Planifica un gasto total de US$ 73.234 millones
El presidente Sebastián Piñera dio a conocer las principales directrices del plan de presupuesto para el año 2021, con claro enfoque en la reactivación del empleo y la recuperación económica del país.
Protección de los ingresos, capacitación, creación de empleo, fortalecer salud, impulso a la pyme y apoyar el turismo son algunos de los puntos en los que se enfocará el dinero estatal. Con todo, el mandatario recordó la necesidad de seguir un plan de responsabilidad fiscal.
“El presupuesto del año 2021 significa un gasto total de US$ 73.234 millones, lo que significa un crecimiento de 9,5% respecto al presupuesto de este año, e incorpora un aumento de 14,9% en la inversión pública y mantiene el impulso fiscal que el gasto público ha tenido este año”, indicó el mandatario.
Respecto al empleo y la recuperación de este ante el complejo escenario de crisis social, sanitaria y económica, el presidente indicó que serán más de $2 mil millones los recursos enfocados a la “protección de ingresos, capacitación y creación de empleo“, equivalentes a un incremento de un 416,4% respecto a la ley de presupuestos del año 2020 ajustada.
“Será el presupuesto del trabajo y la recuperación económica“, dijo el mandatario. “La prioridad central: las principales necesidades de las familias chilenas”.
Junto a reconocer los lamentables efectos fatales que ha tenido la pandemia de coronavirus, el presidente señaló que será necesario mantener las medidas sanitarias para avanzar en el proceso de desconfinamiento.
“Lo más doloroso ha sido la pérdida de vidas humanas“, señaló.
Por otro lado, el mandatario señaló que se sumarán US$1.067 para seguir combatiendo la pandemia del coronavirus.
Esto incluye fondos para el testeo, trazabilidad, vacunas -una vez que se aprueben-, fortalecimiento de atención primaria, construcción de hospitales, salud mental y también recursos para reducir las listas de espera.
Asimismo, señaló que se realzará la importancia del plan “Elige Vivir Sano” a raíz de los problemas de malnutrición y sedentarismo en el país.
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Parte del presupuesto también apuntará a “una plena igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres“, por lo que se sumará un incremento de un 36% de recursos para “fortalecer la protección y reparación integral de las mujeres que sufren violencia”, así como también del subsidio especial para empleo femenino.
“A través de un fondo especial para las pymes y el turismo por un monto de US$ 120 millones, que nos va a permitir fortalecer los subsidios, las capacitaciones, el acceso al crédito y al capital de trabajo de las pymes, y también impulsar su digitalización”, dijo el presidente.
El presupuesto también incluye recursos adicionales para “fortalecer la labor protectora de nuestras policías y también su formación en derechos humanos“.
Asimismo, estos recursos también apuntarían a mejorar el equipamiento para inteligencia en las policías.
Otros enfoques transitorios que tendrá este presupuesto incluyen un fondo a la cultura por $15.320 millones y a pymes e innovación por hasta $150 mil millones.
Un ejemplo de aquello es el tamaño del Estado: si antes de la pandemia se esperaba que este año el peso del Presupuesto llegará a 25,1% del PIB, ahora esa medición se disparó a 28,5% del PIB. Para el próximo año, de acuerdo a cálculos de Clapes UC se espera una leve reducción a 26,7% del PIB.
La disminución del tamaño del Estado el próximo año se debe al crecimiento económico esperado para 2021 de 4,5%, ya que el nivel de gasto es igual al de 2020, es decir, de US $ 73.234 millones.
Este salto rompe la tendencia de estabilización que había experimentado durante los últimos cinco años, en que se había mantenido en torno al 23% del PIB. Y además es el mayor desde 1990.
Hermann González, coordinador macroeconómico de Clapes UC explica que “este aumento tiene que ver con la respuesta de la política fiscal para hacer frente a la pandemia. Dada la magnitud de la crisis se necesita un impulso fiscal grande, pero esta crisis es transitoria y por ello, lo que debería esperar es que este impulso fiscal se vaya retirando desde 2022 en adelante”, determinó el experto a Francisca Guerrero y Carlos Alonso de La Tercera
Para el economista, es clave ir reducir el crecimiento del gasto. Para este año se espera un alza de 11,4%, mientras que para el próximo una expansión de 9,5%, en comparación a la ley de Presupuesto aprobada 2020, pero en torno a 0% si se compara con lo que se ejecutará este año, ya que lo que se ha transmitido es que se mantendrá el nivel de gasto, entregando un impuso fiscal similar al actual. “Este gasto público hay que financiarlo, y para ello se han usado los ahorros, que se van reduciendo y con endeudamiento. Sabemos que la deuda pública ha ido subiendo fuertemente en los últimos años y esa trayectoria hay que frenarla ”, comenta González.
De hecho, para el próximo año se analizará que la deuda suba a 36,4% del PIB y que para 2024 llegue a 45,1%, luego en 2025 comenzar a bajar levemente a 44%. En tanto, el déficit fiscal efectivo pasa de 9,6% a 4,3% del PIB, favorecido por el mayor crecimiento esperado, mientras que el déficit estructural sube de 3,5% a 4,7% del PIB, afectado por la caída de los ingresos de largo plazo. Este será el mayor desde que se creó la regla fiscal.
El también excoordinador macroeconómico de Hacienda subraya que para que este escenario se cumpla es altamente probable que el gasto público desde 2022 en adelante registre caídas. “El Fondo Covid 19 es transitorio, por lo tanto los gastos se tienen que ir retirando a medida que la crisis pasa, es bien importante que eso ocurre”.
Desde la clasificadora de riesgos Fitch, si bien esperan tener más detalles del presupuesto anunciado afirmaron que “el déficit efectivo delineado en el discurso de 4,3% del PIB es un ajuste significativo desde el 9,6% del PIB esperado para este año” . En cambio, agregan que “el déficit estructural, sin embargo, es significativamente más alto en 2021 de 4,7% del PIB frente al 4.1 %% del PIB previsto en junio”.
Más allá de la señal del comercio y el desempleo, la economía chilena sigue dando muestras de fragilidad en medio del embate de la crisis del coronavirus. Así por lo menos se desprende de los índices sectoriales que reveló esta mañana el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
El organismo dijo que la producción industrial experimentó una caída de 4,8% en agosto debido a la incidencia negativa de sus tres componentes. La cifra es ligeramente mejor al -5% que esperaban los expertos consultados por Bloomberg.
El mayor impacto en IPI corrió por cuenta de la producción manufacturera que se desplomó 8,2% en el octavo mes del año, cifra mucho más mala que el -5,2% que esperaban los expertos y el -7,2% del mes pasado.
Esta contracción se explica, en gran medida, por la baja interanual de 9,1% en la elaboración de productos alimenticios. Esto último fue ocasionado, principalmente, por una menor elaboración de pan, debido a una reducción de la demanda desde servicios como restaurantes, casinos de empresas e instituciones educacionales, cafeterías, banqueterías, catering y hoteles.
La producción minera, por su parte, mostró una contracción más moderada de 2% en agosto como consecuencia de la menor actividad registrada en todos los tipos de minería que lo componen. La minería metálica decreció 2,0%, producto de la baja de 3,5% en la extracción y procesamiento de cobre.
Esto último, a raíz de un menor procesamiento de mineral en importantes empresas del sector.
En tanto, la minería no metálica disminuyó 0,7% a causa de una menor producción de ulexita.
Por último, el Índice de Producción de Agua Electricidad y Gas mostró una caída de 2% en agosto , debido a que dos de las tres actividades que lo componen presentaron una reducción.
Destacó principalmente electricidad, que se contrajo 2,8%, a raíz de una menor generación, principalmente de las centrales de la agrupación carbón/carbón-petcoke y del tipo hidráulica, pese a que la generación de la agrupación gas natural/ GNL incidió en forma positiva. En tanto, distribución eléctrica descendió, en especial hacia los destinos comercial y manufacturero.
Agua se contrajo 4,5%, producto del menor suministro hacia los destinos comercial. Gas, por su parte, creció 6,2% a causa de una mayor regasificación. Distribución de gas se contrajo, a raíz de un menor suministro a los destinos manufacturero y comercial.