SILVIA NAISHTAT *
Los que lo conocen bien, que son muchos, describen a un Sergio Massa negociando a través del jefe de la Aduana, Guillermo Michel, con cerealeras, petroleras, mineras, la industria de la carne y de la pesca. Y, en paralelo, llamando personalmente para asegurar presencias en su acto de asunción.
Los exportadores supeditaron el ingreso de las divisas del campo a la redacción final de la norma en la que les prometen cuentas en dólares y apoyo en créditos e impuestos si sus embarques crecen por encima de 2021.
En cuanto al acto, le fallaron algunos como Roberto Lavagna, pero vino desde Ginebra José Luis Manzano y estuvieron los presidentes de las principales entidades empresarias. Otros le rechazaron ofrecimientos como Marina dal Poggetto para secundarlo en Economía.
En ese estilo vertiginoso siempre aparece en Massa un político pragmático, “de esos que no ven al adversario como enemigo”, dicen. Y esto percibieron los bodegueros que estuvieron en la que fue su última actividad en Diputados.
Lo fueron a ver con su Leviatán a cuestas, esa bestia bíblica que se devora cualquier esfuerzo. Para ellos es un dólar que aquí se atrasa mientras los competidores mundiales corren con ventaja. José Zuccardi, del grupo que lleva su apellido, fue testigo de la indisimulable alegría del flamante súper ministro.
Massa les habló de su experiencia en el Congreso como un muro que recibe todas las piedras en medio de la crisis. Ellos le hicieron saber que no tener acceso a divisas para pagar los servicios de los distribuidores en el exterior significa que los vinos argentinos se bajan de los estantes. Para colmo, la devaluación del euro puso a los vinos de Francia e Italia en el mismo rango de precio que los argentinos.
Claudio Cunha, que conduce Enel, la dueña de Edesur en el país, cree que algo cambió con la nueva política de recorte de subsidios. Pero desde el sillón de una compañía que desde hace tres años tiene ingresos que cayeron un 30% frente a una inflación acumulada del 150%, advierte que no alcanza. “De los 43.000 megawatts instalados en el país hay 10.000 en situación de absoluta obsolescencia”, dice. ¿Volverán los cortes?
Otros rubros se ilusionan con un Massa que todo lo puede. Aunque enseguida aclaran que la omnipotencia tiene un límite. Los sindicalistas, precisamente, deslizaron ante algunos empresarios que se llevaron una sorpresa cuando visitaron a Cristina Kirchner. “A mí no se me pasa nada, tengo conocimiento de todo”, los sorprendió.
Los jefes sindicales hicieron saber que la suerte de Massa depende de la capacidad de daño de ese sector del oficialismo. “No lo van a dejar respirar tranquilo”, sostienen los que han decidido mantener la marcha del próximo 17 para defender el poder sindical ante un avance de La Cámpora sobre el sector gremial. En ese contexto se lee el rechazo a los aumentos por decreto que, en la visión sindical, solo busca esmerilarlos.
De acuerdo a Guillermo Cerviño, del Comafi, Massa parece resuelto: “No hay milagros ante una economía en coma. Las medidas tendientes a reducir el déficit, reforzar las reservas y mejorar el ingreso de los jubilados van en la dirección esperada”.
Un industrial que suele frecuentarlo dice que Massa apelará a la “magia de la política” en una alianza con gobernadores que podría incluir a Rodríguez Larreta, Jorge Macri y Gerardo Morales. “La crisis los obliga”, suelta.
Lo sabe José de Mendiguren que, eufórico por su regreso a Industria, se enteró que hay maquinarias agrícolas que no se pueden entregar por falta de piezas. “Si sigue este cepo la fábrica será tierra arrasada”, lo alarmaron. Lo primero que hizo fue hablar con el titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja y busca reconciliarse con Luis Betnaza, del grupo Techint.
Eso sí, dejó en manos de Matías Tombolini, a quien casi no conoce, la delicada tarea de distribuir los permisos de importación.
En la Secretaría de Energía y al compás de posibles cambios, se sorprendieron con el anuncio del segundo tramo del gasoducto. Allí pusieron el foco en la firma del contrato para el primer tramo. El acto será en Salliqueló y nadie quiere perderse la foto. Estarían Cristina, Alberto, Massa y Kicillof.
Desde el Gobierno se asegura que la plata para ese primer tramo está a resguardo en el fondo Pellegrini que maneja el Nación. Hubo inquietud tras el despido de Eduardo Hecker. Pero seguirá al frente el respetado matemático y viejo militante justicialista, Daniel Otero.
Mientras, se asegura que Massa podría desembarcar en YPF, donde talla La Cámpora. La petrolera dará a conocer la semana próxima un balance con cifras de caja que rompen récords. ¿Le tocará pagar el anticipo de Ganancias por esa renta extraordinaria que ideó Mercedes Marcó del Pont?
En la semana hubo un exclusivo cóctel que Shell organizó para despedir a su presidente Sean Rooney y darle la bienvenida a Ricardo Rodríguez, un venezolano experto en Permian, la principal cuenca de shale de EE.UU. Toda una señal.
No hablaban de otra cosa que no fuera la calidad de la roca de Vaca Muerta, que superaría a la de EE.UU. con sus reservas en gas equivalentes a 170 años de consumo en el país. Se mencionó que la importancia crece en momentos en que Bolivia está quedando sin gas por efectos geológicos que también alcanzan al Norte argentino y es la acuatización de los yacimientos. Sí, los pozos contienen agua. Los petroleros ambicionan un paquete de obras que incluye dar vuelta el gasoducto Norte que trae gas de Bolivia para exportar por ahí gas a Brasil.
- ¿Qué hace falta?, se les preguntó
- Convencer a los accionistas. Es difícil si después no pueden sacar los dólares. Tampoco entienden que haya un precio local y otro internacional. Y hay algo más. Se prometió libre disponibilidad de divisas para la producción asociada a la exportación incremental. La resolución 277 está pero no la reglamentaron. No pueden seguir procrastinando.
Hay, sin embargo, quienes ponen fichas a una planta de gas natural licuado. Se requieren US$ 5 mil millones. Argentina no se decide. Qatar, Australia y EE.UU. las están construyendo para una Europa que dejó de confiar en el gas ruso.
A todo esto, el año pasado el sistema de transporte de petróleo desde la cuenca neuquina se saturó. Oldeval, la compañía que reúne a todas las productoras (YPF, Tecpetrol, Exxon, PAE, entre otras) desarrolló el proyecto Vivaldi y lo llevó a 45 millones de metros cúbicos diarios. Con una inversión de US$ 700 millones alcanzaría 90 millones de metros cúbicos para exportar. Pero la concesión vence en 2028 y si no la extienden queda en la nada.
Javier Madanes Quintanilla, presidente de Aluar y FATE, se pregunta si una sociedad con una demanda turística que no se condice con el país y que ya absorbió US$ 5 mil millones en una Argentina con 20 millones de planes, está preparada para enfrentar el origen de los problemas. “La salida de la pandemia puso al mundo en un estado de exaltación con índices de inflación anormales. Pero los otros países tienen moneda, crédito, reservas. Nosotros estamos sin hilo en el carretel”.
Algo de eso sufre en su planta de neumáticos en San Fernando, que desde hace tres meses trabaja al 50% por un conflicto gremial.
Eso sí, Massa está convencido de que logrará fondos internacionales. Y alguna flexibilización con el FMI con el guiño del Tesoro de EE.UU. En Washington, Jorge Argüello trabaja contra reloj para destrabar los préstamos del BID de desembolso inmediato que suman US$ 800 millones.
Pero el súper ministro y su sostén Manzano tienen sus propios lobistas. Manzano, con aceitadas vinculaciones con Bill Clinton y un hijo de Trump, estaría “allanando el camino”. En el medio aparecen personajes como Juan Verde, vinculado a Obama y Freddy Balsera, de nexos con Biden.
Cerca del súper ministro sintetizan con el título del libro de Pablo Gerchunoff, “La moneda está en el aire”. Y en la Casa Rosada un funcionario de peso recordó estos días el final de Matar a un ruiseñor, de Harper Lee: “Uno es valiente cuando sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta”.
¿Será ese el destino que le espera a Massa?
* Periodista. Editora en Clarín