SAMUEL TORO *
El último informe de la Cepal pronosticó que Chile será el país con peor desempeño económico de la región (-1,1%) para 2023, muy por debajo del promedio latinoamericano que se proyecta con un crecimiento de 1,3%. Por eso, el organismo internacional pide “políticas públicas innovadoras en lo productivo, financiero, comercial, social y en la economía del cuidado”.
En ese aspecto, y como ya sabemos, la minería es el principal motor de crecimiento de Chile y que debemos potenciar para los próximos años, pues en lo productivo tenemos muchas oportunidades de innovación en este rubro.
A partir de un análisis que realizamos en Symnetics, Chile representa el 26% de la producción de cobre a nivel mundial, con 51 proyectos implementados actualmente, tanto públicos como privados. El sector espera que para 2023 se materialice una inversión de US$ 3.594 millones de dólares, monto que ascendería a US$ 68.925 millones acumulados en 2030.
Es aquí donde tenemos la oportunidad de afirmar el crecimiento del país, pero ¿cómo puede el país impulsar el gran potencial de este rubro? Nosotros detectamos algunas acciones que se pueden promover en la minería chilena, como:
+ La Implementación de la Política Nacional Minera 2050, que es una política de Estado, por lo que el Gobierno y las empresas mineras tienen la oportunidad de movilizar a los actores detrás de las grandes metas propuestas.
+ La Plataforma Clúster Minero 2023. El programa Proveedores de clase mundial 2010 fue exitoso y cumplió un ciclo que permitió dar visibilidad a proveedores locales. Nuestra propuesta es que este programa debería convertirse en un instrumento permanente para el desarrollo, estableciendo metas de corto, mediano y largo plazo, más allá de 2030.
+ La iniciativa “Siempre hay un chileno: un mineral chileno”, Red Compromiso Minero, La Red, que da visibilidad a la importancia de ciertos minerales en la batalla contra el cambio climático. Esto significa una gran oportunidad para el país de convertirse en líder en la transición mundial hacia las energías limpias. Asimismo, convendría impulsar instancias de colaboración transversales, como lo son la gestión de activos y excelencia operacional.
+ Por último, una de las más importantes, potenciar para el próximo año la integración público-privado para la Empresa Nacional del Litio, en base de la confianza y la flexibilidad, en esto el Gobierno tiene un rol clave para impulsar el desarrollo de capacidades en el ecosistema y generar una institucionalidad fuerte mirando el largo plazo.
La política nacional minera debería ser la gran plataforma para impulsar un movimiento en torno a una misión común, desafiante y que convoque a actores relevantes de la industria y en torno a ella, con una serie de iniciativas que nos pongan detrás de un proyecto grande como país y así poder retomar nuestro camino hacia el desarrollo, contra todo pronóstico.
* Gerente de la consultora Symnetics