argentina?