Los defensores de la criptodivisa la ven como cobertura contra la inflación; Goldman ve su labor de cobertura como la del cobre y no la del oro
Uno de los debates financieros más enconados de los últimos ha sido el surgido en torno a la valía o no del bitcoin como cobertura contra la inflación. Para los defensores de la criptomoneda, esta es un depósito de valor que progresivamente puede ir sustituyendo al oro, activo refugio por excelencia y habitual cobertura contra la temida subida de los precios.
Frente a estos acólitos que no dejan de hablar del token como el 'oro digital', Jeff Currie, jefe global de investigación de materias primas de Goldman Sachs, dice que sería más adecuado hablar de 'cobre digital'.
Currie sostiene que los inversores no deberían ver las monedas digitales como un sustituto del oro a la hora de buscar coberturas contra la inflación y señala al cobre como un activo al que las criptomonedas pueden ser más parejas dadas sus trayectorias.
"Si se observa la correlación entre el bitcoin y el cobre, o una medida del apetito por el riesgo y el bitcoin, y tenemos 10 años de historia de operaciones con el bitcoin, definitivamente es un activo de riesgo", ha explicado el analista de Goldman en un programa de CNBC.
El matiz fundamental, según Currie, es que mientras el bitcoin y el cobre actúan como coberturas de riesgo (risk-on) contra la inflación, el oro se considera un refugio seguro o risk-off. ¿En qué se traduce esto?
"Hay una inflación buena y otra mala. La buena inflación es cuando la demanda tira de ella, y eso es lo que cubre el bitcoin, eso es lo que cubre el cobre, eso es lo que cubre el petróleo", señala Currie. Por contra, "el oro cubre la mala inflación, que es cuando se reduce la oferta, como ha ocurrido con la escasez de chips, de productos básicos y varios tipos de materias primas", añade.
La disquisición del hombre de Goldman es importante en un momento en el que la inflación está aumentando a medida que la economía mundial se recupera de los efectos del coronavirus, los bancos centrales siguen con unas políticas monetarias 'ultra-laxas' y la demanda supera a la oferta en múltiples frentes.
El precio del oro ha subido casi US$ 200 desde principios de abril hasta tocar los US$ 1.900 la onza, marcando máximos de cuatro meses. Un rally impulsado por el debilitamiento del dólar y el aumento de la demanda debido a las crecientes expectativas de inflación.
Al mismo tiempo, las criptomonedas han experimentado una gran subida, si bien en mayo hubo una importante corrección. El bitcoin todavía sube un 25% en lo transcurrido de 2021, pero se deja más de un 30% en el último mes. Asimismo, el cobre subió a máximos históricos entre principios y mediados de mayo (superando los US$ 10.700 por tonelada) antes de sufrir un fuerte descenso hacia finales de mes (perdió los 10.000) para volver a repuntar la semana pasada.
En una nota emitida este lunes, el equipo de investigación de Currie ponía de relieve que, dado que las acciones cotizan en las expectativas futuras de ganancias y crecimiento, son una buena cobertura de la "inflación anticipada".
Sin embargo, matizaban, una vez que las expectativas inflacionarias se vuelven lo suficientemente inminentes como para sugerir que los bancos centrales pueden verse obligados a subir las tasas de interés, las acciones dejan de ser tan útiles como una cobertura contra la inflación.
En cambio, reflejaba la nota, "las materias primas son activos al contado que no dependen de las tasas de crecimiento a futuro, sino del nivel de demanda en relación con el nivel de oferta actual". "Como resultado, cubren la inflación no anticipada a corto plazo, creada cuando el nivel de demanda agregada excede la oferta en las últimas etapas del ciclo económico", apostillaban los analistas del banco de inversión.