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ANÁLISIS
Ruiz Ezpeleta (OBS): UE, obligada a sustituir el gas ruso
EL ECONOMISTA/ENERNEWS
11/05/2023

VÍCTOR RUIZ EZPELETA * 

victor ruiz ezpeleta - Project Management Director - URBAN DEVELOPMENT  AGENCY | LinkedIn

La Unión Europea se encuentra con un problema de energía desde hace muchos años ya que no cuenta con combustibles fósiles en su territorio para ser autosuficiente. La invasión de Rusia a Ucrania y las sanciones posteriores han agravado el problema, por lo que se está utilizando más carbón que en años anteriores. La estrategia del pasado verano de llenar los depósitos de gas de todos los países para poder pasar el invierno ha demostrado ser exitosa, pero plantea dudas sobre los próximos pasos.

¿Cómo se ha comprometido la UE a hacer frente a esta crisis energética? Encontramos la respuesta en el despliegue de medidas como la limitación progresiva de las importaciones procedentes de Rusia, la diversificación del abastecimiento, la agilización del desarrollo de energías renovables, la mejora de las interconexiones entre las redes energéticas de la UE y el aumento de la eficiencia energética.

El 85% de la materia prima para la generación de energía proviene del exterior de Europa y, hasta ahora, Rusia era el proveedor principal. Desde la invasión rusa de Ucrania las importaciones de gas de Rusia a la UE se han reducido en gran medida, compensándose con un aumento de las importaciones de gas natural licuado. La cuota de Rusia de las importaciones de gas de la UE está por debajo del 20% y la UE aspira a prescindir de los principales gasoductos (Yamal y Nord Stream, este último no operativo tras el sabotaje) en los próximos meses.

En 2021 la UE consumió 412.000 millones de metros cúbicos de gas, un 30% para la calefacción doméstica. Debido a la situación geopolítica, en agosto de 2022 se acordó reducir la demanda de gas un 15%. Para garantizar el suministro, se acordó llenar las instalaciones de almacenamiento de gas al 80-90% antes del inicio del invierno. El Reglamento establece que los países sin instalaciones de almacenamiento deben almacenar el 15% de su consumo anual en reservas situadas en otros Estados miembros.

A día 19 de abril de este año, la UE posee 630,31 TWh de gas almacenado, lo que equivale al 56,1% de la capacidad disponible. Alemania, Países Bajos, Italia y Austria son los principales países con capacidad de almacenamiento, mientras que otros como Croacia, Bélgica y Portugal apenas tienen instalaciones. La recomendación de Bruselas era alcanzar el 85% de la capacidad antes del invierno pasado y, para el próximo invierno, el 90% antes del 1 de noviembre de 2023. Las temperaturas bajas redujeron las reservas, pero el nivel se mantiene por encima de la media de los últimos cinco años. El objetivo es reducir el riesgo de racionamientos para los ciudadanos y empresas.

La Unión Europea debe encontrar nuevos proveedores de gas para sustituir el gas de Rusia ya que los compromisos de evitarlo han aumentado. Se plantean dos escenarios posibles, uno conservador donde se recortaría el 10% del consumo de gas, y otro más optimista donde se aumentarían las importaciones de GNL un 10% y se reduciría el consumo en un 5%.

Estos ajustes dependen mucho de la situación de cada país, con algunos países bálticos y del Este europeo así como Alemania enfrentándose a reducciones del consumo muy significativas. Por otro lado, países con mayor capacidad de importación de GNL, como Francia, Italia, España y Portugal se encontrarían en una situación más holgada. Sin duda alguna, la energía y en especial el gas y los hidrocarburos están jugando un papel crucial en el panorama geopolítico mundial.

La situación energética en la Unión Europea ha mejorado en los últimos años, aunque todavía se depende de la energía nuclear y de los combustibles fósiles. Para reducir el efecto invernadero, la Comisión ha propuesto medidas para reducir la demanda de electricidad y utilizar el excedente en beneficio de los ciudadanos y la industria. Como estrategias alternativas que se encuentran en la agenda de la Unión Europa están el hidrógeno verde y los combustibles sintéticos.

El primero es un combustible que, al ser producido con electricidad de fuentes renovables, puede ahorrar hasta 830 millones de toneladas de CO2 al año, pero aún hay interrogantes sobre su viabilidad por su alto coste de producción. La Unión Europea ha invertido más de 430.000 millones de euros en hidrógeno verde hasta 2030 y ha lanzado proyectos de investigación e innovación para lograr su meta de volverse climáticamente neutral para 2050, y petroleras como Repsol, BP y Shell también están realizando inversiones.

El proyecto H2Med es la apuesta estrella y conectará Portugal, España y Francia a través de dos grandes conductos: uno terrestre de 248 km entre Celorico da Beira y Zamora, y otro submarino de 455 km entre Barcelona y Marsella. Se espera que transporte 2 millones de toneladas de hidrógeno al año, el 10% de las necesidades de la UE para 2030.

En cuanto a los combustibles sintéticos o eFuel, se obtienen a través de electrólisis que separa oxígeno e hidrógeno del agua, combinándolo con CO2 del aire para generar metano. El combustible sintético resultante se refina para su uso en coches. Pero aunque los defensores de este tipo de combustibles afirman que son neutros en carbono, lo cierto es que también expulsan otras partículas contaminantes, como amoniaco, un punto que se debe subsanar.

La Unión Europea debe seguir apostando por las energías renovables para ser autosuficiente y por la investigación y tecnología energética para suplantar la falta de materiales para producirla. El aumento de la capacidad en energía eólica y solar, así como la implementación de energías minoritarias, la búsqueda de nuevos proveedores y la estabilización de precios, son aspectos fundamentales para el futuro. La fusión nuclear y otras energías como el hidrógeno verde o los combustibles sintéticos marcarán la agenda energética en los próximos años.

* Profesor de OBS Business School


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