ALIETO ALDO GUADAGNI *
En este siglo quedaron atrás los años de crecimiento de nuestra producción de hidrocarburos, que comenzaron a fines de la década del ochenta, no logrando únicamente el autoabastecimiento sino que además la expansión las exportaciones. Esto cambió radicalmente, ya que volvimos a ser importadores energéticos.
Mientras la producción mundial de petróleo el año pasado aumento 16% desde 2003 y la de gas 54%, nosotros comenzamos un retroceso energético debido a la reducción de nuestra producción tanto de petróleo como de gas, que no ha podido satisfacer el consumo interno. En 2003 producíamos 44% más de petróleo que en 2021 y 12% más de gas.
Esta caída de la producción se refleja en la balanza comercial que muestra una tendencia a menos exportaciones y más importaciones energéticas. Hemos perdido nuestra capacidad exportadora y en este siglo entramos en la era de la energía cara, escasa e importada siendo vulnerables cuando, como ahora, el petróleo y sus derivados registran altos precios.
En los primeros 7 meses de este año las importaciones de los diversos combustibles, ascendieron a la cifra record de 9.000 millones de dólares, el triple que igual periodo del año pasado.
Si disminuye la producción de hidrocarburos y derivados no sorprende que hayan surgido problemas de abastecimiento, como los que se han registrado en los combustibles.
En los últimos años ha caído la producción de hidrocarburos, pero al mismo tiempo aumento el consumo, hecho que impacto negativamente sobre nuestra balanza comercial. Influyen en este crecimiento del consumo el aumento de la población (más de 8 millones desde el 2003) y el aumento del parque automotor (más de 10 millones de vehículos desde 2003).
A estos incrementos en la demanda energética hay que añadir el aumento en el área sembrada en las décadas pasadas, que han estimulado el consumo de gasoil. Pero, por el contrario, nuestra producción de gasoil en el 2021 ha sido menor a lo producido en el 2010.
Por eso aumentan las importaciones de combustibles y aparecen graves problemas de abastecimiento, como los que fueron evidentes este año, ya que las importaciones de gasoil cubren nada menos que 1/3 del consumo.
Además el gran aumento de los precios de importación, que no son transferidos a los usuarios, han agravado las cuentas fiscales. El aumento de costosas importaciones energéticas plantea el problema de quien paga la diferencia entre el precio internacional de lo que se trae del exterior, y el precio que se aplica internamente. Es creciente la importancia del déficit fiscal inducido por el sector energético.
Hemos retrocedido por erróneas decisiones políticas como la discrecional asignación de las concesiones petroleras, particularmente en Santa Cruz. También incidió negativamente la venta, aprobada por el gobierno en 2008, de la cuarta parte del paquete accionario de YPF a un inversor español-australiano sin ningún antecedente en el área de hidrocarburos.
Después de esta venta cayeron las inversiones y la producción de hidrocarburos por las aceleradas distribuciones de utilidades. Las consecuencias están a la vista, en 2003 YPF producía más que en el año pasado (37% más de petróleo y 33% más de gas).
Es positivo destacar que el mapa productivo de hidrocarburos viene cambiando este año, ya que Neuquén se afianza como nuestro el principal productor de hidrocarburos. En este año, está aumentando esta producción por el aporte de esta provincia, que se afianza como la primer provincia productora de petróleo y también de gas, con reducciones en la producción convencional e importantes aumentos en la producción no convencional.
Es importante destacar que la simple abundancia de recursos naturales no asegura por si sola altos niveles de producción, ya que además se requiere la vigencia de una eficiente política energética, que en nuestro país ha estado ausente en las últimas décadas.
Al mismo tiempo tengamos presente que debemos implementar sin demoras iniciativas que apunten a mejorar la eficiencia en la utilización de la energía para abatir las emisiones contaminantes.
Señalemos las siguientes:
+ Expandir el ferrocarril, particularmente el de cargas y tráfico urbano. La carga transportada por camión contamina mucho más CO2 que la del transporte ferroviario.
+ Implementar nuevas regulaciones para la construcción de viviendas, instalaciones comerciales e industriales que procuren el uso eficiente de la energía suministrada. Implantar la calificación energética de los nuevos edificios, para informar a los compradores del consumo energético que deberán enfrentar.
+ Promover que la industria automotriz nacional produzca vehículos que minimicen las emisiones contaminantes. Los vehículos producidos en nuestro país emiten más CO2 por km que los fabricados en Japón y en la Unión Europea.
+ Tarifas eléctricas y de gas que reflejen los costos, corrigiendo los subsidios que han impulsado a que nuestro sector eléctrico emita mucho más CO2 que en años anteriores.
+ Aliento a la generación de energía eléctrica “limpia” (solar, eólica, hidroeléctrica ) Tener en cuenta que nuestro país tiene grandes recursos hidroeléctricos que no están siendo utilizados.
La generación eléctrica está ahora emitiendo el doble de C02 que en el año 2000, debido a que la capacidad de generación hidroeléctrica creció en este siglo apenas 21%, mientras la generación térmica que utiliza combustibles contaminantes aumento 135%.
Las demoras en actuar para avanzar hacia una mayor eficiencia en el consumo energético aumentarán los costos económicos, ambientales y sociales. Abatir las emisiones es clave para preservar nuestro medio ambiente.
* Ex secretario de Energía