Quellaveco es uno de los “top cinco” proyectos de extracción de concentrados y refinados de cobre más grandes del mundo
EDUARDO RECOBA
De momento, los proyectos mineros se han visto afectados por la pandemia y el “apagón” en los negocios en el 2020 donde el Gobierno de la quinta economía más grande de América Latina paralizó la actividad productiva entre el 15 de marzo al 30 de junio del año pasado debido al estado de emergencia provocado por la propagación de la nueva variante de coronavirus o COVID 19.
Fueron cien días donde el sector minero metálico extractivo, clave para la economía de esta nación andina pues explica el 60% de sus despachos exportados hacia el exterior, se vio impactado; y en ello destacó –en simultáneo- no sólo contagios entre operarios de los yacimientos sino reclamos sindicales y medioambientales así como sociales.
Todo en un entorno de precios internacionales –de metales preciosos y básicos- cuya horquilla otorgó en el 2020 señales alcistas en el trading global de estos minerales, donde el oro o la plata y el cobre destacaron por sus posiciones de soporte en las cotizaciones desde Londres o Chicago.
Este sector llegó a anotar desplomes fortísimos de dos dígitos entre abril y mayo –cuando el pico de la pandemia azotó al Perú con ensañamiento- ubicándose el sector en un decrecimiento de horquillas cercanas al -45% al -47% para la producción minera e hidrocarburos según el Instituto Nacional de Estadística e Informática.
Con la reinserción económica anotada entre el trimestre móvil julio, agosto y septiembre el sector mejoró; no obstante, continúa con la horquilla de rangos en terreno negativo.
De acuerdo con el observatorio del INEI, “el índice de producción minera y de hidrocarburos en noviembre 2020 registró una disminución de -4,75%, ante la menor actividad minera metálica en -3,06%, por la caída en la producción de oro, molibdeno, cobre, plata y plomo”.
No obstante, el reporte Informe Técnico de Producción Nacional del INEI advierte que “La actividad minera metálica desde junio de 2020 viene registrando una recuperación gradual del ritmo de sus operaciones productivas y alcanzó en noviembre una de las dos menores tasas negativas de los últimos nueve meses, en el marco de implementación del plan de reactivación económica nacional”.
Entre los minerales –tanto finos como industriales- las caídas en detalle indicaron de acuerdo con la métrica de la autoridad estadística local las siguientes variables: producción de oro -20,82%, molibdeno -13,14%, cobre -1,86%, plata -11,79% y plomo -9,31%; no obstante, avanzó la producción de zinc 20,80%, hierro 6,99% y estaño 30,32%.
En este hábitat el proyecto cuprífero Quellaveco -operado tanto por Anglo American como por Mitsubishi Corporation- se mueve, y junto a otras iniciativas como Michiquillay [Grupo México], Tía María [Grupo México], Mina Justa, Cerro Corona, Corani y Toromocho que en conjunto –y de acuerdo con las mismas compañías- suman un agregado de alrededor de US$ 9.000 millones de cara a ser ejecutados en los siguientes cinco años.
Sin embargo, el proyecto que otorga mayor celeridad es –de momento- Quellaveco.
Quellaveco, ubicado en los andes del Sur del Perú en el departamento de Moquegua, es uno de los “top cinco” proyectos de extracción de concentrados y refinados de cobre más grandes del planeta anotando un rango de 7,6 millones de toneladas en reservas y un proyectado, dice la empresa, de 300.000 toneladas para la próxima década.
Con este proyectado, advierte Anglo American, Quellaveco es parte de las “top quince empresas mineras más grandes a nivel global”.
Posee una inversión de alrededor los US$ 5.300 millones, y es la puesta en marcha más grande que tiene la economía andina; y una de las inversiones mineras más grandes de América Latina.
“Actualmente está en etapa de construcción y se espera la primera producción de cobre en el 2022. Es actualmente la mayor inversión minera en el Perú”, indica la misma empresa.
Según los altos cargos de la empresa, Quellaveco provocará un rango de inversión social de US$ 277 millones para las comunidades campesinas aledañas lo que contrasta con la inversión programada [US$ 5.300 millones] y para un rango de más de treinta años de vida útil de la veta de “tajo abierto y con proceso de flotación” como advierte la compañía lo que puede ocasionar “daños medioambientales y sociales importantes” dicen observatorios de conflictos sociales.
Sin embargo, la alta dirección de Anglo American señala que la operación de Quellaveco es un “ejemplo” de responsabilidad social.
“En el 2012, tras un año de negociaciones, la Mesa de Diálogo de Moquegua alcanzó 26 acuerdos para la gestión del agua, el cuidado del medio ambiente y la responsabilidad social […] para contribuir al desarrollo sustentable de la región Moquegua”, indicó.
La operatividad de Quellaveco estará digitalizada aunque la empresa no ha detallado si esta metodología –que es “estándar” para todas sus operaciones mineras- será parcial o total. Sin embargo, Diego Ortega, vicepresidente de asuntos corporativos de Anglo American en el Perú, señaló que Quellaveco será cien por ciento digital.
“[Ellos, Anglo American] llevarán su enfoque de innovación y tecnología a otros sectores económicos de la región [de Moquegua], buscando que esta sea un centro tecnológico y modelo de innovación”, dijo sin referirse exactamente a qué dimensiones “tecnológicas e innovadoras”.
“Como las otras sistematizaciones de Anglo American en el globo, marchará como mina digital, computarizada, capaz de producir una mayor cuantía de datos y ejecutar un mejor examen para comprimir inseguridades”, señalan altos cargos de la firma minera con casa matriz en Londres.
No obstante Ortega informó a medios y agencias que el proyecto [Quellaveco] usará “agua excedente de lluvias y de origen volcánico no apta para el consumo humano o agrícola”, desde hace más de una década comunidades vecinas al emprendimiento minero han observado la iniciativa por afectar el acuífero de los alrededores de la operación.
“Quellaveco se ubica en el lecho del río Asana y el proyecto […] planea desviar el curso del río para explotar 85 mil toneladas día de cobre a tajo abierto por un periodo de 32 años. La empresa utilizaría 700 litros por segundo de agua de las reservadas para el Proyecto Especial Pasto Grande”, advierte un observatorio de conflictos sociales en un informe que lleva -lo dicho- décadas.
“El uso de agua para la minería agravaría la escasez de recursos hídricos en las cuencas del Tambo [regiones de Moquegua y Arequipa] y Locumba [Tacna] con graves impactos en la agricultura y el consumo humano”, advierte el Mapa de Conflictos Mineros pese a lo dicho por Ortega con se ha tratado de comunicar esta divergencia pero aún sin respuesta.