IAN MORSE

El litio es uno de los elementos más extendidos de la Tierra. El metal se encuentra en casi todas partes, incluso en pequeñas trazas en el agua potable . Es un elemento clave en las baterías que, según los expertos, podría guiarnos hacia la electricidad y el transporte sin emisiones. Es decir, si se puede extraer lo suficientemente rápido.

Pero en Chile, los científicos están descubriendo que la rápida tasa de remoción puede estar alterando la disponibilidad de agua en el desierto circundante. Debajo del Salar de Atacama, una extensión de sales del tamaño de Rhode Island, una importante fuente de litio está encerrada en un depósito subterráneo. A medida que los proyectos mineros se expanden para satisfacer la creciente demanda, se han encontrado con la resistencia de las comunidades indígenas que rodean el salar y de los reguladores que están tratando de comprender un ciclo del agua único en su tipo.

El litio de Chile termina en cerámica, lubricantes y, con mayor frecuencia , en baterías, pero el metal primero ingresa a los balances como un líquido súper salado. En el salar, dos empresas extraen salmuera desde debajo de la superficie. En charcas colosales bajo el poder del sol, el agua se evapora de la salmuera, dejando sales blancas que se venden en los mercados internacionales.

Ingrid Garcés Millas, profesora de ingeniería química en la cercana Universidad de Antofagasta, se refiere a este proceso como "minería de agua". Pero a los ojos del gobierno, la salmuera es un mineral. Es un punto de discordia que ha alimentado un conflicto entre grupos y empresas locales sobre la importancia de un recurso hídrico en uno de los desiertos más secos del mundo.

Con la salmuera regulada como mineral, el gobierno conserva la propiedad y permite que las empresas privadas administren sus propias operaciones. Pero respaldados por una creciente evidencia de que la extracción de salmuera puede reducir el suministro de agua dulce, los defensores quieren clasificar la salmuera como agua. Esto, creen, otorgará a los grupos indígenas más autoridad sobre sus recursos y protegerá un ecosistema delicado.

Cuando los ciudadanos chilenos votaron abrumadoramente en octubre para reescribir su constitución de la era de la dictadura, prepararon el escenario para una reevaluación dramática de la relación de la nación costera con el medio ambiente, una medida que muchos creen que perturbará a las empresas mineras. La salmuera de litio, cada vez más buscada para cumplir los objetivos climáticos globales, ha desafiado los intentos de la humanidad de clasificar y regular el mundo natural. Su definición final, mineral o agua, tiene consecuencias que repercuten en los ecosistemas, las comunidades y la historia de una nación basada en la extracción de minerales.

Los dos productores de litio del salar, la estadounidense Albemarle y la chilena SQM, están de acuerdo con el gobierno. La salmuera, dicen, solo es útil como fuente del metal contenido. Su agua no se puede usar para beber, regar ni para otros fines.

“Discutir la disponibilidad del recurso hídrico en relación al uso de salmuera equivale a discutir la disponibilidad de agua dulce en el país al incorporar el agua de mar disponible en las costas del país”, escribió Albemarle en un comunicado a Undark.

Sin embargo, cuando Eduardo Bitran supervisó un estudio hidrológico del salar en 2016 y 2017 como funcionario de la agencia de desarrollo económico de Chile, el estudio comparó la salmuera con el agua dulce. Y había un déficit: salía más agua del salar de la que entraba. Para restablecer el equilibrio, los productores de litio tendrían que descubrir cómo extraer menos agua.

La salmuera “es principalmente agua”, dijo Bitran, ahora profesor de ingeniería en la Universidad Adolfo Ibáñez. Él cree que es un error regular la sustancia como si no tuviera influencia en el agua dulce circundante. Esta visión es compartida por las comunidades locales que viven en los bordes de la cuenca, dijo Jorge Muñoz Coca, miembro del grupo indígena Lickanantay.

Una tarde de septiembre, en la confluencia de dos arroyos que desembocan en el salar, Muñoz Coca pastoreaba ovejas y cabras en un paisaje de cactus y arbustos. El agua fluía desde las altas montañas de la cuenca, más allá de sus pies, y hacia las lagunas en el borde del salar. "Esta agua va hacia el gran salar y encuentra el equilibrio allí", dijo, hablando en español en un mensaje de voz a Undark. "La naturaleza siempre encuentra su equilibrio".

En los últimos años, los científicos han comenzado a estudiar esta antigua área árida y su salar con un enfoque particular en el cambio causado por el hombre. Entre otras cosas, han aprendido que la precipitación a gran altura cae a la tierra y se filtra a través de las rocas porosas de las montañas. A medida que la gravedad lo empuja hacia abajo, el agua se acumula en una cuenca más grande que las islas de Hawái.

En la cuenca, la precipitación encuentra más agua con concentraciones más altas de minerales y los dos se mezclan hasta cierto punto. El agua con menor concentración de minerales, que es menos densa, flota más alto para formar lagunas donde migran los flamencos. La salmuera, varias veces más salada que el agua de mar, permanece baja.

Sin salida, el agua sale solo a través de la evaporación, un proceso que deja minerales y crea la dura corteza salada del salar.

“Históricamente, el desierto ha sido visto como un páramo”, dijo Cristina Dorador, microbióloga de la Universidad de Antofagasta. Pocos habían investigado la vida en el ambiente extremo de Atacama cuando publicó por primera vez sobre el tema en 2008. Su investigación rastreó los microbios que viven en la salmuera hasta las dietas de las tres especies de flamencos de la región, que comen camarones en salmuera. Las tres especies de flamencos se consideran vulnerables o casi amenazadas y, desde 1996, su hábitat ha sido protegido como un área de humedales de importancia mundial en virtud de la Convención de Ramsar .

Dorador pensó que contarle a la gente sobre la diversidad ecológica inclinaría a otros a proteger el área. Pero no es suficiente."

En las laderas de la cuenca, a miles de pies sobre el centro del salar, varias comunidades indígenas dependen del agua dulce de las montañas que llena los acuíferos y arroyos para mantenerse a sí mismos y al ganado. En 2016, después de décadas de extracción, los activistas ocuparon los titulares internacionales cuando denunciaron la reducción de los recursos hídricos.

Un estudio de imágenes satelitales de 2019 encontró que las condiciones de sequía habían empeorado, la humedad del suelo y la vegetación disminuyeron y las temperaturas diurnas aumentaron. Los flamencos comenzaron a migrar al piso en menor número. Los escépticos culparon a las fluctuaciones climáticas, pero los lugareños señalan a otro culpable: las bombas que extraen salmuera debajo de la superficie del piso y las piscinas de evaporación de agua que pueden tener miles de pies de largo y cientos de pies de ancho.

Si el bombeo de salmuera afecta el suministro de agua dulce y los hábitats de los flamencos depende de la zona de mezcla entre el agua dulce y la salmuera. ¿Es poroso? ¿Puede un lado afectar al otro? Los investigadores publicaron un modelo Stefan Debruyne, director de desarrollo comercial de SQM, dice que los datos de la compañía muestran que la zona de mezcla ha impedido que su bombeo reduzca el suministro de agua. Incluso dentro del salar, dice, la extracción de salmuera en el medio del piso no tiene impacto en la salmuera en los bordes donde viven los flamencos.

Sin embargo, en una serie de estudios , el investigador posdoctoral en geociencias de la Universidad de Viena, Miguel Ángel Marazuela, encontró que las empresas están bombeando salmuera tan rápido que puede poner en peligro el equilibrio.

Cuando se bombea la salmuera, el nivel freático cae y menos agua se evapora naturalmente debajo de la superficie. Inicialmente, la menor evaporación puede compensar la caída en el nivel del agua por el bombeo de salmuera de las empresas. Pero cuando el nivel freático cae por debajo de los dos metros de profundidad, la tasa de evaporación llega a cero: no se puede evaporar más agua. En este punto, concluye Marazuela, bajar las tasas de evaporación ya no puede contrarrestar los efectos del bombeo de salmuera. Las piscinas de agua dulce pronto pueden comenzar a perder agua.

“Necesitamos pensar [en] el sistema como un todo, como una unidad de ecosistema compleja en lugar de verlo como compartimentos, porque en algún momento esas cosas están relacionadas”, dijo Dorador.

En diciembre de 2019, un tribunal ambiental confirmó una denuncia de las comunidades indígenas de que SQM estaba extrayendo salmuera. En medio de la batalla legal, el regulador ambiental de la nación anunció que llevaría a cabo el primer plan de manejo integral de la región. Fue un reconocimiento tácito de que el país no sabía lo suficiente sobre el salar para aprobar la reciente expansión de la producción de litio. Grupos indígenas pidieron al gobierno que revoque el permiso ambiental de SQM.

Pocos esperan que los productores de litio se vayan o reduzcan la producción. En cambio, dice Bitran, las empresas mineras podrían colaborar para asegurar el agua para sus operaciones e invertir en tecnología de extracción de agua que reduzca el uso de salmuera. Las empresas dicen que no hay otra tecnología probada a escala. Otros han dicho que las empresas podrían potencialmente reinyectar el agua que normalmente se evapora y mejorar la captura de litio de las sales.

Las empresas mineras han respondido a la presión. Los mineros del cobre, que alguna vez utilizaron más agua dulce para sus operaciones que los productores de litio, han comenzado a utilizar agua de mar desalinizada. SQM puso a disposición del público un sistema de monitoreo en línea sobre sus operaciones del salar en agosto, y en octubre, la compañía dijo que reduciría el bombeo de salmuera en un 20% este año y en un 50% para el 2030, sin reducir la producción de litio.

“No podemos entender el [salar] sólo con lo que está ahí”, dijo Muñoz Coca.

“Si se reconociera la salmuera como un elemento vital que permite la existencia de otras formas de vida, eso sería justo tanto para la ciencia como para los pueblos indígenas, y así para la salud del territorio”, agregó.

Los grupos locales pueden ejercer una ley de derechos indígenas para ejercer control sobre los recursos del salar, pero la salmuera de litio cae por las grietas, tal como lo ha hecho con los códigos de agua y minería de Chile. Con el apoyo abrumador de los ciudadanos, el gobierno puede estar en camino de reescribir su constitución y cuestionar su larga tradición de privatizar los recursos naturales.

En Chile, los derechos de agua dependen del uso. Los ciudadanos pueden comprar, vender e incluso contraer hipotecas sobre el agua de origen natural, si pueden demostrar que la utilizarán. Bajo una ley de derechos indígenas, los atacameños pueden obtener derechos legales sobre el agua si demuestran una larga historia de uso del agua. La salmuera es utilizada principalmente por empresas, pero la creciente evidencia científica sugiere que afecta el agua utilizable. En teoría, el derecho consuetudinario otorgaría a los grupos indígenas los derechos sobre las lagunas en la cuenca, pero el estado reclama la propiedad.“Así que es una situación colonial bastante sencilla”, dijo Alonso Barros. Como abogado, ha asesorado a grupos indígenas durante dos décadas.

Con una larga historia de negociación con los mineros del cobre, los atacameños han sido los más exitosos en la interacción con el sector minero, dice Barros. Pero el litio no es como el cobre. “El agua es propiedad de los indígenas, pero la [salmuera] de alguna manera se ha eliminado de esta ecuación porque es invisible”, dijo.

Si la salmuera de litio se definiera como agua, es posible que las comunidades locales no puedan comprarla. El precio del agua lo determina un mercado, y en el desierto de Atacama, la escasez infla los precios.

Diego Rivera-Salazar pasó parte de su infancia en una comunidad indígena en el sur más húmedo de Chile. Allí, la idea de comprar y vender agua chocaba con las normas comunitarias. “La tierra, los bosques, el agua, los aires, es de toda la comunidad”, dijo. No está ahí con fines de lucro. Ahora hidrólogo de la Universidad del Desarrollo en la capital, Santiago, cree que esos años de formación lo llevaron a investigar el papel del agua en su país.

Cuando se redacte la nueva constitución, es probable que este tipo de derechos de propiedad estén en el centro de los debates, dice.

“Los pescados no votan. Entonces, los peces no tienen derecho a voto ”, dijo. "Los peces o los árboles o los animales, la naturaleza, no tenemos ninguna representación de la naturaleza en el sistema".