Se generarán 2.500 puestos de trabajo
EDUARDO RECOBA
Una de las vetas mineras cupríferas más grandes de la quinta economía de América Latina –el Perú- corre contra reloj; no obstante y de acuerdo con altos ejecutivos de la operadora [Anglo American] de este yacimiento ubicado en los andes sur de la nación sudamericana, el proyecto pisa firme el terreno en un escenario complejo.
El reto más crítico es la puesta en marcha el proyecto, que –señalan los altos cargos de Anglo American- ya registra avances pese al golpe que anotó la disrupción de la nueva forma de coronavirus o COVID 19 en la economía y en concreto en la actividad minera que explica el 60% de los ingresos de la economía andina a través de envíos de mineral fino e industrial.
Disrupción que ha halado de una caída de dos dígitos proyectada en términos de PBI real por ejemplo, y destaca en ello el observatorio del Fondo Monetario Internacional [FMI] que indica que el Perú decrecerá en 2020 en -13,9%; anotando un déficit fiscal –de acuerdo con datos proyectados simultáneamente por el Ministerio de Economía y Finanzas [MEF]- de una horquilla entre -9,9% a -10% del PBI real.
Desde este hábitat, la economía del Perú viene ubicando una variación en el sistema de precios –leída desde la inflación en 2020 y desde el observatorio de la autoridad estadística- que registró un austero 1,97% interanual solo para Lima urbana [conocida como “Metropolitana” y que concentra un tercio de la población del país].
Dato que para economistas, bancos, fondos y firmas gestoras de activos que invierten en ETF con subyacentes en metales confirma que el deterioro en términos de demanda y consumo “ha superado sus expectativas”, tal como refieren dos analistas –en reserva- de dos de las principales mesas de tesorería de bancos desde la ciudad de Lima.
Quellaveco –situada en el departamento de Moquegua y cuyo despliegue en obras de ingeniería e infraestructura se realiza entre los 3.000 a 4.500 metros de altitud respecto al Océano Pacífico y a tajo abierto- opera desde la segunda economía global que se alza como la principal –tras Chile- productora del metal bermejo.
De momento y desde Londres, el cobre en su versión bajo contrato futuro hala de US$ 3,6215 la libra de fino o un cambio de -0,23% interdía como corrección tras avances puntuales; la entrega es a marzo 2021 para un tamaño de contrato de 25.000 libras; la rentabilidad registra +34,01% interaño a la fecha de este informe, con horquilla de 52 semanas entre US$ 1,9795 a US$ 3,734 la libra en Londres y Chicago.
Según la misma firma, la iniciativa se cuelga a una horquilla o rango de inversión de entre US$ 5.000 a US$ 5.300 millones como flujo proyectado. “Es la inversión minera más grande del Perú”, indica.
“La vida útil de la mina”, dice Anglo American en reporte fiel es de una treintena de años, con posibilidad de extender los mismos a 32 o 35 años.
Claudia Vivanco, gerenta corporativa de comunicaciones indicó que son “2.500 puestos de trabajo” los que se generarán –“por tramos”- en la “etapa de operación”; siendo el proyectado de extracción de concentrados de 300.000 toneladas de cobre para la década inmediata a la puesta en marcha prevista para el año 2022.
“En la actualidad está en etapa de construcción y se espera la primera producción de cobre en el 2022”, confirma Anglo American desde sus canales de comunicación.
Según Vivanco, el proyecto lleva alrededor de tres décadas desde la privatización de la veta en 1992; y tras una suerte de interregno fue, en la primera década de los dos miles cuando la iniciativa toma forma a través de “el inicio de los estudios a profundidad”, señala la alta ejecutiva.
“Entre el 2011 y 2012 se constituye una mesa de diálogo con las comunidades aledañas a la operación de la mina lo que representa un caso de éxito en el sector [minero] pues se llegaron a concretar 26 compromisos con las comunidades vecinas respecto al uso del agua, medioambiente e iniciativas sociales sostenibles”, detallo la alto cargo.
Por aquel tiempo [2012], la empresa destinó alrededor de US$ 277 millones a favor de las comunidades inmediatas a la operación minera: “Esto se diseñó bajo la forma de un fondo o Comité de Gestión y Desarrollo de Moquegua siendo parte de los compromisos entre la empresa y los alcaldes; y parte de la mesa de diálogo”, anotó Vivanco.
Compromisos que decantaron, advirtió Vivanco, en la puesta en marcha de la Comisión de Monitoreo y Vigilancia y Seguimiento de la Mesa de Diálogo, como herramienta para la trazabilidad de acuerdos, datos y pactos con las comunidades adyacentes.
En 2018 y 2019 se iniciaron las obras civiles y de infraestructura, las mismas que fueron tomando fuerza en el segundo semestre del 2019 tras la “oficialización” del proyecto anunciada desde Palacio de Gobierno en julio por el expresidente Martín Vizcarra; “obras que hacia el primer trimestre del 2020 fueron paralizadas”, indica Vivanco en referencia a la pandemia.
La operación viene siendo uno de los “mega emprendimientos” mineros que construyen sus expectativas con la mayor celeridad posible frente a –por ejemplo- sus rivales cupríferos como Tía María y Michiquillay, operados ambos por Grupo México.
De acuerdo con Diego Ortega -vicepresidente de asuntos corporativos de Anglo American- y en un cruce con la prensa, “para la construcción y operación de Quellaveco se utilizará agua excedente de lluvias y agua de origen volcánico no apta para el consumo humano o agrícola”.
Observatorios de conflictos medioambientales advirtieron -en reporte fiel- que el acuífero iba a ser afectado: “El uso de agua para la minería agravaría la escasez de recursos hídricos […] con graves impactos en la agricultura y el consumo humano”, se leía en un informe del portal Mapa de Conflictos Mineros.
No obstante la compañía deslindó de ello, habida cuenta los datos de los observatorios ataban de desfases temporales clave.
Claudia Vivanco explicó que -actualmente- y en el caso del río Titire, “a cien kilómetros de Moquegua y alrededor a los 5.000 metros de altitud, se captará agua para ser destinada al proyecto [a través de una tubería que acarreará y proveerá el insumo hídrico en un 80% hacia la planta operativa del proyecto]”.
Y a contracorriente por lo dicho por los observatorios mencionados, “Son aguas no aptas para el consumo humano por registrar arsénico y bromo”, indicó confirmando lo indicado por Ortega.
Como complemento para “alimentar” la operación minera, se ubica la presa Vizcachas [alrededor de 3.500 metros de altitud] sostenida por precipitaciones de lluvia –que de 28m3 de agua se amplió a 60m3, señaló Vivanco- y la provisión será del 20% [suplementario al rol que cumple el río Titire (80%)].
"Y tendrá no sólo como destino la operativa de Quellaveco, sino la distribución acuífera hacia la ciudad de Moquegua", dice.
En todo momento, la operación tiene previsto proteger el río Asana [de aguas consumibles y cercano a plantas de concentración de Papujune: parte de Quellaveco]: donde se prevé construir "una barrera y un túnel para proteger el curso del río Asana y evitar que entre en contacto con la futura operación", anota la compañía.
Quellaveco, quizás, sea la única operación minera cuprífera –en Sudamérica- en construir su faena extractiva digitalmente en un cien por ciento rotuló Vivanco.
“Los procesos, operaciones y el modelo de ‘minería sostenible’ de Anglo American conocido como ‘Futuresmart Mining [TM]’” tendrá un 100% de operatividad en Quellaveco”, propone la alta ejecutiva.
El objetivo de este modelo de innovación minera, dijo Vivanco en reporte fiel, es asumir que el uso de la tecnología, una mina “sin agua” y con sostenibilidad que trabaje de la mano con el Estado, comunidades, alianzas y medioambiente “se hagan realidad de cara al 2030 o 2033”.
“Estamos utilizando tecnologías que respaldan con mayor exactitud a los metales o minerales deseados, proponiendo reajustes de más del 30% en el uso de agua, energía y capital, y produciendo menos desperdicio en el proceso, en línea con nuestro itinerario hacia una minería neutral en carbono”, confirma la empresa desde su sitio web.
