La Bolsa de Metales de Londres (LME) cedía un 1.2% a US$ 5,839 la tonelada, luego de trepar más temprano a US$ 5,928.
Los precios del cobre y de otros metales caían a un panorama sombrío para la economía estadounidense y a nuevas preocupaciones por una segunda ola de infecciones por Covid-19, lo que genera dudas sobre la demanda.
A las 1025 GMT, el cobre a tres meses en la Bolsa de Metales de Londres (LME) cedía un 1.2% a US$ 5,839 la tonelada, luego de trepar más temprano a US$ 5,928.
La Reserva Federal señaló planes de años de apoyo excepcional para ayudar a la economía estadounidense a repuntar de la pandemia. Asimismo, los miembros del banco central proyectaron importantes contracciones en la economía.
Según la correduría Marex Spectron, un retroceso técnico en los valores del cobre y aluminio estaría retrasado.
El metal rojo ha repuntado cerca de un 30% desde los mínimos de marzo y se cotiza a su nivel más alto desde enero.
Wenyu Yao, analista de ING, señaló que había un elemento de “sentimiento irracional” en la subida del cobre, ya que se basaba en la esperanza de una recuperación económica en forma de “V” que aún no era evidente en los datos.
Agrego que “hay nuevas preocupaciones sobre las segundas olas de Covid-19, especialmente en Estados Unidos; los casos en los estados que se reabrieron antes comenzaron a aumentar nuevamente, lo que arruinó la confianza del mercado”.
El total de casos de coronavirus en Estados Unidos superó los dos millones el miércoles, según un recuento de Reuters, con un leve aumento de las nuevas infecciones tras cinco semanas de caídas.
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El cobre ha caído en lo que va de 2020 un 6,46%, sin embargo, puede ser una buena opción de cara a la reapertura de las economías. La materia prima es muy demandada por el sector industrial y la vuelta a la normalidad hará que su demanda aumente, o al menos eso consideran los expertos.
El cobre se alinea más estrechamente con las acciones de los mercados emergentes. Esto tiene sentido, China representa alrededor de la mitad de la demanda mundial de cobre y tiene un peso de casi el 40% en el Índice de Mercados Emergentes del MSCI. Por lo tanto, el destino del cobre, y el de las acciones de los mercados emergentes, está inextricablemente entrelazado con las perspectivas económicas de China.
Esto significa que, una recuperación de China se traduce en una recuperación del cobre. “China fue la primera en soportar la pandemia y la primera en salir de ella. Cuando se levantaron los cierres estrictos en abril, la actividad económica cobró fuerza. Ahora, apoyamos completamente la opinión de que 2020 será un año doloroso para el crecimiento económico. De hecho, los responsables políticos chinos también lo han reconocido, dejando de lado su preciado objetivo de crecimiento del 6% del PIB para este año. Pero la fabricación de los Índices de Gerentes de Compras (PMIs) para Mayo pintan un cuadro prometedor de una recuperación económica en ciernes. A medida que las perspectivas de la manufactura mejoren, la demanda de cobre se verá impulsada”, señala Mobeen Tahir, director de análisis de WisdomTree.
La demanda y la oferta de cobre estaban ampliamente equilibradas en enero antes de que la pandemia se acelerara. Como resultado, parte de la debilidad de la demanda se vio compensada por las interrupciones de la oferta minera en los principales productores, en particular en Chile y el Perú. A diferencia de algunos otros metales que tenían un excedente de oferta, los inventarios de cobre en las bolsas experimentaron una reducción más rápida a lo largo de abril y mayo. Esto también explica la recuperación más rápida de los precios del cobre en relación con otros metales industriales hasta el momento. “A medida que se reanude la actividad minera, disminuirá el apoyo a los precios del cobre debido a la escasez de la oferta. Por lo tanto, el cobre dependerá de un repunte de la demanda para impulsar la carga hacia adelante”, comenta Tahir.
Finalmente, el experto considera que: “La segunda ola de la pandemia es un riesgo que se aplica a todos los activos cíclicos. El cobre no es una excepción. Si los gobiernos se ven obligados a endurecer los cierres una vez más, la actividad económica se verá afectada. Sin embargo, nos consuela no haber escuchado ninguna alarma todavía”.