Los dos principales proyectos hidroeléctricos en el país, Chihuido I y Portezuelo del Viento, se encuentran enredados en medio de una maraña de problemas a la espera de que una decisión política logre destrabarlos y, finalmente, puedan empezar a construirse.
La represa neuquina es la más avanzada, ya que fue adjudicada en 2014 aunque se encuentra paralizada por falta de financiamiento. La administración de Alberto Fernández parece decidida a ponerla en marcha más por necesidad política que por convicción energética.
Por eso, primero incluyó el endeudamiento que necesita en el Presupuesto Nacional 2021 y, luego, le escribió a la canciller alemana, Ángela Merkel, para comunicarle que Chihuido I es de “considerada relevancia para el Estado Nacional” y que su gobierno tiene “la voluntad de continuar” con el proceso.