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ESCENARIO
¿Rusia complica diálogo Biden y Maduro?. Claves de negocio petrolero
DIARIOS/ENERNEWS

Analistas internacionales consideran que los países están lejos de llegar a un acuerdo que permita un respiro generalizado de las sanciones

13/03/2022

PETROLERAS RUSAS EN VENEZUELA COMPLICAN DIÁLOGO ENTRE BIDEN Y MADURO

Bloomberg

La presencia de petroleras rusas en Venezuela podría complicar las conversaciones entre Estados Unidos y el país suramericano, en cuanto a la venta del crudo venezolano hacia mercados internacionales.

Tras la invasión a Ucrania, el gobierno de Vladimir Putin ha recibido severas sanciones económicas, incluyendo la prohibición de importaciones de combustibles fósiles en EE.UU. y el Reino Unido. Lo que ha generado un alza en los precios del barril de petróleo a más de 100 dólares. Por lo que buscan otras alternativas para reemplazar el recurso ruso.

Días atrás, el gobierno de Joe Biden envió a funcionarios estadounidenses a Caracas para discutir una posible diminución de las sanciones hacia el gobierno de Nicolás Maduro. Una situación que contradice la política norteamericana que por muchos años se negó a reconocer esta administración.

Según lo reseñado por Bloomberg, Estados Unidos estaría dispuesto a suavizar la presión económica en Venezuela. Pero esto dependerá del resultado del diálogo entre Maduro y la oposición, aseguró un alto funcionario del gobierno de Biden. Esto significa que el mandatario estadounidense desea ver un progreso hacia la restauración de la democracia en el país, antes de permitir las exportaciones libres de petróleo.

Sin embargo, luego de acuerdos entre el difunto Hugo Chávez y Vladimir Putin en 2010, la presencia de empresas y petroleras rusas en Venezuela aumentaron. Lo que proporcionó al gobierno venezolano de equipo militar, préstamos e inversiones en la industria petrolera.

“La compañía petrolera más grande de Rusia, Rosneft, invirtió más de siete mil millones de dólares en préstamos a PDVSA y operaciones en cinco empresas en tierra, y también se adjudicó dos operaciones de gas en alta mar. Desde entonces, Venezuela ha pagado su deuda”, explicó Bloomberg.

Por otro lado, la relación con PDVSA ha traído consecuencias para algunas compañías. De hecho, en 2020, EE.UU. sancionó a Rosneft por mantener vínculos con Nicolás Maduro y la estatal. Por lo que la empresa comercial decidió vender todos los activos a Roszarubezhneft para evitar daños adicionales.

No obstante, analistas internacionales consideran que Estados Unidos y Venezuela están lejos de llegar a un acuerdo que permita un respiro generalizado de las sanciones. Pues, en días pasados, Jen Psaki, secretaria de prensa de la Casa Blanca, le restó importancia a la posibilidad de llegar a un acuerdo sobre las importaciones de petróleo en un corto plazo.

 

Y por su parte, Delcy Rodríguez mantuvo una reunión en Turquía con el canciller ruso Sergei Lavrov, para revisar las relaciones bilaterales.

 


TRES CLAVES PARA ENTENDER SI LA VENEZUELA PETROLERA DE MADURO PUEDE SUSTITUIR AL CRUDO RUSO EN EE.UU.

ERNESTO TOVAR/Univision



La guerra desatada en suelo europeo por la invasión de Rusia a Ucrania ha causado un shock geopolítico que ha remecido a todo el planeta y ha empezado a generar reacomodos en las relaciones internacionales. Una de ellas, de las más sorpresivas, es la de Estados Unidos con el gobierno de Nicolás Maduro, que incluso había sido sancionado y desconocido políticamente por Washington.

Desde 2019, la actividad petrolera con Venezuela está sancionada por Estados Unidos, incluyendo a la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y otras empresas públicas, así como a sus funcionarios y principales líderes.

Estados Unidos reabrió en secreto la puerta de las relaciones con Maduro el fin de semana pasado y los cambios comenzaron a notarse. Por un lado, Venezuela liberó a dos ciudadanos estadounidenses presos, uno de ellos un antiguo ejecutivo de la empresa Citgo que había sido condenado por presunta corrupción y el otro, un turista capturado en 2021 y acusado de terrorismo. Por el otro lado, La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, confirmó que ambos países discutían temas que abarcaban lo energético y también el bienestar de los estadounidenses detenidos.

Ante la actual prohibición de Estados Unidos —con efecto inmediato— y del Reino Unido —hacia fines de 2022— de importar petróleo y gas ruso quedan dos preguntas en el ambiente: ¿busca realmente Biden en Venezuela un reemplazo para el petróleo ruso (que aporta 8% de las importaciones petroleras de Estados Unidos) y una mejora en la relación bilateral?

¿Maduro, con un país hundido en una crisis social y económica y que desde 2013 destruyó más de 70% de su PIB y derrumbó 80% de su producción petrolera, ve en la actual coyuntura una vía para oxigenar su situación?

Te explicamos en tres claves el reacomodo de las relaciones y si Venezuela está en capacidad de dar una respuesta a la demanda petrolera de Estados Unidos:

UN BENEFICIO MUTUO PARA VENEZUELA Y EE.UU.
Para varios analistas y economistas consultados por Univision Noticias, existe un interés mutuo entre Estados Unidos y Venezuela para reanudar el comercio petrolero. Sin embargo, coinciden en que esto dependerá de si se modifican las sanciones desde Washington, y de lo que esté dispuesto a ceder Maduro en el ámbito político y económico.

David Voght, director de la firma consultora de energía IPD Latin America, afirma que “Venezuela podría reemplazar el crudo ruso” —de características similares al venezolano— tras la prohibición de las importaciones desde Rusia hecha por Estados Unidos.

“Venezuela tiene algo que ofrecer a Estados Unidos, a Europa incluso”, asegura, a partir de su volumen de producción y el tipo de crudo que puede producir. 

Pero cree que el impacto en los mercados “será mínimo, porque la producción venezolana no moverá ni un centavo el precio del petróleo internacional”.

Para Voght, el país caribeño tiene un “papel que jugar”, con un crudo pesado necesario para las refinerías de Estados Unidos: “El 'shale oil' y la producción en Estados Unidos es de un crudo muy ligero que no compite con el crudo pesado venezolano”.

Para el circuito refinador de la Costa del Golfo de México, el petróleo pesado y extrapesado venezolano es el más apropiado. Y Venezuela acumula las mayores reservas de crudo del mundo con 300,000 millones de barriles, 25 por ciento del total mundial, según datos de la organización de países exportadores OPEP del 2018. De ellos, cerca de 90 por ciento son crudos pesados y extrapesados.

El acercamiento bilateral a partir de la energía no deja de llamar la atención. Elizabeth Cruz, exejecutiva de PDVSA  en el área de Comercio y Suministro, dice que el crudo ruso puede ser reemplazado por el canadiense, el mexicano o el colombiano: “No es que se necesite el crudo venezolano, no es indispensable”. Por eso cree que el paso dado por el gobierno de Biden responde más a “una motivación de tipo político”.

Cruz también explica que Washington podría “estar respondiendo al 'lobby' de grandes empresas como Chevron que quieren reactivar su producción en Venezuela”. La petrolera estadounidense llegó a producir junto a PDVSA 200,000 barriles por día antes de las sanciones, pero la extracción de crudo ha retrocedido 30 por ciento desde entonces, según datos de Bloomberg.

Cualquier relajamiento de las sanciones ayudaría también a mejorar la situación financiera de las filiales extranjeras que aún quedan en Venezuela —como Chevron— y permitiría alcanzar acuerdos con Nicolás Maduro, dice Cruz.

Para David Voght, es importante el acercamiento entre los dos países a través de la “energía como punto común para tratar de mejorar relaciones y alejar a Venezuela de Rusia”. Pero subraya que también es clave “que en estos momentos tan difíciles en el mundo, los Estados Unidos tengan alguna comunicación con Venezuela, y un enlace para mejorar las oportunidades de paz en el hemisferio”.


INCENTIVOS PARA UNA RUPTURA ENTRE RUSIA Y VENEZUELA
En 2017, Washington comenzó a imponer sanciones contra funcionarios, colaboradores del gobierno de Nicolás Maduro y empresas estatales venezolanas, afectando las capacidades financieras, comerciales y productivas del país caribeño.

Como respuesta, Caracas optó por acentuar sus vínculos con socios como China, Rusia, Irán y Turquía. Buscó integrarse en un eje antagonista a Washington que le ayudara en su ya maltrecha situación, con cuatro años de una hiperinflación (entre 2017 y 2021) que escaló hasta 130,000 por ciento, según datos oficiales.

Pero ahora, a la luz de las sanciones a Rusia, Voght cree que Maduro tendría que cambiar a sus aliados tradicionales que “a lo mejor no tendrán la misma capacidad que tenían antes”.

El economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma consultora venezolana Econalítica, explica que con las sanciones “Rusia se ha convertido en un centro clave” para que Venezuela gestione el pago de operaciones financieras, incluyendo la venta de petróleo y la obtención de divisas en efectivo. Con las medidas contra Rusia, dice el economista, “esa dinámica se ve trastocada (...) con implicaciones bastante negativas para Venezuela” tras el aislamiento en el que quedó Moscú.

Además, pone sobre el tapete que Rusia ahora necesitará competir con su petróleo “en mercados que son naturales para Venezuela”; mientras que Venezuela puede “colocar los barriles en Estados Unidos”, lo que le permitiría “cobrar en efectivo” esas exportaciones.

El paso dado por la administración Biden hacia Venezuela está siendo cuestionado internamente en Estados Unidos por miembros del Congreso, como los senadores del Comité de Relaciones Exteriores del Senado Bob Menéndez y Marco Rubio. “Los esfuerzos de la administración Biden para unificar al mundo entero contra el tirano asesino en Moscú no deberían verse contrarrestados por nuestro sustento al dictador en Caracas, investigado por crímenes de lesa humanidad”, dijo Menéndez.

Voght considera que tanto Estados Unidos como Venezuela “tienen sus necesidades”: “Estados Unidos requiere buscar un suministro confiable, preferiblemente en el hemisferio y preferiblemente a largo plazo. Es el principio de lo que podría ser un arreglo futuro”.

En su valoración, cree que la reunión de Caracas fue “un paso muy inicial a nivel de abrir esta comunicación y de medir el interés del régimen de Maduro en sentarse seriamente a negociar”.

Pero Venezuela parece seguir abierta ante los dos bandos. Este viernes las autoridades venezolanas aplaudían el avance en la relación con Washington. Pero un día antes, reafirmaron los “ lazos de amistad” y la “cooperación estratégica” con Rusia.


¿QUÉ PUEDE OFRECER VENEZUELA A EEUU?
Estados Unidos consumió en 2021 20.54 millones de barriles diarios (MMBD) y cubrió 59% de esa demanda con producción propia, según el Departamento de Energía. El resto de lo que necesitaba, 8.46 millones de barriles por día, fue importado de Canadá (el principal proveedor con 4.34 MMBD), México (711,000 barriles por día) y Rusia (672,000 barriles diarios).

Ese volumen ruso de petróleo y productos derivados representó el año pasado 7.9 por ciento de las importaciones de Estados Unidos. Y 70 por ciento de las ventas rusas a Estados Unidos incluyeron gasolina, asfalto, kerosene, naftas, parafinas o combustible de avión.

Pero ahora, con la ausencia del hidrocarburo ruso en el mercado estadounidense y quizás entre las potencias occidentales, la Casa Blanca necesita estabilizar el mercado petrolero y cuidar su suministro.

Para el año 2019, cuando se aplicaron las sanciones petroleras al régimen de Maduro, el volumen de exportación venezolana a Estados Unidos fue de apenas 92,000 barriles diarios.

Pero en 1997, justo antes del arribo de Hugo Chávez al poder, el país caribeño llegó a vender 1.7 millones de barriles diarios de petróleo y derivados a Estados Unidos, que entonces era su principal cliente.

Con la llegada de Nicolás Maduro se hundió la producción petrolera venezolana: cayó 80 por ciento entre 2015 y 2021, pasando de 2.9 millones de barriles por día a solo 560,000 barriles diarios.

Pese a la ruptura de relaciones bilaterales y a la menguada producción petrolera venezolana, los expertos consideran que hay posibilidades y conveniencias en el comercio petrolero entre ambos países.

Según David Voght, Venezuela produjo unos 880,000 barriles diarios en febrero, y exportó durante los últimos tres meses a China unos 560,000 barriles por día, usando ‘traders fantasmas’ y caminos no tradicionales para sortear las sanciones.

“Podría dejar de exportar cierto porcentaje de su crudo a China (...) Tiene que ofrecerle descuentos importantes para lograr sus exportaciones. Y en el caso de poder exportar a Estados Unidos podría dejar de aplicar estos descuentos. Esto es muy importante para la ecuación geopolítica”.

En IPD consideran que con mejoras en los servicios que mantienen operativos los campos petroleros, Venezuela podría elevar su producción unos 220,000 barriles por día —hasta 1.1 millones de barriles— sin modificar el régimen de sanciones.

Un escenario más optimista, que implica licencias para importar equipos a Venezuela y cambios en las sanciones, llevaría la producción a 1.5 millones de barriles por día “con mucho esfuerzo, y con una mejora en el volumen de condensados importados”.

Los condensados son hidrocarburos muy ligeros, que Venezuela importa desde Irán para diluir y mezclar con sus crudo pesados y extrapesados de la Faja del Orinoco, su mayor yacimiento, y obtener un producto exportable.

Para Elizabeth Cruz, colocar los barriles venezolanos en Estados Unidos “es lo apropiado comercialmente”. Le permitiría a Venezuela entregar sus barriles más cerca “y obviamente con el levantamiento de sanciones permitiría mezclar con condensados estadounidenses, en un viaje más corto y con mejores ingresos”.

La exejecutiva de PDVSA coincide en que “haciendo las cosas bien e incorporando taladros” el mayor incremento que Venezuela podría alcanzar en corto plazo es de unos 200,000 barriles por día, que equivale a poco menos de un tercio de las importaciones rusas a Estados Unidos.


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