Inversión de US$ 450 millones
La Compañía General de Combustibles (CGC) puso en marcha un programa exploratorio para estudiar las particularidades de la formación no convencional Palermo Aike.
El acuerdo, firmado en noviembre 2020, plantea el objetivo de garantizar el mantenimiento de la actividad productiva y los puestos de trabajo en las áreas que opera CGC, en el marco del Plan Gas Natural (Gas.AR) 2020-2024
Entre las once formaciones shale del país, Palermo Aike, una de las rocas madre de la Cuenca Austral, era una de las que concentraba la atención de los especialistas por el enorme potencial que se cree que posee.
Aike podría haber un acumulado de 160 TCF (trillones de pies cúbicos), un valor que solo es superado por Vaca Muerta con 220 TCF y Los Molles, también en la Cuenca Neuquina con 190 TCF.
El plan de CGC para este año consiste en realizar un pozo exploratorio, un pozo realmente destinado al estudio de las particularidades de la formación.
“Va a ser un pozo vertical porque lo que buscamos es estudiar la zona y no tanto producir, y por eso lo que se va a hacer es sacar coronas y muestras para analizar”, contó el director de CGC, Daniel Kokogian en diálogo con Victoria Terzaghi para Energía On de Diario Río Negro
Las formaciones que explota CGC en la Cuenca Austral son principalmente gasíferas y en línea con el incremento de producción.
Cabe recordar, que otro de los proyectos que ha consolidado en el año 2020 la petrolera de capitales nacionales, es el reservorio para reinyección en el área Sur Río Chico, que se puso en marcha durante enero de este año.
Actualmente la mayor parte de la producción y reservas de hidrocarburos se concentra en la Cuenca Austral compuesta de alrededor de 230.000 km2, 85 % de los cuales se encuentran en la Argentina.
La producción de gas natural convencional en la parte argentina de la cuenca proviene, principalmente, de areniscas marinas/deltaicas y fluviales de la formación cretácico-temprana Springhill entre 2.000m y 3.000m por debajo del nivel del mar. La cuenca también cuenta con un yacimiento marino secundario convencional en la formación terciaria Magallanes, a 1.800m por debajo del nivel del mar.
La Cuenca Austral cuenta con alrededor de 90.000 km2 de área de roca madre madura, con un potencial de exploración por desarrollarse en el futuro cercano. Estas rocas madre alimentan tanto la formación cretácica Springhill como la formación terciaria Magallanes. Las principales rocas madre en la cuenca son las formaciones cretácico-inferior, inoceramus inferior, la formación aptiano-albiana Margas Verdes y la titoniano-aptiana, que contienen lutitas negras ricas en materia orgánica.
Nuestras actividades de producción y desarrollo en la Cuenca Austral se llevan a cabo en cumplimiento de 25 concesiones de producción y 3 permisos de exploración, que representan más del 97 % de nuestra producción total y base de reservas.
No… “fracturar la roca madre”, hacerle fracking, no significa destruir la roca basal del planeta Tierra (si es que tal cosa existiera). Y aunque suene algo truculento, se trata de una verdadera confusión
Cuando pensamos en lo que llamamos un “sistema petrolero”, este consta de tres elementos básicos: una roca generadora (impermeable) en donde se formaron el gas y el petróleo a lo largo de millones de años; una roca reservorio, que suele ser permeable (algo así como una esponja) y puede contener en sus poros gas y petróleo que se formaron en la roca generadora y migraron hacia ella; y una roca sello (impermeable) que mantiene atrapado o entrampado al gas y al petróleo sin dejarlos escapar hacia la superficie.
Pero vamos con la “roca generadora”. Es una estructura que en el pasado, hace millones de años, fue el fondo del mar o de un gran lago, en donde se depositaron sedimentos minerales y restos orgánicos. Todo es lecho marino o lacustre se solidificó, formando la roca generadora y sus restos orgánicos en su interior se convirtieron en gas y petróleo. A esa roca generadora se la llama también “shale”. El problema, y de aquí la confusión, es que en la industria de los hidrocarburos, también es habitual llamarla “roca madre”. No por ser la “roca madre” del planeta, sino por ser la roca madre… de los hidrocarburos. Solo eso.
Pongámoslo en perspectiva con la imagen que acompaña este artículo. La corteza terrestre suele tener de 80 a 120 kilómetros de espesor, hasta el manto de roca fundida. Este manto es una especie de dulce de leche incandescente, sobre el cual las placas flotan lentamente, chocan unas con otra, se rozan, se superponen, formando cordilleras y generando sismos. Es lo que llamamos tectónica de placas y configura el relieve.
El shale, nuestra “roca madre”, es parte de la corteza y se encuentra -cuando hay un shale, porque puede no existir-, en los primeros kilómetros de profundidad. De hecho, entre los 2000 y los 6000 metros, aproximadamente, en las zonas de interés petrolero.
Vaca Muerta es un ejemplo. Se trata de una “roca madre”, que en el centro de la provincia de Neuquén se encuentra a unos 3000 metros o 3 kilómetros de profundidad, a la que se le generan a través del fracking, fisuras espesas como un pelo, aunque de 60 a uno 150 metros de extensión. Todo esto, muy lejos del manto terrestre, para lo cual habría que perforar más de 100 kilómetros hacia abajo, proeza que el hombre está lejos de concretar. Pero, además, unos 1000 metros debajo de Vaca Muerta existe otra roca madre llamada Los Molles, que podría ser muy rica en gas natural. O sea, más de una “roca madre”, para agregarle complejidad al asunto.